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Radiografía de los candidatos al Balón de Oro

Diego Latorre analiza a Messi, Cristiano y Neuer, uno de los cuales se alzará con el trofeo individual más importante del mundo del fútbol

Cristiano ofrece al Bernabéu el trofeo ganado el pasado año.
Cristiano ofrece al Bernabéu el trofeo ganado el pasado año.JUAN MEDINA (REUTERS)

El altruismo de Cristiano Ronaldo

Aprendió a trascender el mero hecho del gol y afinó su sentido del pase

Cristiano interpretó mejor situaciones del juego que él antes no sabía interpretar. Si contemplamos el año natural con perspectiva observamos que tuvo más relevancia en el desarrollo de las jugadas, trascendió al mero hecho del gol. Afinó su sentido del pase. Fue más altruista. Miró más al área por si llegaba un compañero mejor posicionado, alcanzó la línea de fondo y tiró muchos centros hacia atrás. En general, levantó más la cabeza. Yo nunca le vi dar más pases, ni más pases de gol. Jugando como segundo punta pudo adaptarse a un nuevo rol más alejado del vedetismo. Su punto más oscuro coincidió con la lesión que le impidió competir a su mejor nivel en abril, mayo y junio, coincidiendo con los partidos decisivos de la Champions y con el Mundial. Pero su temporada fue admirable.

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La devoción por el protagonismo estimula a grandes campeones. Esta energía se traslada a la cancha. No es un defecto. Esto lleva a Cristiano a ser lo que es. Pero este año ha sido más completo porque le ha podido brindar más cosas a sus compañeros sin obsesionarse tanto con el gol. Dentro de ese repertorio gigantesco, su salto, su manejo con ambas piernas, su golpeo a balón parado, añadió generosidad. Le vimos más atento al compañero que llegaba por detrás, o al que iba al segundo palo. Este cambio multiplicó su efecto amenazador sobre los rivales porque durante años los adversarios se prepararon para que él fuera el principio y el final de las jugadas. Los rivales no defendían a los futbolistas que le acompañaban. Ahora esos compañeros se han convertido con más frecuencia en receptores de Cristiano, y así las jugadas de ataque del Madrid se han vuelto más impredecibles.

La evolución es evidente. Cabe preguntarse si obedece al entrenador, Carlo Ancelotti, o a la propia dinámica del juego y del transcurso del tiempo. La posición del técnico no es fácil. Para ser entrenador de Cristiano y aportarle algo hace falta ser muy sabio. ¿Cómo se corrige a Cristiano? El mejor maestro es el juego. Ese aprendizaje es a veces muy inconsciente. Decimos: 'Lo aprendí pero no sé ni dónde ni cómo ni por qué'. Hay entrenadores que consiguen que los jugadores aprendan por sí mismos, induciéndoles a descubrir ventajas. Otro factor puede ser la presencia de Bale. A pesar de convivir con Bale, que es otro jugador al que le cuesta levantar la cabeza en la zona de la verdad, el Madrid ha mejorado su juego. Y no sé si esto ha tenido que ver con el cambio de Cristiano. No sé si el equipo podía permitirse tener a dos jugadores tan anárquicos arriba. A lo mejor Cristiano tuvo que mejorar para sobrevivir y transformar el rendimiento en victorias. Puede que en el altruismo de Cristiano haya una porción de Bale.

Messi, en el partido contra el Atlético de Madrid.
Messi, en el partido contra el Atlético de Madrid.Alex Caparros (Getty)

Messi frente al espejo

Le ha faltado el espíritu de colaboración de otros años

Si ponemos a Messi frente al espejo y lo comparamos con el reflejo de su propia trayectoria, lo que vimos en este último año no coincide con su mejor versión. Tuvo rachas de buenos partidos pero le faltó la dedicación y la participación en el juego de otras épocas. El juego sin balón es revelador. No ha estado tan comprometido en la recuperación de la pelota. Le ha faltado aquel espíritu de colaboración que mostró en otras ocasiones, cuando el equipo necesitaba reducir los espacios. También es cierto que él va al compás de sus compañeros y el Barcelona sufrió un deterioro. Este retroceso gradual influye en todos los jugadores. Messi ha sido víctima del contexto.

Los pequeños detalles han hecho de Messi un futbolista incomparable. Esos detalles son los que no se han visto tanto en la parte crucial de la temporada pasada, incluyendo el Mundial de Brasil. Echamos de menos esa reacción posterior a la jugada frustrada, esa bronca que le daba perder la pelota, esa continuidad en la provocación de jugadas de gol, esa insistencia en provocar ciertas situaciones del juego por la vía individual, o bien mediante el desmarque, dando opciones de pase a los compañeros y recibiendo al espacio.

Si antes hacía diez jugadas de gol por partido, ahora hace siete o cinco. Messi es una muestra de la producción desigual de su equipo. El Barcelona de Martino y Luis Enrique juega con más solistas, se deja llevar más por el instinto y domina menos los partidos con esos conceptos que formaban parte de su cultura futbolística particular. Estas características, unidas a la presencia de Neymar y Suárez, le dan menos ventajas a Messi para recibir la pelota.

Neuer, en un entrenamiento el pasado sábado.
Neuer, en un entrenamiento el pasado sábado.SVEN HOPPE (EFE)

Neuer, jugador de campo

Es el líbero que achica y abre espacios tras los centrales

Reconocemos a Manuel Neuer por ser un portero que participa en el funcionamiento del equipo. No es solo un jugador de área. Es un jugador de campo. Un jugador extra. Para defender y para sacar la pelota. Es el líbero que achica y abre espacios detrás de los centrales. Participa del primer pase porque es una referencia para salir jugando y tiene todas las virtudes de los mejores guardametas. Es alto, fuerte y ágil bajo palos.

A los 28 años, completó una temporada sensacional con el Bayern de Múnich y con la selección de Alemania, con quienes conquistó la Bundesliga y el Mundial de Brasil 2014. Su única mancha fue el 0-4 de la vuelta de las semifinales de la Champions contra el Real Madrid. Ese día falló su juego aéreo.

Por lo demás, Neuer tuvo verdadera relevancia en sus dos equipos, en donde ha permitido a sus defensas ir a presionar y achicar arriba con más determinación porque cuando él juega los zagueros viven con la tranquilidad de saber que tienen las espaldas bien guardadas.

Hay motivos para confiarle a Neuer una defensa adelantada, primero porque demuestra un extraordinario sentido del timing en las salidas. Cuando sale lo hace con presencia y autoridad aprovechando la exuberancia de su físico (mide 1,93 metros y pesa 92 kilos). Segundo, porque su atención es total. Mentalmente parece inmutable. Está siempre enfocado en el partido. Permanece muy activo cuando la pelota está lejos. Sus compañeros, tanto en el Bayern como en la selección, agradecen que juegue no solo como portero sino como otro jugador de campo, uno de ellos.

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