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España recupera su sitio

La Roja, con más juego que gol, alcanza el liderato del grupo tras derrotar a Eslovaquia

José Sámano
Silva, en uno de sus regates.
Silva, en uno de sus regates. Juan Manuel Serrano Arce (Getty Images)

Misión cumplida. España se sacudió los tembleques y recuperó el sitio que se le suponía en el grupo de clasificación para la Eurocopa del próximo curso. Con mejor tono que en jornadas precedentes, la Roja despejó a Eslovaquia del inesperado trono que había defendido con éxito desde el inicio del tránsito hacia Francia 2016. Jordi Alba e Iniesta, de penalti, abrocharon un duelo que no era para teloneros. Los eslovacos, vencedores de España como locales, no encajaban dos goles desde octubre de 2013 y habían ganado doce de sus últimos trece encuentros. En Oviedo, el equipo de Del Bosque no le dio opción. Y con momentos de cierto buen juego, con Silva, Iniesta y Busquets en las baterías, la selección tuvo cuajo. No se dejó arrastrar por una jornada extraña. Porque, pese a los tiempos de zozobra tras Brasil 2014, aún llenaba plazas. No ocurrió en la capital asturiana, futbolera como es y de fiesta con el renacido Oviedo. Al Tartiere se le vio demasiado esqueleto. Si la selección ha perdido gancho, Piqué se las lleva todas. En Asturias, como sucediera en León, le silbaron los oídos. Hay cicatrices excesivas.

Para suerte y calma española, en un parpadeo, Silva fue Messi. La Pulga tiene los derechos de autor de esa bandeja a pierna cambiada para asistir en diagonal al extremo o a quien se preste. En honor de Leo, el canario puso el tiempo entre paréntesis y citó a Jordi Alba, tal que Neymar, con el portero adversario. El lateral, el de menos techo sobre el campo, no se arrugó y cabeceó como un ángel ante Kozacik. Un gol para enmarcar. Un gol para coger vuelo en una jornada clave y un emboque madrugador para espantar los fantasmas de estos tiempos. Los de Piqué y los otros.

España, 2 - Eslovaquia, 0

España: Casillas; Juanfran, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Cesc (Cazorla, m.67), Iniesta (Koke , m.85); Pedro, Silva y Diego Costa (Alcácer, m.75).

Eslovaquia: Kozacik; Pekarik, Salata, Hubocan, Tesák; Gregus, Gyömbér, Hrosovsky (Sabo, m.73), Svento; Hamsík (Duda, m.61) y Mak (Duris, m.46).

Goles: 1-0, m.5: Jordi Alba. 2-0, m.30: Iniesta de penalti.

Arbitro: Damir Skomina (SLV). Amonestó a Kozacik (30) y Tesák (83) por Eslovaquia.

Incidencias: encuentro de la fase de clasificación a la Eurocopa 2016 disputado en el estadio Carlos Tartiere, ante la presencia de 24.000 espectadores, 400 de ellos llegados de Eslovaquia.

El equipaje de la España de vanguardia siempre fue el toque. La cepa se mantiene y así se desplegó de nuevo la Roja, al compás de Silva e Iniesta, pase a pase, letra a letra. El juego era fluido hasta la periferia del área visitante, con Pedro y Alba al descorche por la izquierda y con Busquets como centinela de todos, a pecho descubierto en la presión alta para enchironar aún más a Eslovaquia, que jugó entre rejas, con un pelotón defensivo no se animó a dejar el refugio ni tras el azote de Alba. De entrada, salvo invitación española, como una pifia de Sergio Ramos que puso a Mak ante Casillas, no dijo palabra. El derechazo del delantero eslovaco se fue desviado. De inmediato, brindaron Silva y Alba, este con su sexto gol en 36 partidos internacionales, una producción estimable para un defensa lateral.

Al buen toque general del grupo de Del Bosque, que alistó un equipo pleno de mundialistas de Brasil, le faltó mayor dosis de picante. Ni en los mejores días abundó la munición. Desde Villa, con Diego Costa o sin Diego Costa, España no encuentra el punto final. El Guaje, un delantero pillo camuflado por las orillas, tocaba otras teclas, no las del ariete convencional. Ahora, como algunas veces entonces, a España le sobra delicadeza en las zonas calientes. Donde el manual dicta que hay que sacar el mazo, estos chicos prefieren llegar al gol a cámara lenta, tic-tac. Pese a que la capacidad de gente como Iniesta y Silva para enhebrar la pelota por donde no cabe un alfiler es asombrosa, ante Eslovaquia irrumpió mucho más en el perímetro del guardameta Kozacik de lo que remató.

Improductiva con el violín, otra escala musical dio más ventaja a la Roja. Al igual que en el primer tanto, el segundo llegó por vía aérea. En esta ocasión, fue Cesc quien, por una vez, enfiló a Costa. Aislado hasta entonces, un tanto chirriante en un equipo de trazo corto y sutil, el jugador del Chelsea pudo ser quien es: un futbolista a la carrera, con horizontes. Por fin ante su espejo, Costa sacó provecho de un medio atropello del portero eslovaco. Iniesta pateó el penalti como si durmiera la siesta; Kozacik se acostó al lado opuesto.

Fuera de las cuerdas, de Eslovaquia apenas hubo migas salvo en algún espasmo, como un disparo de Hamsik, su jugador más distinguido, bien desviado por Casillas justo antes del descanso. De vuelta, los eslovacos se animaron algo más y España quedó en evidencia en algunas escenas, mal dispuesta para cerrar el claustro. Del Bosque no encuentra quien socorra a Busquets como hacía Xabi Alonso lo que genera algún desajuste y posibles fogatas ante Casillas, un capitán centenario aplicado en todas las situaciones que le requirió el juego. Pero las grietas, frente a una selección con más pujanza ofensiva le puede resultar caro al cuadro español.

Con todo, el gobierno siempre fue de los rojos y Costa, con una chilena, pudo dar mayor encanto al marcador, lo mismo que Silva, Cesc y Busquets, este un chupinazo seco que se fue por un dedo. Con el equipo ya menos chisposo, el seleccionador dio por concluida la conexión del Chelsea y retiró sucesivamente a Cesc (por Cazorla) y Costa (por Alcácer). Advertido por algunos avisos rivales, Del Bosque dio auxilio a Busquets con el relevo de Koke por Iniesta, más carrocería y menos fútbol versallesco. A España le quedaba tramitar el fin de un partido capital para su destino hacia Francia 2016. Lo consiguió y ya está anclada como líder de grupo. Todo un respiro, por más que Eslovaquia y Ucrania aún no estén descartadas.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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