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Por un derbi en paz

Los jugadores de Barça y Espanyol se llamaron para rebajar la tensión

Robert Álvarez
Galca y Luis Enrique antes del partido de Copa de este miércoles.
Galca y Luis Enrique antes del partido de Copa de este miércoles. JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

Galca y Luis Enrique, entrenadores del Espanyol y el Barça respectivamente, posaron juntos antes de enfrentarse por tercera vez en solo 12 días. La fotografía, los gestos de distensión, los esfuerzos por rebajar el suflé tras los dos primeros derbis se hacía poco menos que imprescindible. El tercero, hoy en Cornellà (21.00, Canal+ Partidazo), corría el riesgo de configurarse en un campo de batalla, como si se tratara de un sórdido duelo al amanecer y no un derbi que, por más rivalidad, intensidad y pasión que tenga, no deja de ser otra cosa que un partido de fútbol. Los técnicos, los presidentes y los jugadores han tenido que recordárselo a sí mismos y también a sus respectivas parroquias.

Los futbolistas de ambos equipos se cruzaron llamadas telefónicas esta semana. Se trataba de firmar un armisticio porque se hizo irrespirable el ambiente en el duelo liguero en Cornellà el 2 de enero (0-0), se armó la marimorena en el Camp Nou el día de Reyes en la ida de la Copa (4-1), y nada bueno se presagiaba para la vuelta, hoy, de nuevo en el coqueto estadio blanquiazul. El duelo pasó del césped a la exacerbada hostilidad de la grada en Cornellà, a la reyerta en el túnel de vestuarios del Camp Nou, a las denuncias por gritos racistas dirigidos a Neymar, a la soflama presidencial de Collet, a tuits inflamables de Piqué, al pisotón de Pau López a Messi no sancionado, a la polémica por el acta arbitral y la decisión del Comité de Competición de sancionar con dos partidos a Luis Suárez por haber retado, a los jugadores del Espanyol, ratificada ayer por Apelación. “Aquí os estoy esperando, venid acá; sos un desecho”, les gritó el uruguayo a los blanquiazules, según el acta arbitral tras el segundo derbi, aunque en voz baja se asegura que fue Mascherano el autor de la frase. [Si es cierto que lo dijo, en Uruguay y Argentina la expresión "venid acá" no existe; se dice "vení acá" y se refiere a una persona, no a un colectivo. Por otra parte, sos equivaldría a decir en España tú].

El Espanyol acabó aquel derbi con nueve jugadores tras la expulsión de Hernán Pérez y Diop, que al igual que Luis Suárez, sancionados, no podrán jugar hoy. Todos convinieron en que se sobrepasaron los límites, incluso entre jugadores que son o han sido compañeros en las selecciones españolas, que compartieron vestuario en el tradicional partido de la catalana disputado el 26 de diciembre e incluso en su día jugaron juntos en el Barça B e incluso en el primer equipo.

El partido de hoy ha sido declarado de alto riesgo, aunque desde hace años ambos clubes y los Mossos d’Esquadra establecieron un protocolo por el que no se facilitan entradas a los seguidores del equipo visitante. “Espero que todo el mundo, los aficionados y los jugadores, se centren solo en el partido. Que la hinchada apoye al equipo y nada más. Los necesitamos, pero para que estén a nuestro lado. No tiene que ir a más. Es un partido de fútbol y nada más”, sentencia Galca.

Este tercer derbi corría el riesgo de configurarse en un campo de batalla, como si se tratara de un sórdido duelo al amanecer 

“Con los jugadores hablamos de todo lo que pasó. Hubo intercambio de opiniones y no pasó nada extraño que yo no haya visto como jugador o entrenador. Prudencia, tranquilidad y las cosas se tienen que decir en el terreno de juego”, recomendó Luis Enrique. Collet, presidente del Espanyol, advirtió del riesgo que corren quienes se extralimiten en la grada del estadio de Cornellà: “Hay que rebajar la tensión. La afición debe aplaudir y animar, pero nunca insultar, y vigilar el tipo de gritos porque se mira que no haya racismo ni intolerancia. El fútbol mueve pasiones, pero cuidado porque todo lo que se hace o se dice en la grada queda grabado”.

En lo que atañe exclusivamente al juego, es obvio que el Espanyol afronta un desafío enorme e inédito. Necesita un 3-0 o ganar por cuatro goles de diferencia para acceder a los cuartos de final. Necesita un resultado tremendo frente a un rival al que no ha ganado nunca en Cornellà, desde que estrenó el estadio en el verano de 2009. Y en la Copa existen 17 precedentes. El Barça ha ganado los últimos ocho. La última vez que el Espanyol le eliminó fue en la temporada 1960-1961, en la época de Ramallets y Kubala.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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