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“Buscaría una forma para jugar los descensos mediante un play-off”

El técnico madrileño del Deportivo explica las claves de la salvación del conjunto gallego en Primera División

Víctor Sánchez del Amo.
Víctor Sánchez del Amo. Cabalar (EFE)

 El físico no delata que Víctor Sánchez del Amo (Madrid, 1976) haya colgado las botas hace siete años. Dicen algunos de los futbolistas que ha dirigido durante el último mes y medio en el Deportivo que todavía guarda en su diestra la clase con la que ayudó a que el equipo coruñés viviera sus mejores años. Le retiraron las lesiones, pero ahora lo que le molestan son las cervicales. “De estar encogido en el ordenador viendo fútbol”, aclara. Siempre mesurado apenas se concedió unas horas para festejar que su debut como primer entrenador haya culminado con un éxito por muchos inesperado. El Deportivo sigue en Primera División tras empatar en el feudo del Barcelona y tras la tensión y el frenesí de la última jornada su técnico se para a diseccionar los aspectos emocionales y metodológicos del fútbol. Se siente cómodo en ese tipo de digresiones.

Pregunta. Antes del partido del Camp Nou dijo que quería disfrutar del partido. Y sonó extraño.

Respuesta. Había dos opciones: ver esa cita como una amenaza y que así te atenazasen los miedos o como una oportunidad para conseguir algo memorable y que aquello que se percibe como algo malo no llegue a sucederte. No se trataba de ilusionar porque sí, sino de explicar como nos motivaba ese reto.

 P. ¿Le duele que se diga que el Barcelona les regaló la permanencia?

R. Es una etiqueta consecuencia de un sistema de competición en el que todos los años se cruzan al final equipos que no se juegan nada contra otros que buscan sus objetivos. Como jugador del Madrid me sucedió en un partido en Vigo al que llegamos como campeones y el Celta se jugaba el descenso. Perdimos 4-0. Y se seguirá repitiendo porque es una ventana que se abre en los finales de liga.

P. ¿Entiende entonces las quejas del Eibar?

R. ¿Y qué convocatoria de jugadores lleva el Córdoba a jugar contra ellos? Nosotros no nos quejamos de eso ni de que en anteriores partidos pasara lo que todos pensábamos que era previsible como el empate entre Getafe y Eibar. En las últimas jornadas se saca la calculadora y eso va en detrimento del espectáculo. Yo buscaría una fórmula en que se jugasen los descensos mediante un play-off. Eso sí que serían auténticas finales.

P. Así no se premiaría la regularidad.

Trabajar como analista me ofreció otra visión del fútbol.

R. Pero se puede hallar una fórmula para hacerlo, otorgar ciertas ventajas… Podría seguir pasando lo mismo, solo que siempre quedaría esa eliminatoria para los posibles perjudicados. Lo que creo es que hay que darle vueltas para solucionar aquellas cosas que son conflictivas y estas suspicacias se repiten todos los años porque la motivación y la intensidad no puede ser la misma en un equipo que se juega algo que en otro que ya tiene la temporada resuelta.

P. Dice que le gusta pensar mucho las cosas antes de contestar. ¿Gestionar la comunicación es un asunto importante para un entrenador?

R. Es una asignatura importantísima. Y saber también que hay información que no se puede compartir de manera pública porque das ventaja competitiva al rival. A veces me da rabia no hacerlo, pero es así.

P. ¿Qué le aportó trabajar con medios de comunicación?

R. Me ofreció otra visión del fútbol. No trabajé como periodista sino como analista, pero estaba dentro de la cocina, conocí las redacciones. Y me gusta aprender de todo. Para el desarrollo de mi trabajo resultó muy interesante.

P. ¿El trabajo de entrenador se enfoca ahora de manera diferente a como lo conoció cuando era futbolista?

R. Por supuesto. El desarrollo tecnológico ha tenido una influencia tremenda, con herramientas que no existían hace diez años. Y los futbolistas tienen matices de comportamiento diferentes. Además vamos llegando entrenadores jóvenes con una evolución que va introduciendo cambios. Yo pertenezco a la última generación que de niños jugábamos con el balón en la calle. Eso ya no existe más y te ayudaba a mejorar en algo importantísimo en el fútbol que es la toma de decisiones. Elegías los equipos y el balón o a que hora acababa el partido… Todo eso se pierde y son rasgos que inciden en como son los jugadores. Por el contrario, gracias a ese progreso tecnológico ahora son mejores atletas porque hay un desarrollo del trabajo físico a partir de la ciencia.

P. Analizan, estudian y controlan, ¿pero no cree que el fútbol siempre tendrá un componente imprevisible?

No podemos dejar de abrir la puerta a la improvisación de los jugadores. Se la pedimos.

