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Márquez gana y Lorenzo se acerca a Rossi en el Mundial

La explosividad del de Honda se impone a la constancia del mallorquín en una carrera espectacular donde el italiano acaba cuarto

Nadia Tronchoni
Marc Márquez celebra su triunfo en Australia.
Marc Márquez celebra su triunfo en Australia.SAEED KHAN (AFP)

Compitieron la tenacidad y la ambición; la dulzura de los veteranos al volante frente a la frescura agresiva de los más jóvenes; se enfrentaban dos pilotos que se juegan el título y otros dos que solo querían divertirse, que, de momento, solo aspiran a firmar interiores de vértigo, vueltas fulgurantes y, por qué no, victorias para el recuerdo. El pilotaje fino, constante, martilleante de puro perfecto, de Jorge Lorenzo no fue suficiente para frenar la explosividad de Marc Márquez, siempre insatisfecho si no corona una carrera con la victoria. Así que se sacó de la manga un último giro increíble: hizo la vuelta rápida (rapidísima) cuando los neumáticos ya casi no respondían de tan desgastados como estaban, y le sirvió para hacer los últimos adelantamientos, pasar a Iannone a final de recta, alcanzar al mallorquín en Lucky Heights, adelantarle en plena bajada y cruzar la meta el primero.

Márquez había empezado el último giro tercero, a casi ocho décimas de Lorenzo, y terminó primero, con más de dos de ventaja. Tras una temporada repleta de caídas, con una moto demasiado irregular y un motor tan agresivo en la entrega de potencia que le condiciona en cada carrera, el piloto catalán aprovecha las pocas oportunidades que se le presentan. La del gran premio de Australia era una de ellas. Era veloz, mucho, más que nadie. La ausencia de grandes frenadas, su punto más débil este curso, le permitía resarcirse de un año malo y disfrutar como nunca de sus curvas rápidas con vistas al mar.

Nada pudo hacer el de Yamaha, un reloj, no más de tres décimas de diferencia entre vuelta y vuelta, suave su pilotaje, delicioso su estilo, tan elegante que sucumbió ante la irreverencia de su rival.

Al final, el derrotado fue Rossi. Aspiraba a la victoria y se quedó por segunda vez fuera del podio

Si la carrera de Márquez se explica desde su irregularidad, pues trataba de romper el ritmo con tiempos imposibles para imponer su explosividad, pero al tiempo se percataba de que así no aguantaría más de un par de giros y volvía a disminuir su velocidad una pizca –así fue como fue cazado (a seis vueltas) tras liderar la prueba durante tres giros–; la de Lorenzo lo hace, como siempre, a partir de su constancia. No le bastó solo con eso en el último giro, sin embargo. La goma delantera se le cerraba en las curvas lentas de derechas y no podía inclinar lo suficiente, ni cerrar bien los espacios, especialmente cuando sintió el acoso del catalán en los últimos minutos. Y prefirió ceder antes que arriesgarse a una caída.

Aún así, dio por bueno el segundo puesto, un resultado que, sumado al cuarto de Valentino Rossi, todavía el líder del Mundial de MotoGP, le deja a 11 puntos de su compañero de equipo. Fue un atrevido Iannone, magnífico espectáculo el suyo, y no solo en la recta (donde la Ducati deja buena muestra de la potencia de su motor, insuperable en velocidad punta), también en unas cuantas frenadas, quien le permitió recortarle siete puntos al italiano. La lucha, que empezó en el primer giro, se alargó, para deleite de los espectadores, hasta la última vuelta.

Estuvo sublime el de Ducati, que ni se amedrentó con el ataque de una gaviota –le destrozo parte del carenado y, por suerte, solo eso– cuando apenas llevaba dos vueltas intentando seguir a Lorenzo; ni lo hizo después cuando tuvo que pelearse con Márquez y Rossi, ahora en la curva Doohan, ahora en la cuarta, camino de Siberia, o bien en la octava, donde empieza la subida. Animó la fiesta y ayudó, con tanto movimiento, a que el mallorquín lograra una buena ventaja (llegó a estar a 1,4 segundos tras siete giros) en la primera parte de la prueba.

Lorenzo, Rossi y Márquez, en un momento de la carrera en Phillip Island.
Lorenzo, Rossi y Márquez, en un momento de la carrera en Phillip Island.PAUL CROCK (AFP)

Al final, el derrotado fue Rossi, que si bien fue capaz de poner a punto su moto y lograr unos reglajes con los que pilotar a gusto e igualar el ritmo de los pilotos en cabeza (algo que no había conseguido en todo el fin de semana), no estaba tan fuerte en frenada como en otras ocasiones y acabó sucumbiendo ante su compatriota, ante Márquez, y, en definitiva, también ante su compañero de equipo, a quien ni siquiera le vio el pelo. Aspiraba a la victoria y se quedó por segunda vez fuera del podio.

La lucha por el título Mundial y toda la tensión que la acompaña se trasladan, de momento, a Malasia, donde en una semana se volverán a batir en duelo los dos pilotos Yamaha. El italiano sigue dependiendo de sí mismo, pero el español, que pretende alargar la pelea hasta la última carrera en Valencia, vuelve a acercársele. Y está henchido de confianza otra vez.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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