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Las penas del Málaga, un club vendedor

El Málaga mira a la cantera y arranca el curso sin plantearse objetivos

Alejandro Prado
Amrabat, durante el torneo Costa del Sol, el día 8.
Amrabat, durante el torneo Costa del Sol, el día 8. Carlos Diaz (EFE)

Pocos esperaban que la temporada pasada el Málaga luchase por entrar en Europa hasta el último momento. Javi Gracia se hizo cargo de un equipo cuya base era un grupo de canteranos imberbes y un puñado de meritorios que habían salido sin mucha gloria de otros clubes. La mezcla funcionó. Gracia moldeó un equipo compacto pero que se atrevía a jugar al fútbol con descaro. Serio atrás e imaginativo delante. Un logro destacó en su expediente en 2014-2015: fue el único conjunto que no cayó derrotado ante el Barça en ningún partido. Los blanquiazules ni siquiera concedieron un gol al campeón.

Charles, pareja de ataque de Amrabat

Altas: Thigadouini (NAC Breda), Charles (Celta), Fabio Espinho (Ludogorest), Juan Carlos (Braga) y Raúl Albentosa (Derby County).

Bajas: Samu y Samu Castillejo (Villarreal), Juanmi (Southampton), Sergio Sánchez (Panathinaikos), Rescaldani (Puebla), Luis Alberto (Liverpool) y Javi Guerra (Cardiff).

Otros tiempos eran cuando Al Thani sacaba la chequera para comprar jugadores pretendidos por media Europa con los que el Málaga se paseaba por la Champions. Desde que el jeque no invierte dinero el equipo ha perdido lustre, pero de momento le da de sobra para vivir en Primera. Porque cuando la necesidad aprieta los equipos suelen mirar hacia abajo, a la cantera, y si la camada sale buena las alegrías llegan por sí solas, aunque no tardan en irse. Como los Samus (García y Castillejo), traspasados al Villarreal; o Juanmi, que puso rumbo a Inglaterra. Ellos tres son los últimos casos de cantera rentable para el club andaluz: rinden a buen nivel y se marchan dejando mucho dinero. Es el sino de un equipo pequeño, innegociablemente vendedor, que sabe que toda flor que crezca en él será trasplantada para que luzca en jardines más lujosos.

Darder y Camacho

Las salidas de las últimas perlas desmantelan la línea atacante del equipo, pero permite mantener a otros pilares básicos, de momento. El Málaga se ha resistido durante todo el verano a vender a Sergi Darder, esencial en el mediocentro el curso pasado, y también le permite mantener a Ignacio Camacho. En torno a ellos construirá Gracia el equipo, que tendrá al recomprado Amrabat como uno de sus referentes ofensivos. El también marroquí Adnane Tighadani llega desde Holanda para aportar velocidad y goles desde la banda, mientras la punta de lanza será para Charles, un habitual de la Liga, y Duje Cop, un delantero croata llegado del calcio.

En defensa destaca Raúl Albentosa, un central de más de 1,90m que firmó una enorme primera vuelta con el Eibar la temporada pasada, antes de marcharse al Derby County, donde no encajó. La veteranía de Weligton y Kameni, sensacionales el último curso, son aval suficiente para pensar que la zaga está en buenas manos y no extrañar demasiado a Sergio Sánchez.

El Málaga arranca el curso sin ponerse objetivos, que sea la competición la que coloque en su sitio al equipo. Visto lo visto el año pasado, no extrañaría verlos de nuevo incordiando a los grandes de la Liga y luchando por Europa; ni tampoco sería raro que los nuevos no encajasen y que los agobios de las últimas plazas de la tabla generasen inestabilidad.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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