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Messi se quedó a medias

La admiración que despierta el diez argentino en este campeonato es inaudita

Paulo Da Silva celebra junto a Lionel Messi.
Paulo Da Silva celebra junto a Lionel Messi.JUAN MABROMATA (AFP)

Antes de que los dos fallos de Samudio parecieran desequilibrar definitivamente el partido en la primera mitad, cuando Paraguay no había cometido todavía ningún error grave, Messi ya escuchaba "olé" cada vez que tocaba el balón. La admiración que despierta el diez argentino en este campeonato es inaudita: como un emperador en un circo romano, cualquier movimiento es celebrado ruidosamente por una hinchada que jamás le aplica el trato irónico. No importaba que el partido estuviese 0-0, merodease el círculo central y que la voraz alineación de Martino con Mascherano como único centrocampista defensivo todavía no urdiese nada de especial valor.

Ramón Díaz, multicampeón con River Plate, dirigía su primer partido como seleccionador nacional de Paraguay en una competición oficial y sintió, como todo el estadio, el rumor de una goleada que jamás llegaría. A la postre, remontaría el duelo táctico frente al Tata Martino, su antecesor en el banquillo paraguayo.

El paso de los argentinos por la zona mixta después del encuentro fue sombrío. “Hicimos un gran primer tiempo, ese es el camino. Después perdimos la pelota y se nos hizo más difícil. Nos dormimos. […] Hay muchas cosas que mejorar y hay que ir y ganarle a Uruguay", afirmó Messi tras el empate. “Es el primer partido, tenemos que estar más tranquilos que nunca. Nos quedamos mal por cómo iba el partido, estábamos ganando 2-0 y que nos empaten así...".

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El capitán argentino destacó la estrategia de los paraguayos al colocar dos delanteros de área. Minutos antes lo había hecho su entrenador en la rueda de prensa. “No pudimos solucionar el cambio de esquema del rival de dos delanteros por dentro”, dijo Martino en referencia a la decisión de Díaz de dar entrada al veloz Derlis González en el minuto 46 y desplazar a Nelson Haedo Valdez al centro del ataque, junto al consistente Roque Santa Cruz. “Fueron 50 minutos que manejamos el partido y pudimos haber hecho algún gol más. Después fue un partido en que nos llenamos de dudas, retrocedimos en el campo y no pudimos seguir sosteniendo la presión del primer tiempo”.

Los jugadores paraguayos celebraron la remontada como un triunfo. “A nivel internacional es difícil revertir un dos a cero”, señaló Díaz, el seleccionador paraguayo. “Lo que cambiamos fue tácticamente. Fuimos superados en el primer tiempo. Es muy difícil contrarrestar en el manejo de la pelota y tienen a Messi, pero nuestros jugadores dieron una demostración de carácter impresionante".

Muchos jugadores argentinos no quisieron hablar. Quienes lo hicieron (Messi, Biglia, Pastore, Romero) mencionaron “confusión” y el extraño contraste entre ambos periodos del encuentro. "Me preocupan esos extremos... necesitamos tener el control absoluto del partido”, dijo Martino. Argentina pudo golear y es corresponsable del hasta ahora mejor partido del campeonato. Hubo más remates a puerta que en los tres encuentros anteriores. Y emoción: nadie hubiese pronosticado un empate a falta de media hora.

Pastore había encontrado por fin su lugar, Argentina no se había partido aún del todo, el mejor jugador del mundo seguía siendo coreado en cada una de sus jugadas. Rozó otra obra de arte en una de ellas, cuando el partido estaba 2-1. Sin embargo, la faena se quedó a medias y el partido del martes contra Uruguay cobra más interés aún. Como también el debut de Brasil y de Neymar, probable rival de su amigo en la candidatura a mejor jugador de la Copa América.

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