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Cristiano desafía a la directiva

La estrella madridista reivindica a Ancelotti, respaldado por unanimidad por los jugadores mientras se prepara su destitución

Diego Torres
Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol.
Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol.Uly Martin

El arquetipo del llamado odiador, hater en la jerga de las redes sociales, es el adolescente que vive enroscado en un sofá pergeñando sentencias condenatorias de un mundo lejano que cree conocer íntimamente. Su vinculación con el fútbol está básicamente ligada a su relación con los juegos electrónicos de animación, especialmente a la Play Station. El código emocional de la paly es el único código que domina como experto y la afición que expresa por un club, o un jugador, tiene carácter igualmente virtual. La hinchada del Madrid se ha impregnado de individuos con esta sensibilidad. Extremadamente permeables a la telerrealidad, que consumen entreverada de propaganda, exigen mecánicamente resultados mecánicos a futbolistas en los que presumen un carácter igualmente programado. Odian a Casillas porque parece triste y porque sus apóstoles catódicos lo han señalado así. Se sienten decepcionados por el mundo real y expresan su frustración con el espíritu lúdico del silbido. El fenómeno es endémico. Solo ocurre en Chamartín. Nunca en la historia del fútbol, en ningún país, en ningún club, el capitán de la primera selección campeona del mundo fue objeto del desprecio irracional de la multitud a la que hizo feliz.

En el extremo opuesto de la línea de popularidad expresada según la escala del ciberaficionado se encuentra Cristiano Ronaldo. El portugués metió 48 goles, conquistó el Pichichi, se hizo una foto con Carlo Ancelotti, y la publicó en Twitter con un mensaje que, en los tiempos bizarros que vive el Madrid, resultó subversivo: “Gran entrenador y maravillosa persona. Espero que trabajemos juntos la próxima temporada”.

El partido contra el Getafe, el último de la temporada en Chamartín, no sirvió para casi nada más que para reivindicar el trabajo de un entrenador inexplicablemente subestimado por la directiva del Madrid. Los pocos jugadores a los que el club permitió hablar en público así lo hicieron. Y lo hizo la hinchada, notablemente volcada a favor del entrenador. Unos aplaudieron, otros, los apostados en la grada sur, entonaron la canción laudatoria con letra adaptada a la melodía de Los Picapiedras. “¡Car-lo-An-ce-lo-tti! ¡La-la-la-la-la-la-la-la-la-la…!”.

Madrid, 7-Getafe, 3

Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Carvajal, m. 45), Nacho, Pepe (Varane, m. 39), Marcelo; Illarramendi, Kroos, James; Bale, Chicharito y Cristiano (Odegaard, m. 57). No utilizados: K. Navas, Pacheco, Isco, Lucas Silva y Jesé.

Getafe: Codina; Vigaray, Alexis, Naldo, Escudero; Lacen, Juan Rodríguez (Álex Felip, m. 71); Pedro León (Ivi, m. 83), Sarabia, D. Castro (Babá, m. 78) e Hinestroza. No utilizados: Jona, Velázquez, Astray y P. Milla.

Goles: 1-0. M. 12. Cristiano. 1-1. M. 22. Escudero. 1-2. M. 25. D. Castro 2-2. M. 31. Cristiano. 3-2. M. 33. Cristiano. 3-3. M. 43. Lacen. 4-3. M. 46. Chicharito. 5-3. M. 50. James. 6-3. M. 70. Jesé. 7-3. M. 89. Marcelo.

Incidencias: Unos 75.000 espectadores en el Santiago Bernabéu.

La plantilla ya miraba con desconfianza los movimientos de la directiva cuando el presidente, Florentino Pérez, se propuso examinar seriamente la posibilidad de destituir al entrenador, hace un mes. Las listas de defectos de Ancelotti no han dejado de filtrarse desde los despachos del Bernabéu a partir de la eliminación de la Champions. Los jugadores entienden que las acusaciones contra el técnico son injustas. Cristiano lo manifestó del modo que creyó que repercutiría más: en las redes sociales. No pudo hacerlo de otro modo pero representó el sentir general de un grupo de futbolistas que ha desarrollado una complicidad especial con el técnico.

Florentino Pérez bajó a saludar al equipo al vestuario, en donde Ancelotti se despidió de los muchachos. El técnico esperaba que el presidente le confesase que no contaría con él la próxima temporada. No sucedió. El director general corporativo, José Ángel Sánchez le dijo que hablarían “el lunes” y le invitó a que se fuera de vacaciones. Lo que le tenían que decir se lo podían decir por teléfono, le explicó. Hubo jugadores que no pudieron contener las lágrimas. Ninguno de los técnicos que ha tenido el Madrid en la última década había inspirado tanta adhesión en sus subordinados.

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El Madrid, que controla las comparecencias públicas de los jugadores al milímetro, solo permitió que hablaran James, Illarramendi y Nacho. El colombiano se pronunció a pie de campo: “Sería un golpe muy duro si Ancelotti se va. Espero que el club no lo despida”. Nacho opinó en el mismo sentido: “Es un entrenador que ha dado muchísimo a este equipo y al madridismo. Un gran profesional y una excelente persona. Espero que siga con nosotros”.

El partido contra el Getafe se jugó bajo el peso de un clima plebiscitario con el punto melancólico de las despedidas. Entre anuncios de la petrolera Ipic, con sede en Abu Dabi, financiación del BBVA, energía de Iberdrola y bebidas refrescantes, las pantallas gigantes del Bernabéu presentaron la nueva aplicación de Windows para que los consumidores disfruten de las sobrecogedoras imágenes del viaje del Madrid a Lisboa a jugar la final de la Champions donde ganó la Décima, hace exactamente un año. Las secuencias estuvieron salpicadas de héroes felices: Ancelotti, Alonso, Di María, o Casillas, desfilaban entre las sombras de una jornada histórica. Tan histórica que parece que ha pasado una década. Los artífices de la Décima, o están fuera del club, o parecen cuestionados.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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