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La metamorfosis de Layún

El medio mexicano ha pasado de ser objeto de burla en las redes sociales de su país a convertirse en el mejor asistente de Europa

Diego Mancera
Layún, con el Oporto
Layún, con el OportoFB

La evolución de las especies también rige en el mundo del fútbol. En cuatro años, Miguel Layún ha pasado de ser blanco de burlas y chanzas en las redes sociales mexicanas durante su etapa como jugador del América, a convertirse —junto con el alemán Mesut Özil— en el mejor asistente del fútbol europeo con 16 pases de gol con el Oporto, superando a jugadores como Neymar o Ángel Di María.

Miguel Arturo Layún hizo sus primeras pruebas en el Cruz Azul de Ciudad de México. Pero una lesión —se rompió el ligamento cruzado— le hizo regresar a su Córdoba (Veracruz) natal. Jugó unos meses con el Querétaro en la segunda división y en el 2006 ya era parte del primer equipo de los Tiburones Rojos.

Su estreno en la liga mexicana, un par de minutos en la última jornada, fue en abril de 2007 contra el Necaxa. En su espalda portó un número de novato, el 150. La banda derecha fue su pista de carreras.

Al año siguiente el equipo descendió y Layún volvió a jugar en la segunda categoría. Fue titular indiscutible en los 26 partidos que disputó como lateral, tanto por la derecha como por la izquierda. La directiva decidió sin embargo no renovarle. 

Su juego dinámico por las bandas y su buen disparo de fuera del área interesó en el fútbol italiano. En el Atalanta sólo jugó dos partidos y sumó apenas 23 minutos. Su sueño europeo se limitó al banquillo de suplentes durante seis meses.

Su juego dinámico por las bandas y su buen disparo de fuera del área interesó en el fútbol europeo

De vuelta en México, el entrenador Jesús Ramírez, quien había hecho campeona a la selección en el Mundial Sub 17 en 2005, confió en él. La directiva del América fue precavida y sólo solicitó un préstamo por el resto de la temporada. En julio de 2010 quedó desligado del Atalanta y firmó un contrato definitivo como Águila.

“Al principio fue complicado. Mucha gente cuestionaba si tenía la capacidad de vestir este uniforme. En las redes sociales fue difícil por todo lo que me tocó vivir, pero estaba convencido que podía darle vuelta a las cosas”, reconoció Layún en una entrevista para el portal de la FIFA en 2013.

Twitter hasta engendró un hashtag en su honor: #TodoEsCulpaDeLayún. Los usuarios no perdonaban sus errores en el control del balón y sus centros demasiado holgados que acababan perdidos por encima del larguero. En un movimiento defensivo, el propio jugador llegó a registrar en 2013 la marca TodoEsCulpaDeLayún y abrió una tienda online.

La carrera del lateral vivió un punto de inflexión en la final del Torneo Clausura 2013, cuando el América se enfrentó a Cruz Azul en el Estadio Azteca. Con el marcador empatado a dos, el destino del campeón se decidió en los penales. Los primeros dos jugadores de Cruz Azul habían errado sus tiros. Miguel Layún, que había salido del banquillo, pidió cobrar el tiro decisivo. El punto del penal había desaparecido por la lluvia intensa de la Ciudad de México. Al momento de cobrarlo se resbaló; sin embargo, fue gol. Un triunfo que lo llevó a jugar el Mundial de Brasil 2014.

En el siguiente torneo mexicano se colgó con desanimo a medalla de subcampeón, después de perder con el Club León. Un año después fue titular, goleador —5 anotaciones—, capitán y campeón de liga con el América.

La familia Pozzo, especialista en comprar jugadores promesa y revenderlos por el doble, se fijó en Layún. El futbolista, por entonces de 27 años, tenía tres opciones: el Granada de España, el Udinese italiano o el Watford de la segunda división inglesa. Optó por buscar el ascenso a la Premier League.

Durante la segunda vuelta de la temporada 2014-2015 disputó 17 partidos y colaboró como lateral y mediocampista por la izquierda en la recuperación de la máxima categoría por parte del Watford. Hasta que el Oporto se interesó en él y consiguió un préstamo por un año. Una de las mejores decisiones del presidente Jorge Pinto da Costa.

El originario de Córdoba, Veracruz, ha jugado 28 partidos sumando la la liga,  la copa portuguesa y la Liga de Campeones. Lleva tres anotaciones, aunque han tenido mayor valor las 16 asistencias de gol. La última fue vital para la victoria ante el gran rival, el Benfica.

Con un valor estimado en tres millones de dólares, según el portal Transfermarkt, vive la mejor temporada de su carrera. Su nuevo sueño es jugar la Copa América Centenario o los Juegos Olímpicos con México y seguir fabricado goles, su nueva especialidad.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. También se encarga de informar de historias deportivas de México. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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