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Un Real Madrid con luces y sombras se impone al Celta

Los de Benítez vencen a un encomiable conjunto gallego tras un gran inicio, otro sobrenatural Keylor y un espantoso final

José Sámano
Cristiano remata de cabeza ante Sergi Gómez.
Cristiano remata de cabeza ante Sergi Gómez.Denis Doyle (Getty Images)

El Madrid conquistó un valioso triunfo en el fortín de Balaídos como un mutante, con tres versiones bien diferentes: de entrada fue un equipo imperial, luego se encomendó a todos los santos del sobrenatural Keylor Navas y acabó yéndose por el sumidero ante un Celta con diez durante más de media hora. Un Madrid en la noria, con subidones y bajones, luces y sombras, tan estable por momentos como inestable de forma repentina cuando lo tenía todo a favor. No se rindió el cuadro vigués, que estaba en la lona hasta que su rival le dio vidilla, se cargó a hombros de Nolito y terminó por aterrorizar al líder, tan espantoso en el tramo concluyente como bienaventurado en el amanecer del partido.

Nada hacía prever la flojera del Madrid tras la expulsión de Cabral, al poco de iniciarse el segundo tiempo. Un derrumbe que le pudo costar un disgusto de aúpa tras haber noqueado al Celta en las dos áreas. Primero, con una puesta en escena total, avasalladora. Más tarde, con otra exhibición de su portero, que para, para y para, y vuelve a parar. Está hechizado, y quien quiera batirle tiene que afilar alguna escuadra, como hizo Nolito con su estruendoso gol para el 1-2. No hay otra forma terrenal de superar a Keylor, que con su estado de gracia ha cambiado la condición de víctima que suelen acarrear los porteros ante los atacantes. Hoy es el verdugo de todos. Las delanteras acaban por tenerle pánico. En Vigo dejó media docena de intervenciones de clase alta, con la mano derecha, con la izquierda, achicando portería. Un repertorio soberbio.

Celta, 1 - Real Madrid, 3

Celta: Sergio Alvarez; Mallo, Cabral, S. Gómez, Jonny; Wass (Radoja, m. 66) A. Fernández; Orellana (Guidetti, min. 81), Hernández (Planas, min.84), Nolito; Aspas.

Real Madrid: Navas; Danilo, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric (Nacho, min. 79); L. Vázquez (Isco, min. 60), Jesé (Cheryshev, min. 69) y C. Ronaldo.

Goles: 0-1. M. 7. C. Ronaldo. 0-2. M. 22. Danilo. 1-2. M. 84. Nolito. 1-3. M. 90 Marcelo.

Árbitro: Clos Gómez. Expulsó a Cabral (min.56) por doble amarilla. Amonestó a Hernández, Aspas, Orellana, Nolito y L. Vázquez.

Balaídos, unos 28.000 espectadores.

Hasta los "momentazos" del costarricense se observó a un Madrid total, en el que de principio a fin todos sumaron con creces. Un conjunto con poso en todas las líneas en un ruedo tan crudo frente a un equipo que llegaba con el pecho caliente tras un inicio de temporada deslumbrante. Allí donde fue descuartizado el Barça, el Madrid tomó nota desde el calentamiento. Su puesta en marcha fue contundente, rotunda. Le escondió la pelota al Celta, le arrestó en todos los espacios, le puso contra las cuerdas hasta convertirle en un rival de cartón piedra, lo que nadie había conseguido.

El grupo de Benítez se desplegó con una potestad extraordinaria, sin trivialidades, a por todas. Esposado el conjunto gallego, que a duras penas adivinaba si quiera el color del balón, antes de los diez minutos apareció CR como un cometa fulgurante desde la posición de ariete. A un quite de Casemiro, se activó Lucas y enfiló a CR mientras Jony desgastaba la suela y se pasaba de frenada. El luso, en paralelo a la portería, armó un remate terminal, y no era fácil… Pero era Cristiano, que juega menos pero sigue puntual con el gol. Sin tiempo para lamentos, aturdido como estaba, el Celta siguió neutralizado, zarandeado por fuera y por dentro, abrasado por dos laterales encomiables como Marcelo y el mejor Danilo del curso, enclaustrado por un Casemiro de apabullante, sometido por dos revoltosos como Jesé y Lucas por los costados, desnortado por Kroos y Modric como costureros en ataque.

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En pleno fragor blanco llegó la segunda estocada. Marcelo, imponente, quizá en el mejor momento de su carrera, combinó con CR y el portugués enlazó con Jesé, que filtró la pelota hacia el carril derecho, donde había un cráter por el que llegó al sprint Danilo, que cerró la jugada sin miramientos, como acostumbraba en el Oporto, huella que hasta ahora no había dejado en el Madrid. El cuadro de Berizzo quedó penalizado por su estrategia con los laterales, que tienen órdenes de seguir a sus pares allá donde pisen. Nolito no reculó en auxilio y 0-2. Un marcador acorde con el juego, colonizado por el Madrid, un Madrid que sin venir a cuento se entregó a Keylor Navas. Ganador en el área del Celta, al Madrid le tocó entonces medirse en su propia portería. Cuestión de fe con ese guardameta iluminado. La fe que nunca perdió el Celta pese a irse al descanso jurando en hebreo por la majestuosidad del arquero. Orellana, Aspas, Pablo Hernández, Nolito… Uno tras otro se estrellaron frente al costarricense en los mejores momentos de los locales.

Navas atrapa un balón ante Aspas.
Navas atrapa un balón ante Aspas.MIGUEL RIOPA (AFP)

El equipo vigués, que tiene fútbol y alma, tampoco hizo volar la toalla cuando el árbitro expulsó a Cabral tras un agarrón de Pablo Hernández a Sergio Ramos. Se supone que le tarjeteó por segunda vez por protestar, no cabe otra explicación para condena tan rigurosa. ¿Fin de partido? Para nada. El Madrid se evaporó, creyente como es de que cerraría el duelo a la contra. Pero este Celta tiene orgullo y con todo a cuestas apareció el mejor Nolito, su duende. Poco a poco hizo tiritar a su jerárquico adversario, que perdió por completo el hilo del partido y concedió muchas vidas más al cuadro vigués. Cierto que CR pudo clausurar la jornada, pero estuvo parvulario y flácido ante Sergio. Acogotado, el Madrid no respiró hasta la última acción, el gol de Marcelo con el que se bajó el telón a un choque que dejó el rastro de tres equipos en uno: el coral, el de Keylor y el del desmadre con el que bajó la persiana a un Celta que nada debe reprocharse. Si se lo cree es cosa seria. El Madrid, con el listón mucho más alto, aún no. Suma y suma, pero no se le interpreta salvo en lo que concierne a la portería.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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