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El Real Madrid cae en Vila-real tras tirar medio partido

Un gol de Soldado derrota a los de Benítez, que pasaron del primer tiempo y se quedaron cortos con su reacción posterior

José Sámano
Marcelo se lamenta durante el partido.
Marcelo se lamenta durante el partido.Juan Carlos Cardenas (EFE)

El Madrid solo quiso jugar medio partido y le salió cruz. Jugó de puntillas todo el primer tiempo y el Villarreal se lo cobró. Cuando quiso reaccionar, con un arreón de aúpa al inicio del segundo capítulo, el partido se le hizo tan corto como largo se le había hecho el tramo inicial. Un desengaño tras el despiste azulgrana del sábado y a la vista del despegue del Atlético. No hay forma de que este Madrid cuadre un partido redondo ante un rival con galones, y este Villarreal los tiene, no es un cualquiera en el fútbol.

Salió el Madrid con la caraja, con legañas y chándal, nada predispuesto para los primeros asaltos. Todo lo contrario que su oponente, vivaz y agudo desde el inicio. Anestesiados los de Benítez, los chicos de Marcelino invadieron el territorio blanco con energía y sutileza, con el fútbol a un toque, con energía y mucha chispa. Mandaba Bruno, percutía Do Santos, descargaba Soldado y aceleraba Bakambú. El francés de origen congoleño iba en patines, inalcanzable para todo madridista, incluido Sergio Ramos, al que le hizo un chiste entre las piernas. Al salir del túnel conectó con Dos Santos, cuyo remate cruzado martilleó el poste derecho de Keylor Navas. No se había cumplido los cinco minutos y antes de los diez el Madrid cayó en otra emboscada. Bruno, impetuoso y decidido, puso más ardor que Modric, le birló el balón y Bakambú, otra vez protagonista, enlazó con Soldado. El remate del exmadridista también se coló entre las piernas de Keylor, el segundo caño de la noche. Ambos muy prematuros, señal de la modorra del Madrid.

Villarreal, 1 - Real Madrid, 0

Villarreal: Areola, Bailly (Rukavina, m.84), Musacchio, Víctor Ruiz, Jaume Costa, Jonathan dos Santos, Trigueros (Pina, m.90), Bruno Soriano, Dennis Suárez, Roberto Soldado (Nahuel, m.83) y Bakambu.

Real Madrid: Keylor Navas, Danilo, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo (Jesé, m.89), Luka Modric (Isco, m.78), Casemiro (Kovacic, n.78), James Rodríguez, Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo.

Gol: 1-0. M.9. Soldado.

Arbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Bailly, Denis Suárez, Marcelo y Sergio Ramos.

El Madrigal, unos 21.000 espectadores.

En el mismo pasto en el que el Villarreal tocaba el violín con la pelota en los pies, el Madrid la reventaba con algún zurriagazo de sus centrales, o de Casemiro, como si Modric y James fueran invisibles. Sin arquitectura, los blancos eran un equipo espeso, sin ingenio, rutinario. Benítez prescindió de Kroos, que lleva un curso fuera de onda, y envidó con Casemiro como sostén y la lucidez del croata y el colombiano. Ni lo uno ni lo otro. Los visitantes decidieron tomarse el medio campo como apeadero cualquiera, prescindible. Tampoco encontró vuelo por los costados, porque rara vez Cristiano y Bale daban auxilio a los laterales. El Madrid era la nadería.

De entrada, el Villarreal no fue el Shakhtar, el Eibar, el Cádiz, el Getafe o el Malmoe. Es un conjunto mucho más cuajado, con buenos futbolistas y una idea recreativa del juego. En esta plaza, la creatividad nunca estuvo bajo sospecha, el buen fútbol nunca conspiró contra la eficacia. Le gusta jugar al pie, pero sin retórica, con el turbo dispuesto cuando se acerca al área del rival, lo que exige mucha precisión. La tuvo el equipo durante el primer tiempo, cuando llevó a las cuerdas a su adversario. Con Soldado, que se maneja de maravilla de espaldas, y Bakambú como punto final estuvo a un paso de cerrar el choque. En un intercambio de papeles respecto al gol, el francés cazó una peinada de su compañero y sacó dos ruedas a Pepe en carrera. Su chut cruzado ante Keylor le salió mordido. El Madrid llegó seco al descanso, para entonces ni había madrugado.

El amanecer del segundo acto fue otra cosa, otro partido radicalmente distinto. Con los mismos del comienzo, despertó el Madrid. Cuestión de actitud. Todos subieron el tonelaje, otra intensidad, otro brío. Los primeros instantes fueron arrolladores, con el vivaracho y ameno Villarreal del primer tramo ahora enchironado en los morros de su portero. Se multiplicaron los remates francos de Benzema, se activó Cristiano, dejó alguna pisada Bale… El equipo gravitó sobre James, por fin entendió que necesitaba un hilo conductor. Por fuera, Marcelo ya se pareció a Marcelo. Todo el Madrid fue más reconocible. El Villarreal apenas era capaz de achicar agua. No encontraba la forma de evitar el mazo rival. El arrebato de los blancos se convirtió en un suplicio para los amarillos, obligados a una resistencia de jabatos, heroica. Por fútbol, no fue un Madrid deslumbrante, sí por nuevo empeño y tenacidad. Benítez movió el cesto y dio entrada a Isco y Kovacic por el apagado Modric y Casemiro. El puño duro que tantas veces ha rescatado al Madrid esta vez no fue suficiente. Su tromba del segundo acto no le alcanzó ante un contrario que se vio forzado a jugarse las habichuelas como menos le gusta, en su cueva.

Sin remedio, el Madrid cayó en el Madrigal y bajó la persiana a otra jornada aciaga con Bale de lateral izquierdo por otra lesión de Marcelo. La orden de Benítez despertó un gesto contrariado del galés, mueca que no se le vio, ni a él ni sus compañeros durante el primer tiempo, cuando todo el equipo se dejó ir hacia ningún sitio. Luego, con el Barça más a tiro y tras la estela del Atlético, ya no pudo remar. Insuficiente Cristiano, menos Benzema que en las últimas jornadas y casi sin rastro de Bale. Un coste demasiado alto para un Madrid que de nuevo se asoma al abismo. Por ahora, no hay quien le cuadre. Son muchos los días que no tiene explicación. Sin ir más lejos, su pereza durante todo un primer tiempo e impotencia después. El equipo se viene, se va, emerge un rato, se extravía...

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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