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Nervios en Mestalla

El poder de Peter Lim y la falta de fichajes de renombre inquietan al Valencia

Paco Alcácer, en el partido contra el Colonia el 2 de agosto.
Paco Alcácer, en el partido contra el Colonia el 2 de agosto.Christof Koepsel (GETTY)

Blanco y negro. Los colores del Valencia. El reflejo de los contrastes que disfruta y sufre el club. No existen tonalidades ni matices intermedios. Para bien y para mal, todo se magnifica en Mestalla. El gol de Paco Alcácer en los últimos minutos de la última jornada ante el Almería, ilusionaba al valencianismo, aliviaba a Nuno y Lim. El Valencia alcanzaba la cuarta plaza que le otorgaba la posibilidad de regresar a la Champions solventando la previa de agosto.

Fichajes de futuro

Altas: Santi Mina (Celta de Vigo), Danilo Barbosa (Sporting de Braga), Bakkali (PSV) y Mathew Ryan (Brujas).

Bajas: Filipe Augusto (Río Ave), Vinicius Araujo (Cruzeiro), Salva Ruiz y Rober Ibáñez (Granada), Fede Cartabia (Deportivo de la Coruña) y Víctor Ruiz (Villarreal).

La afición che se congratulaba de la decisión tomada meses atrás de entregar su amado Valencia al magnate de Singapur, recibido en Mestalla una tarde de octubre, en el partido ante el Elche, en loor de multitudes a lo Bienvenido míster Marshall. Llegarían los fichajes millonarios, las victorias, los éxitos, los títulos. Cumplió su primer cometido Lim dotando a su protegido Nuno de un equipo competitivo, donde destacaban las incorporaciones de Negredo, Rodrigo y André Gomes. Solo el centrocampista portugués rindió a gran nivel justificando de sobra los 15 millones pagados por él al Benfica, cuya comisión fue a parar a Jorge Mendes, amigo y representante de Nuno, socio de Lim. Los casi 60 millones desembolsados por Negredo y Rodrigo no hay por dónde argumentarlos a tenor del rendimiento de ambos.

Las mejores incorporaciones del Valencia en el curso anterior no fueron auspiciadas por Nuno ni Lim. Mustafi y Otamendi fueron contrataciones de Rufete, el director deportivo cuando Amadeo Salvo era el presidente con poder de decisión hasta que Lim compró el club. 20 millones por dos centrales inmensos, un internacional alemán y campeón del mundo, y un argentino con dotes de jerarca. Otamendi se metió en el bolsillo a la afición de Mestalla. Sus formas, carácter y juego recordaban a Fabián Ayala, presente también en la secretaría técnica del club.

Las cosas han cambiado en pocos meses en un Mestalla proclive a la convulsión. Otamendi no quiere seguir. Se deja querer por los clubs de Manchester, United y City. Su salida parece cantada. Al Valencia no le quedará más remedio que aceptar la oferta que más se acerque a los 50 millones. Orgullosa y fiel como pocas, la afición che no entiende que el Valencia no sea la aspiración máxima de un futbolista. Otamendi recibió la filípica de la grada en la presentación del equipo en el Trofeo Naranja en el que el conjunto de Nuno fue derrotado por la Roma de Totti, que días atrás fue zarandeada por el Barça en el Gamper. También recibió la reprimenda Nuno. En Mestalla se destruyen ídolos igual que se crean.

El futuro se juega en la eliminatoria

El entrenador portugués se ganó el apoyo de la afición. Las victorias ante el Atlético y Madrid amplificaron sus méritos, recompensados con alcanzar finalmente la previa de la Liga de Campeones. Terminó la temporada y se marchó Amadeo Salvo y Rufete, también Ayala. Apenas tenían capacidad de decisión. Pocas caras reconocidas han quedado en las oficinas del Valencia. El poder ha quedado en manos de su dueño, Lim, ejecutado por la presidenta Layhoon Chan. Las contrataciones son obra de Nuno y Mendes.

Se esperaba con expectación los fichajes para el nuevo prometedor curso. La cartera de Mendes es variada y en ella se encuentran figuras mundiales. Han llegado las caras nuevas. Pero no las esperadas por los seguidores che. La prolongada ausencia de Diego Alves en la portería será reemplazada por Mathew Ryan, internacional australiano de 23 años procedente del Brujas. De Holanda, del PSV procede Bakkali, prometedor jugador ofensivo de 19 años. La misma edad que Danilo Barbosa, centrocampista brasileño de gran potencia física cedido por el Sporting de Braga con obligado cumplimiento de compra por 15 millones. 19 años primaveras también tiene Santi Mina, delantero que ha despuntado en las dos últimas temporadas en el Celta. El conjunto vigués ha recibido 10 millones por su pase. Tanto Barbosa como Mina pertenecen a Mendes.

Si el esférico está de parte del Valencia todo será maravilloso. Pero hay nerviosismo. El equipo no ha seducido en la pretemporada. El futuro se juega en 180 minutos, en la eliminatoria ante el Mónaco que comienza a decidirse el miércoles, mal rival para asegurar el premio grande de la Champions. Hay en juego demasiados intereses: deportivos, crematísticos y de prestigio. Y paz o conflicto en Mestalla.

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