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Nadal se levanta en el fango

El balear gana a Mónaco en una pista anegada y alza su primer título desde Roland Garros 2014

Juan José Mateo
Nadal, durante el partido con Mónaco
Nadal, durante el partido con MónacoVictor R. Caivano (AP)

No importó la lluvia que obligó a retrasar el inicio del encuentro, y que luego lo interrumpió. Dio igual que la tierra se enfangara y que durante un rato la cancha se convirtiera en un lodazal. Rafael Nadal ganó 6-4 y 6-1 a Juan Mónaco y celebró su primer título desde el conquistado en Roland Garros 2014, el 65º de su palmarés y el 46º sobre arcilla, con lo que igualó el récord de Guillermo Vilas. Fue un pequeño paso en su recuperación competitiva tras penar siete meses de lesiones (muñeca, espalda) y dolor (apendicitis) en 2014, pero tuvo efectos inmediatos en la clasificación: permitió que el campeón de 14 grandes recupere el número tres.

Monaco, en su partido con Nadal.
Monaco, en su partido con Nadal.MARCOS BRINDICCI (REUTERS)

"Cuando las cosas no salen bien durante un tiempo, todo es difícil, parece que no llega, pero si uno le pone ilusión y trabajo, la recompensa viene", dijo. "El inicio del año ha sido complicado, pero poquito a poco voy encontrando las sensaciones. Me ha hecho mucha ilusión ganar aquí”, añadió el ganador, que en la segunda quincena de marzo afrontará el Masters 1.000 de Indian Wells, sobre cemento. “Objetivo cumplido. Me llevo una sensación y un recuerdo inolvidable”.

Si hay un termómetro del juego de Nadal, un elemento que mida su confianza y examine la agresividad de su propuesta, ese es su drive paralelo. Tras un comienzo dubitativo, marcado por las difíciles circunstancias de juego, que imposibilitaban los desplazamientos, el favorito encontró en ese tiro el mejor aliado. Nadal no es todavía Nadal, porque eso exige a un hombre parecerse a un gigante, pero está dando pasos en la buena dirección. La pelota todavía no le corre lo que solía, y las piernas aún no le ayudan tanto como antes, pero cada encuentro de la semana le vio mejorado, y cada duelo de los dos últimos torneos, con la excepción del que perdió frente a Fognini en Rio, fue un avance. Mónaco no le apretó lo suficiente como para descubrir si los brillos se sujetaban sobre bases sólidas. Capituló ya en la caseta, derrotado por la leyenda.

Antes, David Ferrer completó un inicio de curso de ensueño: el español venció 6-3 y 7-5 a Nishikori en la final de Acapulco, con lo que ha ganado tres títulos en los cuatro torneos que ha disputado en 2015, derrotando en el camino a dos top-10 como el japonés y Berdych. Desde 1985, cuando lo consiguió Lendl, ningún tenista había celebrado Copas en arcilla y cemento en semanas consecutivas. A los 32 años, ese es el mejor reflejo de la ilusión de Ferru. A los 28, nada fotografía mejor la de Nadal que su éxito argentino: lo celebró igual que si fuera el primer título.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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