R. Y que no se pierda. Por lo menos en mi grupo de trabajo, a pesar de que consideramos importante la labor de análisis y de preparación táctica, no podemos dejar de abrir la puerta a la improvisación de los jugadores. Se la pedimos. Entendemos que es importante que se perciba creatividad sobre el campo y tratamos es de marcar una pautas de organización sin encorsetamientos. Los jugadores que llegan a profesionales tienen todos una gran capacidad creativa, pero hay peligro de que cada vez sea menor. Mi consejo para quienes entrenan en la base es que no se copie tanto la metodología del fútbol profesional para adiestrar a los niños porque ahí si que se generan corsés. Se desestructura mucho el fútbol con ejercicios de posesiones, de espacios reducidos, de circuitos o de acciones aisladas y se reducen minutos de entrenamiento en lo más importante, que es el juego del fútbol.

P. Hay niños que se quejan porque en los entrenamientos no juegan partidos.

R. Y yo lo que hacía de pequeño era jugar sin parar. Está bien cultivar la técnica e introducir ideas tácticas, pero que no vaya en perjuicio de que el fútbol es un juego de espacios y regates. Son situaciones que en el fútbol profesional se entrenan ahora menos porque se considera que a la élite ya se llega con esas capacidades y se desestructura para optimizar el rendimiento, pero cuidado si eso lo aplicas también en la fase formativa.

 P. ¿Podría llegar el momento en el que lleguen a clubs profesionales futbolistas con talento, pero también con ciertos déficits?

 R. Sin duda. Ocurre como cualquier sistema educativo en el que no se potencien todas las facetas. Hay conceptos clásicos que no se pueden olvidar, pilares básicos.

P. ¿Se puede ganar un partido con la táctica?

Si acaso la única nostalgia que me permito es para meterme en algún rondo

R. Sí, porque significa orden y organización. Si no trabajas eso estás en desventaja. El rendimiento global siempre es más interesante que el individual. Y eso es la táctica.

P. ¿Cómo se convence a un futbolista?

R. Predicando con el ejemplo. El esfuerzo y la atención a mi modo de ver son innegociables y eso es algo que pedimos de partida porque propicia que el entrenamiento sea más eficiente. A base de ese trabajo y de insistir debes conseguir que el jugador compruebe que su esfuerzo le ayuda a sentirse más preparado para afrontar un partido.

P. ¿A los del Deportivo los convenció rápidamente?

R. Los datos que evaluamos nos hacen pensar que sí. Tuvimos el lunar de Elche, donde perdimos 4-0, pero casi todos los partidos que jugamos este final de temporada fueron contra equipos de la parte alta de la tabla y competimos porque creímos y quisimos.

P. En los entrenamientos se le ve en ocasiones manejarse con los futbolistas, tocar el balón. ¿Es nostalgia?

R. Si acaso la única nostalgia que me permito es para meterme en algún rondo, pero si entro en el trabajo es porque hay que completar los ejercicios como pasó el otro día que se lesionó Juanfran.

P. Y colocarse de interior derecho le iba que ni pintado.

R. Menos mal que decidía cuando acababan las jugadas y podía coger aire porque no es lo mismo jugar que hacerlo y hablar constantemente dando instrucciones.

P. ¿Sería importante para el equipo que siguiese Manuel Pablo de corto, aun a punto de cumplir 40 años? Para usted fue importante su aportación en este final de campaña.

Seremos un equipo que quiera la pelota, pero no quiero encasillarme. Sólo quiero competir

R. Lo decidirá él con el club. Yo he dado mi opinión.

P. Durante las últimas temporadas el Deportivo formó plantillas con gran número de jugadores cedidos. ¿Le inquieta que vuelvan a llegar muchas incorporaciones con ese perfil?

R. No vamos a mirar el tipo de contrato ni las procedencias sino tener gente implicada.

P. ¿Se valorarán perfiles personales a la hora de fichar? Moncho Fernández, entrenador del Obradoiro de baloncesto, dice que ellos solo fichan a buenas personas.

R. Es un criterio respetable y desde mi punto de vista es muy importante conocer los rasgos de personalidad de la gente en la que inviertes, pero el mayor criterio es el de competitividad e implicación y añado otro que me gusta: la polivalencia, porque te permite tener una plantilla corta y trabajar con el filial.

P. ¿Qué le dejaron los siete años como futbolista en el Deportivo?

R. Un sentimiento hacia un club y una afición a la que nunca podré devolver todo lo que me ha dado. Me viene a la cabeza algo que sucedió hace años en los minutos previos a un derbi en Atenas que coincidía con un partido importantísimo del Deportivo. Me pidieron un vídeo de ánimo para el equipo y allí estaba yo con el chandal del Olympiakos sobre el césped durante el calentamiento anterior al partido grabando un pequeño mensaje de aliento. No es que no me cueste nada, es que me sale solo.

P. ¿Mereció la pena vivir lo que disfrutó el Deportivo para endeudarse como lo hizo?

R. Antes le contesté a una pregunta con una filosofía que tenemos en el cuerpo técnico sobre como afrontar situaciones como la del último partido del Camp Nou y a esta pregunta le respondo igual: ante cualquier conflicto uno puede quedarse en el lamento o la queja, o bien buscar la solución para seguir adelante. Soy de los segundos. ¿Qué si mereció la pena? De nada nos sirve cuestionarlo. Lo ha marcado el destino y ya está.

