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Paco Jémez: “Hoy la Liga ha perdido mucha credibilidad”

El técnico del Rayo insinúa que el árbitro favoreció al Madrid de forma "vergonzosa" al expulsar a dos jugadores y pitar un penalti cuando su equipo vencía 1-2

Diego Torres
Paco Jemez en el banquillo contra el Real Madrid.
Paco Jemez en el banquillo contra el Real Madrid.C. DE LA TORRE (AFP)

Bale hizo su mejor partido del año, se lució Benzema, destacó Cristiano. Fueron los mejores minutos de Kroos esta temporada y hasta Danilo se llevó la primera ovación después de meses sin hacer nada relevante. La megafonía del Bernabéu gritó el nombre del autor de cada uno de los 10 goles madridistas con un estruendo descomunal. La grada de animación, esos 2.000 seguidores fichados por el club para cantar un repertorio dirigido y autorizado, entonó los versos más felices. Parecía la jornada soñada. El Madrid ganaba por 4-2 y los locutores radiales se regocijaban ante las proezas locales cuando el árbitro, el gallego Ignacio Iglesias Villanueva, señaló el descanso. Entonces, desde las tribunas se elevó el ruido de la indignación. La pitada. La estruendosa comunión de silbidos que puso de manifiesto que a los socios no les valía el espectáculo. No les convencía la apariencia de perfección.

Los socios recordaron que el Madrid solo superó al Rayo jugando con uno y con dos hombres más. Cuando el duelo fue de 11 contra nueve. Después de que Iglesias Villanueva expulsara a Tito y Baena y pitara un penalti en contra del Rayo en el curso de diez minutos. Y así, claro, el Madrid arrasó. Puede que el 10-2 convenza a los remotos seguidores chinos que lean la crónica del Titán. A los 60.000 que acudieron a Chamartín no los conformó.

“Hacía mucho tiempo que no veía algo tan esperpéntico y tan vergonzoso como lo que he presenciado aquí”, dijo el entrenador rayista, Paco Jémez, en referencia a la supuesta parcialidad del juez. “Es algo que no beneficia ni al Madrid ni al fútbol español, y mucho menos al estamento arbitral. Creemos que nuestra Liga es la mejor del mundo pero hoy hemos perdido mucha credibilidad”.

“Mis jugadores y yo nos sentimos pisoteados y humillados”, lamentó Jémez. “En el vestuario he visto llorar a tíos grandes como carros, profesionales que llevan muchos años preparándose para un día así y ven que han pasado cosas que no están dentro de lo normal. A la mayoría de la gente este partido no la ha dejado a gusto. ¿Esto cómo puede explicarse? Yo me he sentido muy extraño. Como si fuera un sueño. Hemos sabido adelantarnos al Madrid en su campo y la gente hasta sacó pañuelos. Lo estábamos haciendo muy bien pero…”.

La tarde comenzó con una sonora pitada al entrenador Rafa Benítez. Siguió con la manifestación del grupo llamado Movimiento Ámbar, cuyos miembros dispersos por la grada baja, armados de banderas amarillas, pidieron la dimisión del presidente Florentino Pérez con la oposición de muchos de sus vecinos, que se lo reprocharon. La exhibición de poderío contra un contrario modesto y disminuido por el rigor arbitral no fue la clase de reacción que esperaba la mayoría después de la derrota en El Madrigal. Mucho menos asistir al dominio del partido por parte del Rayo en los primeros minutos. Cuando el Rayo se adelantó con dos cabezazos (1-2), el público estalló furioso. La gente pitó a los jugadores, al palco, al entrenador. Cristiano se volvió gesticulando hacia el fondo sur y mandó callar. El divorcio entre el equipo, la directiva y la afición pareció completo. Hasta que intervino Iglesias Villanueva.

Rafa Benítez se asomó por la sala de conferencias con el ceño fruncido. Preguntado por los pitos que le dedica el Bernabéu antes de cada partido, dijo que se siente afortunado de no oírlos: “Tengo la suerte de que salgo al campo tarde. Yo estoy bien. Yo salgo concentrado en mi trabajo y estoy satisfecho”.

El rey de los robots

Gareth Bale vivió ante el Rayo su día más productivo desde que fichó por el Madrid hace dos años y medio. El galés metió cuatro goles y se presentó ante las cámaras con aplomo. “Así es como se superan golpes como la derrota en Villarreal”, dijo, en referencia al 10-2. Cuando le preguntaron que qué les pasó a él y a sus compañeros en El Madrigal, donde el equipo perdió 1-0, la respuesta resultó mecánica: “No somos robots”. A la cuestión de las necesidades futbolísticas del Madrid en estos momentos, replicó con una frase inquietante: “Nos falta de todo”.

A Bale le siguió Ramos, impecable como un príncipe después del paso por el vestuario. Le preguntaron si “la solución es Benítez”, como repite el presidente Florentino Pérez cada vez que sale en defensa de su entrenador, y el defensa se acordó del ajedrez. “Aquí”, dijo, “los jugadores somos peones. Aquí el presidente es el rey”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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