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Hombres de hierro en Hawái

El Campeonato del Mundo de Ironman reunirá en la isla de Kona a más de 2.000 triatletas profesionales y aficionados

Alejandro Prado
El Ironman de Barcelona el pasado 4 de octubre.
El Ironman de Barcelona el pasado 4 de octubre.Getty

"Presume el resto de tu vida". Así concluía la hoja de instrucciones que recibieron los 15 valientes que el 18 de febrero de 1978 participaron en el primer Ironman de la historia, el de Hawái. Les tocaba nadar 3,8 kilómetros, pedalear durante 180 y correr un maratón para concluir, es decir, más de 42 kilómetros de carrera a pie. El próximo sábado 10 de octubre serán más de 2.000 triatletas los que tomen la salida en la isla de Kona en el Campeonato del Mundo de la especialidad.

Porque esta es la carrera. Donde todo el mundo quiere estar. Es la mística de sufrir en la cuna del triatlón moderno. En el archipiélago estadounidense comenzó el deporte de los tres deportes, al menos como ahora lo conocemos. Y todo por obra y gracia de John Collins, un oficial de la Marina de EE UU que quiso aunar tres pruebas para determinar quién era el más fuerte, el hombre de hierro.

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En Kona no solo hay que superar a los rivales. El calor y la extrema humedad apelmazan las piernas y dificultan la frecuencia respiratoria. Por eso Iván Raña aterrizó en Hawái con más de dos semanas de antelación. El triatleta gallego, campeón del mundo en distancia olímpica en 2002, es uno de los 85 profesionales que tomarán la salida. Junto a Eneko Llanos es la mejor baza española para estar arriba. "Ganar nunca se puede asegurar, ni el más fuerte puede hacerlo. Pero estoy en buenas condiciones", analiza Raña, que participará por tercera vez en el campeonato mundial. En 2013, su primera aparición en Kona, logró un meritorio sexto puesto.

Raña es un ejemplo de la evolución del triatleta que alarga la distancia con la edad. A sus 36 años, su cuerpo ha perdido la explosividad de antaño, pero está más adaptado a las largas distancias. "En mi época olímpica me estaba estancando. Entrenaba mucho y muy fuerte. No estaba haciendo el trabajo idóneo, pero sí se asemejaba a lo que hacía un tío de Ironman. Creo que a nivel físico y mental me estaba preparando para la larga distancia, sin darme cuenta", contesta cuando se le pregunta por qué decidió dar el paso al Ironman.

Debut con triunfo

Al margen del reducido grupo de profesionales, en Kona se reunirán en torno a dos millares de triatletas aficionados. Competirán divididos por grupos de edad. Marina Leboso es una de las cuatro españolas que estarán en Hawái. Para esta médica de 26 años, este deporte es su hobby. El pasado mes de julio hizo su primer Ironman en Fráncfort y se alzó con la victoria en su grupo de edad (25-29), un éxito abrumador para una debutante en la distancia. "Siempre se me ha dado bien el deporte", dice quitándose importancia. "Tengo cualidades genéticas, eso está claro, porque mi nivel de entrenamiento es menor que la media de la gente que hace esto". Marina cifra en unas 10 horas semanales su dedicación a entrenar, una cantidad extremadamente baja para un deporte tan exigente. "Antes hacía muchas guardias en el hospital, así que ajusté un entrenamiento de menos volumen y más calidad. Aprovechar el tiempo pero sin tanta tirada larga", apunta la joven madrileña, que ahora reside en Perú por motivos personales.

De entrenar cuando se pueda a vivir para entrenar. "Como, entreno, duermo", así resume su vida Iván Raña. Levantarse a horas intempestivas para nadar o montar en bici, recargar las pilas, dedicar la tarde a correr... Entrenar para rendir en tres deportes exige una alta dedicación, exclusiva si eres profesional. Si hay que ganarse la vida fuera de la competición, el reto es arañar tiempo para prepararse. Marina Leboso recuerda sus días en Madrid, cuando tras dejar el quirófano debía subirse en la bicicleta. "Intentaba quitarme los entrenamientos por la mañana, pero cuando había guardias lo hacía cuando podía, en ocasiones sin haber pegado ojo. Rozaba la locura".

Iván Álvarez, de 38 años, también debe rascar tiempo para prepararse. Lo que le deja su trabajo en la hostelería. Regenta su propio bar-restaurante en Madrid, pero entrena casi todos los días cuatro o cinco horas. "Hace años, estando en Lanzarote, vi por casualidad un Ironman y se me metió en la cabeza hacer la prueba", rememora Álvarez. El de Kona será su 15º triatlón de larga distancia y el 5º en Hawái. Tiene una muy respetable marca de 8h 38m en Fráncfort, no lejos de los registros de los profesionales, que rondan las ocho horas. Como para casi todos los triatletas, el segmento de natación es el que más se le atraganta. "Es lo que más ansiedad crea. Mucha gente junta, muchos golpes. Si no tienes experiencia lo mejor es buscar su sitio y tomarse este sector con calma", aconseja.

Humedad insoportable

Tras quitarse el traje de neopreno hay que subirse a la bicicleta. 180 kilómetros que se hacen eternos en Kona con un trazado sin apenas curvas y con el viento fustigando a los triatletas. "Mentalmente es la parte más dura en un Ironman", cuenta Marina Leboso, "estás muy cansada y piensas que aún te queda un maratón. Hay tentaciones de tirar la bicicleta. Pero piensas en la gente que tienes detrás y todos los entrenamientos que has hecho y continúas". Por último, queda la propina de los 42 kilómetros de carrera. "Ahí es cuando ves a San Pedro", bromea Iván Raña. "El asfalto quema y la humedad se hace insoportable", afirma el gallego sobre lo que le espera en Hawái.

El sufrimiento casi extremo amplifica la mística de este deporte. Quizá por eso ha experimentado un boom en los últimos tiempos. "Hay mucho postureo", comenta Raña, "pero es fugaz, si hay triatlón es porque engancha de verdad". Leboso está de acuerdo: "Muchos quieren hacer un Ironman para colgarse la medallita. ¿De qué sirve hacerlo en 17 horas? Salvo que seas un señor de 80 años". De todos modos, presumir será el premio de todos los que crucen la meta en Kona, ya lo decían las primigenias instrucciones.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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