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Lorenzo gana en Aragón y se pone a 14 puntos de Rossi

El mallorquín se impone en Alcañiz por su velocidad desde el primer giro y Pedrosa vence en un fantástico duelo a un nada temeroso Valentino Márquez se va al suelo en la segunda vuelta

Nadia Tronchoni
Jorge Lorenzo  y Valentino Rossi celebran su primer y tercer puesto
Jorge Lorenzo y Valentino Rossi celebran su primer y tercer puestoJavier Cebollada (EFE)

Lorenzo tiene un plan. A veces exagerado, tan pasional un día, como cerebral al siguiente, se dice realista. Ocurre, a menudo, que se las ve muy negras cuando la cosa pinta fea. Esta vez, sin embargo, cuando muchos dan por vencedor a su rival, Rossi, él sigue creyendo en sus opciones. Pese a que muchos ven ganador a su compañero de equipo, tan afortunado en las últimas citas; tan admirado por su constancia, por su capacidad para adaptarse a las situaciones y para aprovechar cualquier oportunidad que se le ponga a tiro; un aficionado más a las carreras, sólo así se entiende que compita como lo hizo este domingo en Alcañiz, pensando más en el espectáculo que en el título que aspira a ganar, Lorenzo confía en una remontada que para nada es imposible.

Márquez quiso recuperar en dos vueltas lo que había perdido en la salida. Le pudo la precipitación y se cayó cuando aspiraba a ganar

Su plan empezó en este gran premio de Aragón. Con una victoria de cosecha propia, concentración máxima, en esa velocidad que le proporciona toda la confianza que le permite dominar de la primera vuelta hasta la última, sin que nadie le haga sombra, ni le incomode en su persecución. El de Yamaha se distanció de sus rivales con dos primeras vueltas fulgurantes: en la primera ya les sacó medio segundo a Márquez y dos a Valentino; y en la segunda siguió ampliando su ventaja. A partir de entonces no tuvo más que esforzarse por hacer lo que mejor sabe: ser tan constante como fuera posible para resguardar los neumáticos hasta el final de la prueba y mantener esos dos segundos de diferencia hasta la bandera de cuadros. Lo logró.

La gestión de las gomas, obligados como estaban a rodar con el compuesto más blando, y a sabiendas de la enorme abrasión que imprime sobre ellas el asfalto de Alcañiz, era uno de los aspectos clave. Y el mallorquín, con su pilotaje delicado, sobre todo cuando rueda solo y puede concentrarse en la trazada perfecta, es uno de los mejores. Lo demostró con otra victoria desde la primera curva, como todas las de este curso.

Rossi estaba tan cerca que podía escuchar el ruido de su motor en cada curva”

Dani Pedrosa, piloto de Honda

La sorpresas llegaron desde el taller de Honda. La primera en forma de accidente, el que tuvo Márquez cuando ni siquiera se habían completado dos vueltas. Cometió un error en la curva 12, pura precipitación, y acabó dando gritos de desesperación por la ocasión perdida. Se creía capaz de pelearle la victoria a Lorenzo. En cambio se despidió de la carrera a las primeras de cambio. Y esta vez la moto no tuvo la culpa. Quiso recuperar en dos vueltas lo que había perdido con una mala salida y le faltó paciencia. Ya suma cinco ceros este curso. Demasiados para el campeón.

La otra sorpresa fue la batalla, deliciosa, con la que se puso el punto final al gran premio. El duelo entre Rossi y Pedrosa, tan limpio, tan prolongado, una vuelta, y otra, y otra, hizo las delicias de la grada. Llevaba el italiano pegado al colín del español desde el cuarto giro, cuando relegaron a Iannone definitivamente al cuarto puesto, y aguardó a apenas unas milésimas de distancia del de Honda durante toda la prueba –“Podía escuchar el ruido de su moto casi en cada curva”, relataba Pedrosa– hasta que, a falta de cinco giros, lanzó su primer ataque. Escogió la cuarta curva. Y ahí volvería a intentarlo casi en cada vuelta hasta el final de la prueba. Pero Pedrosa se las devolvió todas. Si Rossi le adelantaba en la curva cuatro, él le pasaba en la cinco; si lo hacía en la siete, él se postulaba en la ocho; si lo intentaba en la primera, defendía su posición en la segunda. Y así hasta la última vuelta, cuando el italiano hizo un último intento a la desesperada: en la última chicane, entre las curvas 14 y 15. Ni por esas. El catalán se sentía cómodo con su moto, capaz de hacer buenos cambios de dirección, de corregir la frenada a su antojo, mejor en aceleración que el rival. Y se impuso en un duelo maravilloso.

Pedrosa y Rossi, en un momento de la carrera del GP de Aragón.
Pedrosa y Rossi, en un momento de la carrera del GP de Aragón.Javier Cebollada (EFE)

Un duelo que honra al líder del Mundial, que a falta (ahora ya) de cuatro carreras para el final y cuando se está jugando tanto, asume esos riesgos por un segundo puesto. Se lo negó el de Honda, que le puso mucho empeño. Y relegó a un Rossi enorme, cabezota, puro show, al tercer escalón del podio. Tiene mucha guasa Valentino. Se la jugó, dice, precisamente por el campeonato. En sus planes no entra fallar. Y siempre que en lugar de 16 se puedan sumar 20 puntos un campeón tiene que arriesgar. Palabra de Rossi.

Y mientras en el box se lamía las heridas Marc Márquez, Lorenzo ya está a 14 puntos del 46. Y quedan 100 en juego.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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