_
_
_
_
_

Nadal, campeón de Abu Dabi

El número cinco eleva su primer título de 2016 al vencer al canadiense Raonic (7-6 y 6-3) antes de disputar la primera cita oficial de la temporada, la próxima semana en Doha

Alejandro Ciriza
Nadal efectúa un servicio ante Raonic.
Nadal efectúa un servicio ante Raonic.ALI HAIDER (EFE)

Sin olvidar que el de Abu Dabi es un torneo de exhibición, una primera toma de contacto, la irrupción de Rafael Nadal en 2016 fue esperanzadora. El número cinco, de 29 años, elevó por tercera vez en su carrera el trofeo del emirato. Lo hizo después de imponerse en la final al canadiense Milos Raonic por 7-6 y 6-3, tras 90 minutos. Pero más allá del triunfo, la actuación del español en su primera cita del calendario ofreció algunas indicios significativos.

Antes de abrir oficialmente la temporada, la próxima semana en Doha (categoría 250), el de Manacor demostró que mantiene el mismo tono competitivo con el que cerró el año vencido. Es decir, ahora mismo exhibe chispa, piernas y golpes. El tiempo dictará si son los suficientes como para pleitear durante los próximos 12 meses con el trío más fuerte del circuito (Novak Djokovic, Andy Murray y Roger Federer), pero desde luego sí las necesarias como para evitar la irregularidad de 2015.

El español mantiene el mismo tono competitivo con el que cerró 2015: exhibe chispa, piernas y golpes

"Es una gran sensación. Sin duda es una excelente manera de empezar una nueva temporada ganando contra dos de los mejores jugadores del mundo y jugar a un gran nivel", expresó Nadal, que con tres títulos en Abu Dabi (venció previamente en 2010 y 2011) iguala el registro de Djokovic. "He jugado a un gran nivel y estoy feliz por ello. Ahora estoy jugando bien".

Durante el último trimestre del curso pasado, Nadal recuperó la lucidez mental y el juego. Con el objetivo de mantener la inercia, el balear optó por la vía del trabajo y no se concedió un descanso. Primero participó en la Liga asiática (Manila y Nueva Delhi) y después aprovechó su estancia en Manacor para entrenarse a pleno rendimiento antes de desplazarse a Abu Dabi. Y allí, una buena puesta en escena, primero contra David Ferrer, y este sábado en la final contra Raonic, número 14 del mundo.

Nadal muerde el trofeo de campeón de Abu Dabi.
Nadal muerde el trofeo de campeón de Abu Dabi.ALI HAIDER (EFE)

El canadiense, un cañonero que a partir de ahora contará con el asesoramiento de Carlos Moyà en el banquillo, fue neutralizado por Nadal a base de temple y selección, de contención en los restos y aguijonazos puntuales. El español decantó el tie-break de forma rotunda (7-2) y rompió el segundo parcial al quebrar el servicio de su rival en el cuarto juego, para 3-1. A partir de ahí, viento a favor: primer fotograma victorioso de 2016, un suculento cheque de 230.000 euros y rumbo ligero a Doha, donde se estrenará ante el asturiano Pablo Carreño y en donde comparecerá por el otro lado del cuadro el número uno, Djokovic.

No trabajo para volver; sino para estar mejor que hace unos meses"

"No trabajo para regresar; trabajo para estar mejor que hace dos, tres o cinco meses. Siempre quiero mejorar mi nivel. No pienso en lo que sucedió hace cinco o tres años. Pienso en lo que pasó ayer para mejorar hoy. Esa es mi filosofía. Ahora me siento bien y estoy preparado para la competición", concluyó el español.

Mientras mengua el margen hacia el Abierto de Australia (del 18 al 31 de enero), buenas pistas desde el desierto de Abu Dabi: un pequeño mordisco de Nadal para abrir boca.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_