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Bolivia se rebela contra su historia

La selección Verde se aprovecha de los despistes de Ecuador en defensa y logra la victoria (3-2) en la Copa América después de 17 partidos

Juan I. Irigoyen
Morales de Bolivia pelea el balón con Quiñonez.
Morales de Bolivia pelea el balón con Quiñonez. RODRIGO GARRIDO (REUTERS)

Hay equipos que parecen condenados a la derrota. Es el caso de Bolivia, que en cada excursión lejos de la altura de La Paz camina de derrota en derrota. Bolivia se rebeló contra su currículo y se llevó los tres puntos, después de 17 partidos sin conocer la victoria en la Copa América. La moneda tenía que caer del lado boliviano y su suerte la padeció Ecuador. La Tricolor se fue de Valparaíso con sabor amargo. No mereció la derrota y sucumbió frente a sus propias debilidades: distracciones en la zaga y la falta de puntería de sus delanteros.

Arrancó atrevida Bolivia. Olvidadiza de su etiqueta de la cenicienta de América. Mauricio Soria, técnico del cuadro boliviano, sabe perfectamente las debilidades de sus muchachos. Su estrategia, simple: disimularlas. Plantó un 4-4-2 el entrenador del conjunto verde, bien cerca de su portero sin el balón. Y buscó incomodar con la presión alta a los ecuatorianos. Todo eso, más un plus, a Bolivia le salieron todas bien. Todo lo contrario le pasaba a Ecuador. Despistada e imprecisa, la Tricolor no daba pie con bola. Ni Noboa cogía el timón en el medio ni Jefferson Montero ponía vértigo.

Pegó rápido Bolivia. El central Raldes se aprovechó de que su pareja de baile, el extremo Fidel Martínez, todavía ni se había enterado del pitido inicial, y cabeceó en soledad el córner de Smedberg. Tiene una derecha venenosa el sueco, que ya había avisado con un tiro libre desde la frontal (hizo estirar al portero Domínguez) y no dudó ni un segundo para soltar un disparo desde el balcón del área que sentenció la segunda diana boliviana. Ayoví se durmió en la salida y esa es una mala receta frente a un trotamundos como Martins. El delantero desprendió rápido el balón para el escandinavo, que lo mandó a la red.

El cuadro verde capitalizaba todas las ñoñerías de Ecuador en el fondo. Como la de Erazo, que en su torpe afán por despejar el balón casi le arranca la cabeza Lizio. Penalti, que Martins se encargó de cambiar por gol. Antes Enner Valencia había desperdiciado otra pena máxima en la otra área. El árbitro señaló un penalti dudoso por un supuesto manotazo de Zenteno a Enner Valencia. El mismo Valencia se debía encargar de rematar la faena. Y lo hizo bien. Pero, el árbitro, quizá culposo, se lo hizo repetir por invasión de área. En su segunda oportunidad, le regaló el balón al guardameta Quiñonez.

Tenía la noche nublada el conjunto ecuatoriano. El 3-0 sólo se explicaba por sus errores defensivos, que contrarrestaba con el acierto boliviano. Agitó el banquillo Gustavo Quinteros. Mandó al campo a Cazares, que espabiló al resto de sus compañeros, sobre todo a Jefferson Montero. El extremo se sacó a dos marcadores de encima en un movimiento y le cedió el cuero a Enner Valencia para anoté el primero para la Tricolor. Con todo el segundo tiempo por delante, Ecuador acorraló a Bolivia, a la que sólo la sostenían los guantes de su arquero y la fortuna. Bolaños puso el 2-3 con un bombazo de media distancia, pero el larguero escupió lo que hubiese significado un empate justo. Sin embargo, el fútbol no entiende de justicias.

Despertó tarde Ecuador, que pecó de inocente en el primer tiempo y de falta de puntería en la segunda parte. Para Bolivia, contundencia y desobediencia a su currículo. Se rebeló contra su historia el conjunto verde y ya sueña con los cuartos de final.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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