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Casillas-Mourinho: un reencuentro fugaz y un “ya nos veremos”

"Somos gente educada que ha trabajado durante tres años", explica el técnico del Chelsea sobre su saludo al portero del Oporto

Mourinho da indicaciones durante el partido contra el Oporto.
Mourinho da indicaciones durante el partido contra el Oporto.F. L. (AFP)

Fue al final del partido. “Sí, le saludé y nos hemos deseado suerte”, explicó José Mourinho sobre su reencuentro con Iker Casillas. Fue, según detalló el técnico luso, en la zona reservada para las entrevistas postreras de las televisiones. “No esperaba nada especial, somos gente educada que ha trabajado durante tres años en los que hubo momentos fantásticos y también difíciles. Es la vida”, detalló Mourinho, siempre atento para quitar importancia a la relación con el que fue su capitán en el Real Madrid. “Para hombres de fútbol es algo normal. No tiene mayor historia nuestro reencuentro”.

Casillas no entró en mayores detalles sobre esos instantes en los que se cruzaron. “Nos deseamos suerte para lo que queda de temporada”, apuntó. Luego detalló que la despedida fue un “ya nos veremos”. El meta estaba contento. Había superado la marca de Xavi Hernández al alinearse 152 veces en la Liga de Campeones. “Está competición es especial”, aclaró. “Por todo, por el ambiente por el equipo con tantos jugadores jóvenes y nuevos. Es especial jugarla y poder ganar a todo un Chelsea”. Sereno y tranquilo, ni siquiera se alteró Casillas cuando le recordaron si en el tanto del cuadro inglés pudo haber tenido otra respuesta. “Siempre sufres goles y en todos te parece que puedes hacer algo más, pero me quedo con el triunfo porque lo necesitábamos tras el empate en Kiev en la primera jornada”.

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“Los jugadores estuvieron espectaculares. Pelearon como animales”, resumió Julen Lopetegui, que tras más de un año en Oporto mezcla una palabra en portugués con cien en castellano. “Fue duro irnos al descanso con el gol en la última jugada de la primera parte, pero el equipo se ha levantado.

Mourinho también evaluó la actuación de su equipo, pero fue mucho más cáustico.“Tuvimos una buena actuación y dos ridículos errores”, glosó. “Miles y miles de veces preparamos e incidimos en como saca los córners el Oporto y aún así tuvimos problemas en esas acciones que nos castigaron”. Y le molestó que un periodista de un canal de televisión luso le preguntase por la crisis de resultados del Chelsea. “No entiendo porque no se centran en los equipos portugueses y sí en un equipo inglés. Los resultados están ahí, no son los mejores. No vamos bien en la la Liga, pero no nos vamos a quedar en el puesto en el que estamos y pensar que estamos muertos y enterrados en la Champions es un error”. No se apura Mourinho: “Tranquilos, la vida continúa. No pasa nada”.

Y se marchó. Replicó con un escueto “sí” a la pregunta a vuelapluma sobre si fue correcta la decisión de dejar a Falcao, que saltó a la gloria europea como él en Oporto, en Londres, se abrazó a un par de veteranos periodistas ingleses y paladeó sus últimos instantes en el estadio que le vio partir para convertirse en lo que es. Al pie del autocar se topó con Mateu Lahoz, el árbitro al que en su día elogió y mantuvieron una animada conversación que derivó hacia algún amigable reproche por la jugada del final en la que Diego Costa reclamó penalti por mano de Marcano. Ahí brotaron las explicaciones, siempre en el límite de la cordialidad, mientras algún empleado del Oporto se afanaba porque ningún periodista las presenciara. El choque de manos final mostró que Mourinho y Mateu siguen teniendo una gran relación.

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