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EL QUE APAGA LA LUZ
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El evangelio según Guardiola

Pep Guardiola en rueda de prensa.
Pep Guardiola en rueda de prensa.Maja Hitij (AP)

Después de poner en cuestión la dieta que siguen sus futbolistas, Pep Guardiola habló al pueblo. Y le explicó, en una frase, por qué ha decidido abandonar el Bayern de Múnich, con el que tiene en juego la Liga alemana (lo de en juego es un decir, porque el Bayern acostumbra a ganar la Liga en octubre) y la Champions, asunto sin duda de mayor calado. Y no, no afecta a Guardiola mezclar su presente, el equipo bávaro, con su futuro, el Manchester City inglés. Y no le afecta por una razón tan sencilla como irrefutable: “Soy como las mujeres; puedo hacer dos cosas a la vez”. He ahí la clave del misterio. Guardiola puede seguir volcando su infinita sabiduría en el Bayern y a la vez construir un proyecto para días venideros en tierras británicas, donde llegará, según sus más aclamados hagiógrafos, a predicar su evangelio, a despertar a un fútbol anquilosado, como demuestra que es el más seguido del planeta. Pero el planeta es idiota, qué se le va a hacer.

El fútbol moderno, es bien sabido, nació con Guardiola. Lo anterior era otro deporte. El Madrid de Di Stéfano, por comenzar por el comienzo, era un equipo de béisbol en blanco y negro. Y el Brasil de Pelé... ¿este no era el de la disfunción eréctil? Y el Ajax de Cruyff… perdón, perdón, que Cruyff es patrimonio del Barça, faltaría más. Y el Milan de Sacchi, poca cosa, orden, táctica y un tal Van Basten. Nada que ver con el excelso fútbol de aquel Barça de los 150 millones de toques en cada partido y el 328% de posesión. Y Rijkaard, ¿quién es Rijkaard? De repente, los más afamados estudiosos descubrieron la piedra filosofal de este deporte. Eso era jugar al fútbol y lo demás era la nada. Quienes no abrazaron la causa, pocos, comenzaron a arder en el infierno. Guardiola acumuló 14 de 18 títulos posibles. Nadie en su sano juicio pudo ni puede negarle, ni le negará jamás, una gota de mérito. Y nadie en su sano juicio negará que en aquel equipo jugaba Messi.

Quizá porque lo había ganado todo, o quizá por otra cosa, Guardiola dejó Barcelona y se fue a Nueva York, mientras las librerías se llenaban de títulos en su honor: Palabra de Pep, El pensamiento futbolístico y vital del entrenador del Barça en 150 frases... Allí mejoró su inglés y, de paso, comenzó a estudiar alemán, que nunca está de más ampliar conocimientos. En enero de 2013, el Bayern anunció, con el consentimiento del técnico, su contratación para la temporada siguiente. Al equipo lo entrenaba un señor mayor llamado Heynckes, que se vio con el culo al aire con la mitad de la temporada por delante. Y con el culo al aire lo ganó todo, Champions incluida.

Él diseñó este Bayern, que en Alemania es algo así como el Madrid, más el Barça, más Adidas

Tres años después, Guardiola ha anunciado su adiós al Bayern. Se lleva dos títulos de Liga, un tercero que llegará en breve, una Copa y quién sabe si una Copa de Europa, competición de la que le han echado a sopapos Madrid y Barça en sus dos últimas apariciones. Él diseñó este Bayern, que en Alemania es algo así como el Madrid, más el Barça, más Adidas, lo que le permite esquilmar a su único rival, el Dortmund, que se quedó sin sus dos estrellas más rutilantes, Gotze y Lewandovski, en un parpadeo. Hace unas semanas, según el diario Kicker, el Bayern mandó un correo en el que exigía a sus futbolistas mayor disciplina en la dieta y menos parrandas. Guardiola lo desmintió, no sin antes despotricar contra la prensa alemana y añadir: “Es imposible ganar títulos con jugadores que no son profesionales”. Días después, el Manchester City hizo oficial que Guardiola será su técnico la próxima temporada. Un Manchester City que tiene a un entrenador, Manuel Pellegrini, con contrato en vigor hasta 2017. Minucias.

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