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Vettel también gana con Ferrari

Magistral victoria del alemán, que se impone a los dos Mercedes en una carrera en la que Sainz remonta hasta 8ª posición y Alonso abandona en su regreso tras el accidente

Oriol Puigdemont
Vettel festeja su triunfo en Malasia.
Vettel festeja su triunfo en Malasia.DIEGO AZUBEL (EFE)

El Gran Premio de Malasia debería ir dedicado a todos aquellos que en su día se hartaron de poner pegas a los cuatro títulos y las 38 victorias que Sebastian Vettel logró subido a un Red Bull. Es evidente que la fórmula 1 actual no le ofrece a nadie la opción de consagrarse si no dispone de un coche que le permita pelear por ello, pero eso no debería confundir al personal porque es imposible acumular un palmarés semejante al del alemán sin disponer de un talento extraordinario. Probablemente, los más escépticos a la hora de valorarle cambiarán de opinión después de ver la carrera que se disputó ayer en Sepang, una de las más abiertas de los últimos tiempos, dominados a placer por Mercedes.

Vettel también gana al volante de un Ferrari, y después de subirse al podio en su primera cita vestido de rojo dio la machada en la segunda con una interpretación absolutamente magistral a partir de un plan fabulosamente ejecutado. El tetracampeón se impuso a los dos Mercedes —segundo fue Hamilton y tercero Rosberg—, mientras que Carlos Sainz cruzó la meta el octavo tras salir desde las catacumbas de la parrilla (arrancó el 15º). Fernando Alonso, de vuelta tras el accidente que le ha tenido parado un mes, se vio obligado a abandonar por una avería en su McLaren.

La llegada de Vettel a Maranello el pasado invierno en sustitución del asturiano atrajo toda la atención pero no fue más que la punta del iceberg de la revolución que finalmente sí se llevó a cabo en La Scuderia. Con él desembarcó un grupo de más de 30 personas entre ejecutivos, ingenieros y técnicos, que fueron distribuyéndose piramidalmente. Aunque el proceso de diseño del monoplaza de este curso se puso en marcha a mitad de la pasada temporada, el SF15-T es el primer prototipo creado bajo la batuta de James Allison, que se incorporó al equipo italiano a finales de 2013 y que recientemente fue promocionado al puesto de director técnico. Con él también firmaron dos españoles: Toni Cuquerella, encargado de poner orden entre los ingenieros, e Iñaki Rueda, que no podía debutar mejor como jefe de estrategia. Entre ellos dos, Rueda en la fábrica y Cuque en el muro, elaboraron la hoja de ruta que le permitió a Vettel descorchar el champán más de un año después (la última vez que lo hizo fue el 2013, en Brasil).

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Las tablas de tiempos no mienten y dan fe del acierto de Allison, que parece haber dado con la tecla y que ha contado con una partida complementaria de unos 100 millones de euros, según publicó La Gazzetta dello Sport. Solo el paso de los meses permitirá saber si Ferrari ha vuelto definitivamente y está en condiciones de plantarle batalla a Mercedes como ocurrió en el circuito malayo bajo un sol que caía de punta (61 grados en el asfalto al comenzar) que dejó a los participantes absolutamente destrozados.

El triunfo de Vettel tomó cuerpo pronto, en la tercera vuelta y coincidiendo con la aparición del coche de seguridad. La mayoría del pelotón aprovechó para enfilar los talleres pero él, que circulaba el segundo persiguiendo a Hamilton, se quedó fuera y con el terreno despejado. A partir de entonces los planteamientos del uno y del otro se fueron trenzando hasta que la estructura alemana metió la pata.

Los mecánicos empujan el coche averiado de Alonso.
Los mecánicos empujan el coche averiado de Alonso.Vincent Thian (AP)

Fue en el 39º giro, la tercera parada del británico, y los mecánicos del constructor de Stuttgart le colocaron al coche el compuesto más duro. “Creo que nos hemos equivocado de neumático”, se quejó Hamilton por la radio. “El ritmo de Nico [Rosberg] con las duras es bueno”, le respondieron desde el muro. En parte tenían razón y su vecino iba rápido, pero lo fue un segundo más cuando poco después pudo calzar las blandas. Ferrari llevaba demasiado tiempo sin tirar confeti (desde el Gran Premio de España de 2013) como para desaprovechar un regalo como ese y su flamante fichaje se lanzó con todo y a por todas.

“La bienvenida que me ha dado el equipo ha sido fantástica. Tenemos un gran coche y esto lo recordaré siempre”, dijo Vettel desde el cajón. “El día que se abrieron las puertas de Maranello fue realmente un sueño hecho realidad. La última vez que había estado allí era un niño de nueve años que fue a ver rodar a Michael [Schumacher]”, añadió el tetracampeón. Si hay pilotos que parecen vivir en una dimensión distinta a la del resto de los mortales Baby Schumi representa a la otra clase, a aquel tipo de gente que no olvida sus orígenes y que es consciente de la suerte que tiene por más que se la haya ganado a pulso.

Sainz: "La mejor carrera de mi vida"

Carlos Sainz lo hace todo bien, hasta cuando mete la pata. El sábado cometió un error en la segunda criba de la sesión cronometrada (Q2) al irse demasiado largo en una curva, un fallo que le condenó al 15º lugar de la parrilla. A diferencia de lo que hacen muchos de sus compañeros de asfalto, el madrileño no tuvo ningún reparo en reconocer su responsabilidad: “Una pifia de novato como las que ya dije que iba a cometer. Y vendrán más”.

Dos semanas antes, un problema en el momento de la parada con varias de las pistolas neumáticas le dejó clavado 35 segundos de más delante de su taller. Terminó el noveno cuando podía haberlo hecho el séptimo, pero él se limitó a restarle importancia al asunto antes de subir a un avión que le llevó a Phuket (Tailandia), donde se pasó varios días entrenándose con Sam Village, su preparador, en un centro de alto rendimiento: “Yo también fallaré”.

En Sepang, el chaval de 20 años hizo honor a su apellido y se sacó de la chistera una carrera para enmarcar en la que se zampó a seis rivales hasta cruzar la meta octavo, justo detrás de su compañero (que arrancó el cuarto). “Esta ha sido probablemente la mejor carrera que he hecho en mi vida”, dijo nada más bajarse de su Toro Rosso.

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