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Un Sevilla intratable apea al Villarreal

Los de Emery manejan de forma estupenda los tiempos para defender su ventaja de 1-3 en la ida y doblega a los de Marcelino, de buen toque pero sin pegada para meterse en cuartos

Rafael Pineda
Asenjo intenta despejar de puños ante la oposición de Iborra.
Asenjo intenta despejar de puños ante la oposición de Iborra.D. Doyle (Getty)

El Sevilla manejó magistralmente los tiempos para colarse en los cuartos de final de su competición preferida, de la que es el campeón. Amparado en el fabuloso 1-3 de la ida, los andaluces defendieron con mucho orden y no sufrieron apenas ante el buen juego del Villarreal, un estupendo equipo al que le falta todavía curtirse en estas batallas. Los de Marcelino llevaron siempre la iniciativa, pero se acabaron rindiendo ante el tremendo ardor competitivo del Sevilla, espectacular en defensa y letal al contragolpe. Un equipo forjado por Emery que aspira a todo en su torneo más querido. La batalla fue magnífica, en el fondo siempre manejada por los andaluces. Con un oficio y un sentido táctico casi perfectos, sin filigranas. Un grupo serio y muy competitivo.

Los de Marcelino llevaron la iniciativa, pero se rindieron ante el ardor de los locales

No debe ser fácil encarar un partido con una desventaja de 1-3. Ni para el que defiende la ventaja ni para el que ansía la épica remontada. Acostumbrados a cánones más ortodoxos en el momento decisivo de resolver una eliminatoria, Emery repitió el esquema que tan bien se le dio en la ida, con Carriço en el centro del campo por el sancionado Krychowiak. Marcelino, más suelto, quizás con menos presión, fue valiente para formar con cuatro jugadores claramente adelantados, Jonathan Dos Santos, Campbell, Vietto y Uche. Cuatro mosqueteros ideales para un campo rápido por la lluvia, que se presentó sin avisar en Nervión.

La entrada de Bacca dinamizó el contragolpe de los hispalenses

El atrevimiento del Villarreal fue loable. Se expresó a los tres minutos con un buen disparo de Trigueros. También, con la personalidad de decirle al Sevilla que ahí estaba un equipo con ganas de forjar un milagro. El Sevilla tenía, lógicamente, otro plan. Esperar al Villarreal pertrechado en su superioridad física y cazarlo al contragolpe. Bien tras prolongaciones del gigante Iborra o con las veloces internadas de Aleix Vidal. En una de ellas, Iborra estuvo a punto de marcar. El planteamiento de Marcelino cobijaba un pequeño inconveniente. Se trataba de analizar cómo iban a defender sus cuatro hombres más adelantados. Superados los apuros iniciales, el Sevilla fue creciendo. Tuvo el acierto de robar y salir con rapidez gracias al trabajo de Mbia y Carriço. Campbell y Jonathan no defendían y le empezó a llover mucho a Pina, solo ante tanto rival, incómodo ante las veloces transiciones andaluzas.

Sevilla, 2-Villarreal, 1

Sevilla: Rico; Diogo Figueiras, Pareja, Kolo, Tremoulinas; Mbia, Carriço; Aleix Vidal (Reyes, m. 74), Iborra (Denis Suárez, m. 79), Vitolo; Gameiro (Bacca, m. 6). No utilizados: Barbosa, Coke, Fernando Navarro, Iago Aspas.

Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Bailly, Rukavina; Jonathan Dos Santos, Tomás Pina, Trigueros, Campbell (Gerard, m. 69); Uche (Giovani, m. 45), Vietto (Dorado, m. 64). No utilizados: Juan Carlos, Marcos, Jokic, Moi Gómez.

Goles: 1-0. M. 68. Iborra. 1-1. M. 72. Giovani. 2-1. M. 82. Denis Suárez.

Árbitro: Martin Atkinson (RU). Amonestó a Vietto, Pina, Mussacchio, Mario y expulsó por doble amarilla a Bailly del Villarreal.

Estadio Sánchez Pizjuán, 28.881 personas.

El paso de los minutos propició un paso adelante del Villarreal, decidido a atacar con todo, con sus laterales casi como extremos. El Sevilla siempre se defendió con orden, cerrando espacios, sujetando a Vietto y corriendo mucho tras el balón. Quizás cometió el defecto de meterse demasiado atrás, aunque empezó a gozar de contragolpes claros. El Villarreal no tenía más remedio que jugársela y se fió al monumental trabajo de Bailly en defensa. Le faltó al cuadro de Marcelino más agresividad en el campo del Sevilla, aunque no es fácil meterle mano al equipo de Emery cuando espera con el cuchillo entre los dientes, bien protegido y replegado. La falta de pegada del Villarreal lo condenaba a mandar, a mostrar un buen juego que casi nunca acababa en algo potable. El Sevilla, fiero atrás, de pierna dura, añoraba más juego. Un equilibrio difícil de encontrar con Banega lesionado y Reyes en el banquillo. Lo suyo es la carrera y el balón al espacio.

El cero a cero al descanso abocaba al Villarreal a una proeza. Marcar tres goles y que el Sevilla no hiciera ninguno en 45 minutos. Los plazos se estrechaban y, también, las fuerzas.

Marcelino dio entrada a Gio para buscar más desborde. Ni él ni sus compañeros encontraron la fórmula, desesperados ante la buena colocación de los andaluces.

Entonces apareció la mano de Emery. La entrada de Bacca dinamizó al Sevilla, que marcó en un fantástico contragolpe culminado por Iborra. Con espacios, todo es más sencillo. Quedaban 20 minutos y el Villarreal siguió tocando y tocando. Encontró el gol en una buena falta de Gio, pero se desesperó con la expulsión de Bailly. Demasiadas piedras en el camino. El Sevilla sigue adelante.

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