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Rafa Benítez: “A mayo hay que llegar atacando”

Benítez da instrucciones a Lucas Vázquez.
Benítez da instrucciones a Lucas Vázquez.DAVID GRAY (REUTERS)

Rafael Benítez (Madrid, 1960) se ha ido el fin de semana a Liverpool. En esa ciudad, en la grada más legendaria de Europa, The Kop, una bandera con su rostro serigrafiado recuerda una frase en español: “Siempre es posible”. Evoca al momento deportivo más importante de la década pasada para el Daily Telegraph, empatado con la final de Wimbledon entre Nadal y Federer en 2008: la remontada del Liverpool al Milan en Estambul para ganar la Copa de Europa después de 21 años de sequía. En conversación telefónica, a las mismas horas en que el club negociaba por Mateo Kovacic, Benítez se pone a hablar de fútbol y del Real Madrid. Evita personalizar, aunque se le escapa un nombre y un deseo: Karim Benzema.

Pregunta. Volver asusta.

Respuesta. No, yo soy de Madrid. Me he formado aquí. Iba al Bernabéu dos horas antes con mis compañeros para encontrar sitio en el tercer anfiteatro, de pie. Mi infancia y mi juventud fueron este club.

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P. ¿Reconocía a los jugadores desde tan arriba?

R. Era mi ventaja. Allí tenía a Del Bosque, a Santillana, García Remón, Agustín o Chendo, con el que llegué a jugar. Mi último partido fue el primero de Butragueño, en El Escorial. El otro día me contó que habíamos ganado 5-1 y que había marcado él dos o tres goles, pero no lo recuerdo. No me fijé mucho en él en ese partido. Pero en fin, Emilio tenía algo distinto, era otra cosa.

P. Usted siempre ha insistido en la cultura de esfuerzo.

R. Los jueves los chavales de filial jugábamos contra el primer equipo. ¡Contra Stielike! Para nosotros era siempre una motivación. Di Stéfano arbitraba los partidos y ordenaba tirar las faltas a los del primer equipo hasta que metían gol. Sabías que tenían que ganar y a veces se liaban a goles, porque había la diferencia que había, pero tenías que ir a tope. Algún día los pillábamos relajados y nosotros íbamos a mil, pero ya se encargaba Goyo Benito, o Vicente, o Molowny o Di Stéfano, si estaban arbitrando, de que el primer equipo ganase casi siempre. ¡Es que la Quinta estaba en el Castilla!

P. Eran críos.

Benítez y Del Bosque en 1994.
Benítez y Del Bosque en 1994.

R. Sí, pero fíjate. Yo era muy joven. Nos asomábamos a un pasillo de diez metros que llevaba al vestuario donde se vestía el primer equipo sólo para mirarlo, ¡y nos daba miedo! A veces llegaba el utillero, te echaba una bronca y salías corriendo. Había un respeto que se ha perdido en la sociedad. Te venía alguien: “Niño, tú qué número tienes”. “Un 41”. Y el tío te tiraba un 44 y ni te atrevías a decir nada, te lo calzabas y al campo, o te lo cambiabas con alguien. Ahora esas cosas son impensables: se traen sus botas, tres pares.

P. Hay un pasillo de diez metros metafórico en Valdebebas: el aislamiento del primer equipo del resto. Quien quiera entrar allí que mueva la pelota.

R. Tiene que ganárselo. Nosotros estuvimos viendo al juvenil jugando contra el Valladolid hace unos días. Es más fácil y mejor que seamos nosotros los que nos asomemos y no en sentido contrario. Nadie tiene que confundirse. Los chicos tienen que trabajar, tienen que demostrar su talento y su ambición.

P. Viene a un club en el que no hay término medio.

Lo importante es tener una idea de juego. La nuestra es tener el balón

R. Yo me he formado aquí: ser segundo no cuenta. Hay unos objetivos que dependen de los méritos que tengas, de los fichajes, del equipo. Y este equipo es muy bueno que va a pelear por todo, pero para eso hay que encontrar un equilibrio. Debemos aprovechar la plantilla para llegar al final de la temporada, al mes de mayo, atacando y ganando los partidos decisivos. Yo me he criado en el Madrid: las expectativas las entiendo y las acepto

P. ¿Sabe interpretar al Santiago Bernabéu?

R. Yo espero un buen recibimiento de nuestro estadio. Yo sé lo que quiere al público: buen fútbol y victorias. Y aprecia a los jugadores que lo dejan todo. Es un público inteligente. Nosotros queremos ser ofensivos y jugar bien. ¡A mí no me gusta el 0-0! Cada equipo tiene un nivel, y el nivel del Madrid es el adecuado para marcar goles siempre, y si es posible no encajarlos. Yo insisto en el equilibrio porque es el objetivo que tengo con esta plantilla. Y el público nos va a ayudar y a disfrutar del equipo.

