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Morata se queda sin premio

El delantero español, tres goles en los últimos tres partidos de Champions, hace soñar a la Juve durante diez minutos

Eleonora Giovio
Morata logra el 1-1
Morata logra el 1-1Michael Sohn (AP)

A Gianluigi Buffon le pidieron que describiera uno por uno todos sus compañeros antes de la final. “Es la sorpresa más grande. Si sigue trabajando así y se lo propone, irá para crack”, dijo de Álvaro Morata. En Berlín Morata dejó su firma, como lo hizo en Turín y en el Bernabéu hace tres semanas. Si existiera un premio de consolación, posiblemente se lo llevaría.

El joven delantero español de 22 años ha conquistado al núcleo duro de la plantilla (Buffon, Pirlo y Chiellini) en menos de un año. Por cómo ha trabajado, por cómo se ha esforzado y por sus goles. 15 esta temporada, tres seguidos en los últimos tres partidos de Champions. Marcó en Turín, en la ida de las semifinales contra el Madrid, marcó también en el Bernabéu una semana después cuando la Juve parecía condenada a sufrir una goleada. Su tanto, el del empate, dejó a los blancos fuera de la final. Era el minuto 57. En la final firmó de nuevo el gol del empate, en el 54. Y esta vez sí lo celebró. Vaya si lo celebró.

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Fue Luis Suárez el que se encargó de poner fin a las ilusiones de Morata y de la Juve. Le dio la vuelta al marcador diez minutos después cuando el equipo italiano parecía haber descolocado a la defensa del Barcelona y a los planes de Luis Enrique. Cuando parecía, por primera vez en todo el encuentro, que el equipo italiano quería ir a por el partido. Hasta entonces no se lo había creído demasiado. Se quedó sin premio Morata. Igual que Buffon que quería levantar el único trofeo que le falta en el mismo estadio en el que consiguió el Mundial en 2006.

A Pirlo lo tenía delante, como el 9 de julio de 2006. A Barzagli le tuvo delante en esta final y en el banquillo en 2006. Hasta apareció Alessandro Del Piero para recrear el ambiente –el ex de la Juve se paseó justo debajo del fondo bianconero-. Pero las cosas acabaron de forma diferente para Gianluigi Buffon. Se encargó de ello primero Rakitic y la caraja de la defensa bianconera a los tres minutos de partido y en la segunda parte Luis Suárez. Entró como una bala el delantero uruguayo.

El capitán de la Juve ya le había anulado dos veces. Hizo suspirar al banquillo del Barcelona y a la grada blaugrana del Olympiastadion cuando sacó una mano como se saca un conejo de una chistera para desviar un remate de Dani Alves que todos ya habían visto dentro. Cuando no llegaban las manos, como en un remate pagadito al palo de Luis Suárez, Buffon empujaba fuera el balón con la mirada. Como pidiendo clemencia. Salvó la portería de la Juve una vez más antes del descanso tras otro disparo del uruguayo. Se estiró de nuevo en el primer palo y sacó otra mano, esta vez la derecha, para desviar a córner otro remate, como no, de Suárez.

No era noche para repetir la hazaña de hace diez años. La Juve pierde su sexta final de ocho disputadas. En la última (2003) Buffon estaba bajo palos; Morata tenía 11 años. Después del partido, mientras el delantero español deambulaba cabizbajo por el césped, el portero fue a abrazar a todos sus compañeros uno a uno.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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