P. El destino y una gestión.

De cara a la próxima temporada vuelve a ser el objetivo mínimo. Y tratar de dar pasos hacia delante.

R. Sí, pero ya pasó y quedarnos a discutir sobre ello no nos permitirá crecer. El Deportivo ha conseguido frenar una situación de mucho riesgo por su delicadísima situación económica y es el momento de que todos pongamos de nuestra parte. Para mí es un orgullo que el club me haya dado la oportunidad de trabajar en él en un momento tan importante como este en el que se relanza la entidad para llegar a conseguir una estabilidad y una estructura que le permita tener un rendimiento sostenible como el que se merece el deportivismo. Todo mi esfuerzo y el que le pido a la afición debe ir enfocado a eso. Es un camino en el que te puedes confundir, en el que hay que tomar decisiones y equivocarse, pero no pasa nada por ello sino que hay que aprender de los errores rápido, corregir y seguir adelante. Si te quedas parado en la discusión, el enfrentamiento y darle vueltas a las situaciones conflictivas te estancas y en mundo tan competitivo como el del fútbol le das mucha ventaja al rival.

P. ¿Cree que algo de eso sucedió este año en el Deportivo y su entorno?

R. Desde lo distancia me lo pareció. Lo veía y me chocaba.

P. ¿Es labor del entrenador ejercer de pegamento entre los diferentes estamentos del club?

R. Todo el que sienta el deportivismo tiene esa responsabilidad y es mi caso, pero además como director del equipo la asumo para lanzar un mensaje de unidad porque nos dará mayor capacidad para competir.

P. ¿Qué sintió cuando treinta radicales entraron al campo donde trabajaba el equipo?

R. Sentí que aquello no era unión. Se trata de algo difícil de entender en mi manera de afrontar la vida porque busco siempre soluciones razonables y lógicas y ni la amenaza ni la coacción lo son. Creo en el trabajo y el análisis ante problemas y no en el miedo o el susto.

P. ¿Era lógico exigir este año al equipo algo más que la permanencia?

R. No estoy en disposición de decir qué objetivo había que pedir el verano pasado, sí cuando llegué al club y ese no era otro que mantener la categoría. De cara a la próxima temporada vuelve a ser el objetivo mínimo. Y tratar de dar pasos hacia delante.

P. ¿Cuál es el fútbol de Víctor?

R. Algo se ha podido ver en este final de temporada, de todos modos vamos a cerrar una nueva plantilla y ver que nos permite. Los partidos son muy dinámicos y exigen adaptarte a sus diferentes situaciones. En Barcelona teníamos trabajado un sistema para replegarnos y que ellos tuviesen posesiones largas como les gusta y otro para activar si, como ocurrió, necesitábamos jugar en otra parte del campo. Seremos un equipo que quiera la pelota, pero no quiero encasillarme. Sólo quiero competir. Y los rivales te reclaman que hagas adaptaciones sobre una base que es darle importancia a tener el balón y defender bien. Necesitas las dos cosas, no sólo una.

P. ¿Cuándo decidió ser entrenador?

R. Tras acabar como jugador y afincarme en A Coruña.

P. ¿Le costó el paso de la retirada?

R. Fue un momento emotivo, de nostalgia por las vivencias y empezar un nuevo periodo de mi vida.

P. ¿Le gustaría ser un entrenador de largos proyectos?

R. Con mi vinculación sentimental a la ciudad y estando en el club que estoy sólo puedo darle una respuesta afirmativa porque además significaría que no dejaríamos de ir a más.

P. De todos modos en el fútbol español parece algo imposible una larga estabilidad en el banquillo.

R. Cuando regresé ahora al club quedaban ocho jornadas y mucha gente pensaba que era imposible salvarnos con el calendario que teníamos. Conseguimos llegar al final con opciones. A pesar de eso nos dijeron que era imposible lograrlo porque íbamos al Camp Nou. Y nos salvamos. Era imposible, pero al final no lo fue porque nos esforzamos para cambiarlo. Todo es posible, si quieres algo lucha por ello.

P. ¿Tiene la sensación de que se entrega más al trabajo un entrenador que un futbolista?

R. Es que las horas de dedicación de un entrenador son todas. Y las que le quieras echar son productivas. Es como un pozo sin fondo. Como jugador no necesitas tanto, sí esfuerzo en el entrenamiento y llevar una vida ordenada en cuanto a descansar y cuidarte, pero no es el mismo requerimiento si se mide en cuanto a tiempo, eso sin duda.

P. ¿Aguantará usted y su equipo el ritmo de dedicación al trabajo de este último mes y medio?

R. No bajará el mismo nivel de implicación, pero al empezar desde una pretemporada normal puedes diferir más los trabajos. Hasta ahora estábamos en una situación especial, los tres en un hotel sin tiempo para otra cosa que no fuera el análisis propio y la preparación de los partidos. Pero conseguimos el objetivo.

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