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Óliver se defiende con su juego

El canterano se reengancha a los planes de Simeone sin renunciar a sus virtudes

Ladislao J. Moñino
Óliver trata de zafarse de Juanca en el último Atlético-Eibar.
Óliver trata de zafarse de Juanca en el último Atlético-Eibar.Javier Lizón (EFE)

La relación futbolística entre las características técnicas de Óliver Torres y el ideario base de Diego Pablo Simeone es antagónica. Esa diferencia al técnico le genera uno de los debates internos más clásicos en el oficio de entrenador: el jugador distinto o el estilo innegociable e incuestionable desde los resultados; la asignación de una demarcación en beneficio del colectivo para evitar riesgos defensivos o el vértigo de perder solidez para ganar en soluciones ofensivas con un mayor manejo del balón. Dando por hecho tanto el entrenador como el jugador que el esfuerzo no se negocia, la ligazón es tan complicada que pudo derivar en la marcha de Óliver en el reciente mercado invernal si el club no lo hubiera frenado. En el fondo subyace que tanto la dirigencia como el entrenador saben que tienen entre manos la responsabilidad de hacer explotar un gran talento que no está dispuesto a echarse a perder por falta de minutos. Si su explosión en otro club es acorde a su calidad iría en el debe del Atlético y de Simeone.

La brillante media hora larga que Óliver jugó ante el Eibar la semana pasada llenó el ojo del Calderón. Quizá fue la primera vez que la hinchada rojiblanca asistió a la versión que más se aproxima al jugador que intuye. La actuación también desmintió una cuestión que debía darse por sabida: que no hay paladar de hincha que no agradezca a un jugador tan fino. Óliver entró en plena crecida del equipo que había logrado igualar el marcador, pero en esa media hora le dio continuidad al juego, repartió pases de gol, forzó con un gesto técnico el córner del 2-1 y movió el balón para entregarle el control a su equipo de un partido que en todo el primer tiempo nunca fue suyo.

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Las consecuencias del repertorio exhibido también llenaron el ojo de Simeone. El primer tiempo no había sido bueno. El gol de ellos pareció un incentivo para ir creciendo. Los cambios mejoraron al equipo, Óliver sobre todo y redondeamos un partido muy bueno en el segundo tiempo”, admite Simeone.

El club y el técnico saben que tienen entre manos un gran talento y la responsabilidad de hacerle explotar

La conclusión de esa media hora es que Óliver fue Óliver y eso generó la aparición de unas virtudes individuales que repercutieron para bien en el colectivo. Por encima de la posición escorada y los espacios que tuvo que ocupar en defensa, en ataque, el 10 del Atlético estuvo en todos los circuitos principales del balón y manifestó esa manera de interpretar el juego que describió en una entrevista concedida a este periódico cuando se asomó al primer equipo. “Querer el balón no es malo, es tener el valor de querer hacerlo tuyo y luego combinar, soy un futbolista asociativo. El balón es fundamental para mí, si me falta, no me siento cómodo”. A diferencia de Arda, que no necesitaba estar tan en contacto con el balón, Óliver si demanda estar en el corazón de las jugadas permanentemente. El partido del Eibar enseñó a un jugador dispuesto a respetarse, a hacer una de más, pero no en la búsqueda del lucimiento personal, sino en el rastreo de soluciones ofensivas para el equipo.

Ninguno de los futbolistas con los que cuenta Simeone tiene lo que Óliver puede ofrecerle para cuando lo necesite o lo crea conveniente. El Atlético juega en Getafe y con Carrasco recuperado puede que le espere banquillo. Si Simeone decide echar mano de él, lo normal es que se encuentre a un jugador que pretenderá imponer su juego en beneficio del colectivo.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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