Tremenda Serena Williams
La número uno tumba a su hermana Venus (6-2, 1-6 y 6-3) y se queda a solo dos triunfos de completar el Grand Slam. En semifinales le espera Vinci (6-3, 5-7 y 6-4 a Mladenovic)
La epopeya que está escribiendo Serena Williams es demasiado hermosa, demasiado inmensa, como para que un pequeño episodio lo estropease ahora, a las puertas de algo más grande todavía, y más si la protagonista es su hermana Venus. Así que, a pesar de la batalla que planteó, sin miramientos, esta última no pudo contener una sonrisilla pícara al ir a abrazar a la número uno tras perder por 6-2, 1-6 y 6-3, después de una hora y 38 minutos de partido. Se queda por tanto Serena a solo dos peldaños de la gloria eterna, de ese ansiado póquer de títulos, el Grand Slam, alcanzado solo por su compatriota Maureen Connolly (1953), la australiana Margaret Court (1970) y la alemana Graf (1988). En las semifinales (madrugada del jueves al viernes), la reina del circuito femenino se topará con otra veterana, la italiana Roberta Vinci (6-3, 5-7 y 6-4 a Kristina Mladenovic).
Pero antes, una nueva demostración de fuerza. El duelo con Venus (35 años) conllevaba una gran carga emotiva, pero como ya hiciera en muchas otras ocasiones (16-11 es ahora el balance entre ambas), Serena supo dominar la mente y cerró el paso a su hermana mayor. "Es mi mejor amiga, así que jugar contra ella siempre es a la vez un gran momento y una situación dificil", apuntó tras vencer; "pero cuando estoy en la pista no pienso en si es mi hermana o no. Es mi hermana, pero juega muy bien. Sabe defenderse y no ha sido fácil".
Como acostumbra a hacer, Serena empezó marcando territorio. Se adjudicó la primera manga en solo 33 minutos, aferrada a un servicio que hace estragos y que Venus no logró contener en la apertura del duelo. No pudo, pero en el segundo set fue ella la que dominó y la que, por instantes, parecía que era la aspirante a la gesta. Se repuso con el juego impecable que sigue destilando y le devolvió la moneda a su hermana menor, con un set sellado en media hora de reloj.
Con 35 ganadores y 12 'aces' (por los 24 y ocho de Venus), se situó a dos pasos de engrandecer su leyenda
Venus, superior en el juego desde el fondo de la pista, dio un paso al frente para inquietar a Serena y exigirle en el servicio. La ganadora de 21 torneos grandes vive un momento crucial, lo sabe y lo transmite, sea de forma consciente o inconsciente. A lo largo de la velada, que abrió el turno nocturno en la central neoyorquina, Serena habló consigo misma en voz alta; se corrigió y se animó permanentemente. Los nervios le pasaron factura en varias ocasiones (cinco dobles faltas), porque a pesar de ser una campeona con mayúsculas también es de carne y hueso, pero en el set que decidió el acceso a las semifinales no se anduvo con contemplaciones.
Demarró para ponerse con 3-0, una distancia considerable, y mantuvo las distancias hasta el desenlace. Al final, con 35 ganadores y 12 saques directos (por los 24 y ocho de Venus, respectivamente), se situó a dos pasos de hacer nuevamente historia, de engrandecer la historia de una tenista única. Tiene seis títulos en Nueva York (1999, 2002, 2008, 2012, 2013 y 2014), los mismos que la legendaria Chris Evert, y apunta a cerrar el círculo que trazó al comienzo de curso, cuando venció en Australia, y prosiguió después, en París y Londres.
En la penúltima ronda le espera Vinci (43ª del mundo), nacida en Tarento, a orillas del Mediterráneo, hace 32 años. "Será completamente diferente a los tres partidos que he jugado antes. Haré lo de siempre, salir aquí a divertirme", anticipó Serena, tremenda. ¿Podrá pararla alguien?