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El equilibrista Benítez

Con el mismo plantel titular y sin nuevos galácticos, el técnico tendrá que cuadrar excelencia y eficacia

José Sámano
Cristiano Ronaldo, en el pasado encuentro ante el Galatasaray.
Cristiano Ronaldo, en el pasado encuentro ante el Galatasaray.DANI POZO (AFP)

Despejado Iker Casillas y perpetuado Sergio Ramos, la reforma del frustrado Real Madrid del pasado curso solo pasa por el banquillo. Nadie nuevo en la galaxia, el mismo espinazo titular. La gran mudanza, en el banquillo, con Rafa Benítez de vuelta a casa, pero a la casa madre, y un bloque de reservistas: Kiko Casilla, Lucas Vázquez, Cheryshev, Kovacic, Casemiro y quizá Danilo —si no espabila por delante de Carvajal—. Junto a Varane, Nacho y Jesé, juventud de refresco para un técnico al que siempre le gustaron las rotaciones. En Chamartín no le será fácil, las luces de neón son otras. En esta plaza las megaestrellas son palabras mayores y el entrenador madrileño tendrá que afinar su diván, poner a prueba unas dotes de convicción que no siempre le han resultado a lo largo de su carrera, sacudida en ocasiones por destemples con las principales figuras que ha tenido a su cargo.

Estudioso y metódico, a Benítez no le gusta dejar nada al azar. El fútbol, en su pendrive, todo programado al detalle, robotizado al máximo. En el Real Madrid se ha propuesto un objetivo que no es nuevo en el club, la palabra mágica de los últimos años: equilibrio. Por galones y nómina de jugadores, el equipo está obligado a mirar al frente, pero sin mayor destape del necesario. Un desafío mayúsculo, conseguirr que jugadores del perfil de Cristiano, Bale, Benzema, James e Isco sean mosqueteros cuando el equipo pierda la pelota. Con el tiempo se adaptó Modric, y asumió su reciclaje Kroos. Con Ancelotti hasta tuvieron que sudar como regaderas el colombiano y el malagueño, pero el caso de los atacantes no está resuelto.

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Bale, con una imagen más cinematográfica, ha conseguido exiliarse de los costados. Ahora quiere otras galas, las del "diez" clásico, las reservadas para esos iluminados que tienen anteojos de primera clase para filtrar pases, pie de seda para el juego corto con precisión cirujana y pericia para llegar al gol al asalto como segundo delantero. Al galés no se le ha visto cómodo en esa posición, su forro físico no le ayuda. Es un futbolista que se desata en las distancias largas por su enorme potencia en carrera, pero a su espigado cuerpo le falta un centro de gravedad más bajo para tener más maña en espacios reducidos, donde las defensas acogotan.

En su perímetro anida cada vez más Cristiano, que mantiene la banda izquierda como punto de partida, pero solo eso. Y por esa vía también circula Benzema, el socio ideal de los delanteros. Benítez quiere que sus delanteros tengan libertad, pero a cambio de ocupar adecuadamente los espacios tanto en la búsqueda del gol como en el repliegue. A todos les pide ser más aplicados en esa faceta. Habrá que ver su capacidad de persuasión. Sin Chicharito, Jesé queda como el primer recambio desde la suplencia, salvo que le gane la partida al francés. CR y Bale son intocables, por supuesto.

Del sostén que ofrezcan los delanteros dependerá en buena medida el trabajo colectivo del resto del equipo. Ahí radicará que el conjunto se agriete o sea impermeable. A espaldas de los de la vanguardia quedan jugadores como James e Isco, obligados al tajo por los costados en el medio y de uno en uno, porque en el 4-3-3 no cuadran ambos. La única opción para que se junten será que el técnico apueste por el 4-4-2 en detrimento de Benzema. En ese supuesto también tendrían rodaje chicos como Lucas Vázquez y Cheryshev, muy disciplinados a la hora de taponar las orillas y auxiliar a los laterales. Con Casemiro y Kovacic, Kroos y Modric tendrán un respiro. El Madrid no ha querido repetir la mala experiencia de la pasada temporada, cuando tuvo que exprimir más de la cuenta al alemán y se vio a la intemperie con la lesión del croata por la espantada de Khedira, la tibieza de Illarra y la inconsistencia de Lucas Silva.

La defensa, con menos vuelo para los laterales, mantiene a los mismos escuderos, con Ramos, Pepe, Varane y Nacho para el centro y Danilo, Carvajal, Marcelo y Arbeloa para las bandas. A Coentrao no se sabe si se le espera. Por detrás, con De Gea en pista, Keylor parte con ventaja sobre Kiko Casilla si finalmente el United no deja embarcar al ex portero del Atlético.

En definitiva, Benítez en busca de un nuevo formato para el mismo bloque. De cómo lo resetee depende la suerte de este Real Madrid. No le han llegado jugadores de la alta pasarela, pero tiene ante sí una galaxia que jamás ha tenido en su ya largo periplo como entrenador. En otras plazas, sobre todo en el Valencia que le hizo despegar a las cumbres y el Liverpool que le endiosó, él tejió las plantillas casi a su antojo. En Madrid ya estaba hecha y no es de su incumbencia. Lo suyo será mover el cesto con tanto mimo como eficacia sin quitar ojo a los "egómetros". Benítez, de oficio: equilibrista.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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