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Osasuna, de club modélico a culebrón judicial

Se cumple un año de investigación sobre la entidad, envuelta en sospechas de amaños y salidas de dinero de la caja sin justificar

Muchos aficionados de Osasuna presumían hasta hace poco de que el club pertenecía, junto a Real Madrid, Barcelona y Athletic, al selecto grupo del entidades del fútbol español que no habían tenido que convertirse en sociedades anónimas, la figura jurídica creada por el gobierno de Felipe González en 1990 para los clubes de Primera y Segunda División. El ejecutivo eximió de esa obligación a quienes hubieran arrojado saldo positivo desde la temporada 1985/86 y hoy sigue viva esa excepción. En el caso de Osasuna, el nombre que se asocia a este hito es el de Fermín Ezcurra, presidente del club entre 1971 y 1994. En febrero de 2015, la confesión del exgerente de Osasuna, Ángel Vizcay, ante la Liga sobre el amaño de varios partidos de la temporada 2013-14, la última del club en Primera, llevó la gestión de la entidad navarra a los tribunales, tornando el paradigma de buena gestión en un mar de dudas e interrogatorios judiciales.

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Son cuatro las piezas separadas que acumula el caso, dirigido por el juez de instrucción de Pamplona, Fermín Otamendi. La referida a los amaños está cercana a concluir; el juez ve claros indicios de la compra del Osasuna-Betis y el pago al Betis por ganar al Valladolid. Sin embargo, hay todavía otros aspectos derivados de la gestión de Patxi Izco (2002-2012) y Miguel Archanco (2012-2014) que siguen dejando muchos interrogantes para el instructor.

En junio de 2012, al despedirse como presidente de Osasuna, Izco se refirió al ahora nonagenario Ezcurra asegurando que la gestión que comenzó en 2002 y entonces terminaba había sido “mas profesional” que la del veterano mandatario.

Patxi Izco volverá hoy al Palacio de Justicia, tras su primera declaración al inicio del caso. El juez le preguntará por el destino de tres millones de euros que salieron de la caja del club. Izco fue el protagonista de la mejor época deportiva del club, con la final de Copa del Rey en 2005, la previa de la Champions en 2006 y una semifinal de Europa League en 2007.

Esa gloria tuvo su reverso en la gestión económica. Según la auditoría del Parlamento navarro, entre 2004 y 2014 las juntas de Osasuna presentaron unos supuestos beneficios de 14 millones de euros, cuando realmente las pérdidas fueron de 30 millones. Izco se resistió a reconocer ante los socios el alcance de la deuda, que estaba en los 80 millones de euros, al dejar él la presidencia. La mayor parte era deuda fiscal, lo que obligó a Osasuna a entregar su estadio e instalaciones a la Hacienda Foral. La auditoría eleva a 10,2 millones las salidas de dinero del club sin justificación.

Las dudas llegan incluso al último día de mandato de Izco, en el que ordenó una transferencia de 350.000 euros a Castellino, una sociedad holandesa. Castellino también aparece en el sumario que instruye la Audiencia Nacional sobre las presuntas comisiones percibidas por dos miembros del PP Gustavo de Arístegui y Pedro Gómez de la Serna. Antes, en 2008, Osasuna transfirió tres millones a la sociedad Sundew, que comparte domicilio en Madeira con Flefield, la empresa a la que la directiva de Archanco adjudicó en su contabilidad 1,4 millones que fueron dedicados a amaños, según la confesión de Vizcay. Otras sociedades de Estados Unidos, Irlanda o Portugal recibieron hasta 1,1 millones en el mandato de Izco sin reflejarlo en la contabilidad.

La actual junta directiva señaló que 28.000 euros de la tarjeta usada por Izco se correspondían a gastos poco relacionados con la presidencia, como lencería, ropa infantil, vinotecas o joyerías. A eso el auditor añade 81.000 euros más en hoteles y restaurantes en días en los que no había partidos.

La auditoría destaca los 12 millones que se acumularon en sanciones y recargos por incumplimientos fiscales. Hasta 2013, Osasuna tampoco desglosaba el IVA de las taquillas ni de los abonos de socio, hasta sumar 11 millones. Además no satisfacía el IRPF de pagos a la plantilla apuntados como ayudas de vivienda o locomoción a jugadores, que superan los tres millones. Tampoco lo hacía en el caso de los derechos de imagen, que se abonaban a sociedades pantalla extranjeras, sumando 5,7 millones. Hacienda Foral apunta, tras la auditoría, que son seis los millones que se añaden a la deuda actual, cifrada en 10 millones tras la dación en pago del patrimonio del club.

La etapa que ahora se disecciona en el Juzgado de Instrucción 2 de Pamplona fue la más exitosa en la historia deportiva de Osasuna, pero su correspondencia en la gestión económica del club ha estado a punto de hacer desaparecer a una institución fundada en 1920 y que sigue llenando cada jornada El Sadar de aficionados. Hinchada que en el último año, al ir conociendo la realidad, coincide en tener la misma sensación que el día que descubrieron quiénes son los Reyes.

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