P. Ustedes los entrenadores cuando se ponen serios dicen que prefieren ganar 1-0 a 4-3. ¿También es su idea?

R. Mi idea es un equipo ordenado. Este equipo mete muchos goles y tiene que seguir metiéndolos, pero también los hemos encajado y eso tenemos que corregirlo. Se ha creado una idea de que yo soy defensivo. El Nápoles metió 104 goles. Si tengo un equipo ofensivo juego al ataque, y si tengo que ajustar cosas las ajusto. Pero el Madrid lo que tiene que hacer es marcar más goles que el rival, y esforzarse para que no le hagan ninguno

P. ¿Con tantos jugadores ofensivos en el campo?

Voy a tener un equipo que juegue ordenado, que potencie la mejora individual 

R. Lo importante es tener una idea de juego. Nuestra idea de juego es tener el balón y saber qué hacer con él. Y en cuanto no lo tengamos, saber cómo lo vamos a recuperar y en dónde. Nosotros somos un equipo de transiciones rápidas, no vamos a tener el balón por tenerlo. Hay que saber qué hacer con él, y eso pasa por la calidad y el talento que tenemos arriba. Yo arriba voy a dar libertad para que intercambien posiciones si lo tienen que hacer. El equipo tiene que mejorar en defensa pero empezando arriba. Eso no significa que tengan que bajar, sino que tienen que apretar arriba para recuperar cuanto antes el balón y estar más cerca de la portería contraria.

P. ¿Le ha gustado Bale de mediapunta?

R. Nosotros tenemos un buen problema. Y es que tenemos a Isco, James, Bale, Ronaldo… Tenemos a jugadores muy ofensivos y muchos de ellos tienden a irse hacia dentro. Lo que tenemos que buscar es acoplar las características de unos y otros. Gareth por ejemplo ataca muy bien el espacio, James o Isco se mueven bien entre líneas, a Ronaldo le gusta meterse hacia dentro, Benzema sale a recibir… Ellos van a tener libertad para moverse. ¿Y sus posiciones? Tienen que jugar donde más rinden, donde disfrutan y creen que rinden más, que es distinto también. Y tratar de conjugar esos intereses: el hecho de que el jugador crea que rinda más en una posición y dónde va a ser más beneficioso para el equipo. Encontrar esa posición, ese lugar en que el jugador disfrute y el equipo se beneficie, es la clave.

P. ¿Tiene un dibujo?

R. Respecto a eso, a veces la gente piensa que un 4-3-3 es más ofensivo que un 4-2-3-1. Esa es la posición de los jugadores en el campo, nada más. Yo veo a muchos equipos que empiezan con un 4-3-3 y en realidad es un 4-1-4-1: empieza el partido y se echan para atrás los exteriores a defender. Por tanto, el sistema no es el que indica si el equipo va a ser ofensivo o defensivo. Yo puedo ser ofensivo con un 4-2-3-1 poniendo la defensa a cinco metros del centro del campo o muy defensivo poniéndola en el área.

P. Y la va a poner en el centro del campo.

R. Voy a tener un equipo que juegue ordenado, que potencie la mejora individual y que sea muy intenso. Siempre digo que está todo en las características de los jugadores. Isco, James, Jesé, Bale, Benzema, Ronaldo. Van a jugar y a ser muy ofensivos. Si aprietan correrán menos: si el balón lo recuperamos arriba correrán menos. Si no, tenemos que reagruparnos para recuperarlo en otro sitio.

P. En usted el doble pivote es innegociable.

Una de mis ideas este año es que supere la barrera de los 20-25 goles

R. En Nápoles lo repetía mucho. Yo he estado dirigiendo partidos del Madrid con el 4-4-2 y con el 4-3-3, y con el 4-2-3-1. Por mis jugadores y por lo que hacen en el campo el doble pivote nos permite estar un poquito más protegidos. Y son centrocampistas muy ofensivos, pero si además de ser ofensivos tienes sólo uno el riesgo es aún mayor. He visto partidos en los que los dos laterales estaban muy altos: se quedaban dos centrales y un mediocentro ofensivo solos, y los contraataques eran peligrosos.

