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Las tribulaciones de Mo Farah

La fama del mejor atleta europeo del momento se ensombrece por las denuncias contra su entrenador, Alberto Salazar

Carlos Arribas
Mo Farah, tras ganar los 5.000 metros en los Juegos de Londres.
Mo Farah, tras ganar los 5.000 metros en los Juegos de Londres.O. Morin (AFP)

Mo Farah es un atleta agobiado que hace una semana, en vez de correr el 1.500 en la reunión de Birmingham de la Diamond League, cogió un avión y regresó a Oregón, donde se entrena a las órdenes de Alberto Salazar. Es justamente la tormenta que la BBC desató alrededor del técnico de origen cubano la que ha atrapado entre sus turbulencias a Farah, que vive atribulado.

Según un programa de investigación de la televisión británica, Salazar, responsable del así llamado Nike Oregon Project, un grupo de entrenamiento de fondistas con magníficos atletas, prescribió testosterona y corticoides, productos dopantes, a algunos de ellos, como a Galen Rupp, un rubio que baja de 27 minutos en los 10.000, desde su más tierna edad atlética, 16 años. También recordaron el pasado de Salazar, gran maratoniano que agotó su cuerpo joven, y entrenador de figuras como Mary Decker, quien dio positivo. En ningún momento el programa insinuaba que Farah, campeón olímpico en Londres 2012 de 5.000 y 10.000, y triple campeón mundial, hubiera recurrido al dopaje, pero el atleta británico se sintió ofendidísimo. “Habéis arrastrado mi nombre por el barro”, les dijo a los periodistas en Birmingham, antes de volar a Portland para hablar con Salazar en la sede de Nike. “Habéis arruinado mi reputación. Me estáis matando”. Poco después, la agencia antidopaje británica informó de que había aconsejado a Farah romper con Salazar mientras no se aclararan las acusaciones y de que investigaría todos los análisis del atleta.

“Habéis arrastrado mi nombre por el barro”, reprochó el atleta a la prensa

Las dudas, sin embargo, no son nuevas. El dopaje ha acabado con la inocencia en el atletismo y cuando un atleta multiplica marcas extraordinarias, habitualmente la reacción no es de admiración sino de sospecha. A Farah, de 32 años, las grandes marcas no le faltan. El atleta londinense, de origen somalí, posee simultáneamente cinco récords de Europa en distancias tan diferentes como los 1.500 al aire libre (3m 28,81s), las dos millas (8m 7,85s) y los 5.000 (13m 10,60s) en pista cubierta, los 10.000 (26m 46,57s) y la media maratón (59m 32s): demasiadas marcas buenas como para no despertar inquietud. “Todo es fruto de mi trabajo, de los 200 kilómetros semanales que me entreno. Soy un atleta 100% limpio”, se defiende.

Detrás de esa limpieza proclamada, hay historias sorprendentes alrededor de Farah, algunas propiciadas por su ingenuidad. En julio pasado, tuiteó una foto en la que se le veía, sin camiseta, entrenando en una pista de atletismo. “En Font Romeu. Los entrenamientos para los Juegos de la Commonwealth van bien”, decía Farah. Pero la pista no era la de Font Romeu, sino la de Sabadell, donde había establecido su campamento de verano Jama Aden, entrenador somalí que prepara a varios mediofondistas de gran nivel, como la etíope Genzebe Dibaba, los sudaneses Abubaker Kaki e Ismail Ahmed Ismail o el yibutí Ayanleh Souleiman. También al argelino Taufik Makhlufi, polémico campeón olímpico de 1.500 en Londres, y a la francesa Laila Traby, medalla de bronce en los 10.000 de los Europeos de Zúrich en 2014. Unos meses más tarde, la policía registró su apartamento en Font Romeu, donde halló ampollas de EPO.

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“Sí, Mo Farah estuvo aquí, el verano pasado entrenando con el grupo de Aden. Fue muy amable y simpático, se hizo fotos con nosotros”, dice Josep Molins, histórico entrenador de Carmen Valero y presidente del club Joventut Atlètica de Sabadell. “Ya llevan varios años viniendo. Les cedemos la pista y les vemos entrenarse, unos entrenamientos increíbles”.

La relación de Farah con el controvertido Aden continuó en febrero pasado, en un campamento de entrenamiento en Sululta (Etiopía). La prensa británica hizo sonar las alarmas cuando se descubrió que uno de los jóvenes que ayudaba a Farah era Hamza Driuch, un marroquí a quien Aden había convertido en campeón mundial júnior de 1.500. Driuch, de 20 años, cumple desde diciembre una sanción de dos años por irregularidades en su pasaporte biológico. Tiene prohibido participar en campos de entrenamiento.

Nike, que patrocina a Salazar y a Farah, aún no ha reaccionado a las noticias comprometedoras, lo que no es extraño dada su experiencia y sus actuales problemas, más graves, con la investigación del FBI en la corrupción de la FIFA, Patrocinadora en su momento de los dos castigados por dopaje más famosos de Estados Unidos, Marion Jones y Lance Armstrong, Nike solo retiró su apoyo a ambos cuando sus sanciones y condenas fueron firmes.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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