P. Va a llegar más gente.

R. Hasta el 31 de agosto el mercado está abierto y puede haber movimientos, pero yo solo hablo de la plantilla que tengo. Mejorar nuestro equipo no es fácil, no hay muchos jugadores mejores que los que tenemos y disponibles en el mercado. Pero otra forma de mejorar es con trabajo de calidad: trabajo específico para cada jugador o cada línea.

P. ¿Piensa en un 9 con características diferentes a las de Benzema?

R. Es que tener alternativas en cualquier puesto siempre ayuda. Por ejemplo el centro del campo: tienes a un medio mejor en la contención y a otro en el pase. Dependiendo del partido puedes aprovechar a uno o a otro. En el caso de delantero, lo mismo. Benzema es un grandísimo jugador. Y una de mis ideas este año es que supere la barrera de los 20-25 goles. En eso tengo puesta muchísima confianza. Y además de Benzema tenemos suficientes recursos para afrontar otro tipo ataque con cualquier delantero. Ronaldo, por ejemplo, es un extraordinario cabeceador.

P. El vestuario del Madrid históricamente se ha tragado a muchos entrenadores. ¿Usted gestiona bien los egos?

R. He tenido bastante diálogo con los jugadores y me adapto a lo que puedan dar ellos. Se ha hablado de las rotaciones y del peligro que puedan traer. Bien, las rotaciones dependen de los jugadores, del momento del año, de los puestos. No se rota por rotar. Hacemos análisis profundos de cada cambio. A veces alguien descansa no porque juegue otro o porque esté cansado, sino porque tiene riesgo de lesión. Hay jugadores que están a un nivel altísimo, y lo ideal es que los que no juegan se acerquen a ellos y mantengan el nivel competitivo. Hay jugadores que al 70% son mejores que otros a 100%. Yo no puedo jugar el trofeo Audi Cup con los mismos jugadores en dos días: el riesgo de lesión es altísimo. Pero si tenemos la final de la Champions y un partido importante de Liga, se asume. Tampoco es lo mismo tener en el campo a un exterior que recorre muchísimos metros en banda que a un central que recorre menos. No es lo mismo un jugador de nivel 10 que puede bajar a un nivel 7 y ganarte el partido que uno de nivel 7 que puede bajarte al cinco.

P. ¿Está pendiente del Barça?

R. En España no tenemos sólo al Barcelona. Está el Atlético, el Valencia, el Sevilla, que está haciéndolo muy bien... Pero es cierto que el Barcelona es el campeón y el punto de referencia. Si ante ellos tenemos el balón sufrirá más porque es un equipo acostumbrado a tenerlo, y si no, debemos mantener el orden para recuperarlo y hacerles daño. No va a ser fácil.

“Si ganas con frecuencia no te fijas tanto en los errores”

Pregunta. ¿Ha evolucionado?

Respuesta. Sí. Yo recuerdo que cuando estaba en los juveniles del Madrid y encajaba un gol me cogía unos cabreos que no veas: no lo quería aceptar. Cuando estás en el Extremadura, en equipos pequeños, entiendes que la derrota es parte del fútbol, que toca vivirla a menudo, y eso te enseña mucho más. Si ganas con frecuencia no te fijas tanto en los defectos, en los errores, y eso lo pagas en partidos decisivos, en finales. Pero en equipos modestos a los que hay que sacarle rendimiento a todo, a estar encima de todos los detalles. Por eso cuando llegas a los grandes tienes la capacidad de sacarle un rendimiento a jugadores que a priori no esperabas. Ganar con el Liverpool, el Valencia, el Nápoles o incluso el Inter que cogí yo no era tan fácil, ¿eh? No eran los equipos más fuertes. El Liverpool en Inglaterra tuvo que superar muchas cosas: tienes un United, un Chelsea, luego llegó el City, estaba el Arsenal… Y lo mismo en Nápoles: la Juventus era el equipo más fuerte con diferencia, y haces dos títulos porque le sacas rendimiento a lo que tienes. Cuando estás en un equipo muy superior siempre es más fácil, y a veces te fijas menos en esos detalles.

P. Dice su mujer en La Región que le explicó el 4-4-2 en la primera cita.

R. ¡Eso dice ella! La verdad es que la primera cita, entre comillas, venía precedida de unos días de charlas. Pero ya se adapta, ¿eh? Sufre, porque sufre, pero lo entiende. Y para mí es bueno no pensar siempre en lo mismo.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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