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“La forma en que Raül López levanta a la gente del asiento marca el camino”

Julbe, Mumbrú, Arroyo y Sergio Rodríguez analizan la carrera de un base esencial en los éxitos de la generación de oro y que ha anunciado su retirada

Robert Álvarez
Raül López y Pau Gasol.
Raül López y Pau Gasol.John Sommers (REUTERS)

Lo decía Juan Antonio Corbalán y, por entonces, aún no estrenado el siglo XXI, sonaba exagerado. “Yo, a su edad, era peor tirador”, sentenciaba el legendario base del Real Madrid y de la selección. Se refería a Raül López. El juego de aquel chaval que se inició en el club de su ciudad, el CB Vic, auspiciado por su propio padre, Francesc, era cautivador. El diamante en bruto atrajo enseguida a los ojeadores. Dejó los estudios en tercero de BUP. Lo reclutó el Joventut. Allí se encontró con una generación que iba a dejar huella: Mumbrú, Grimau, Pacreu, Albert Oliver...

“Teníamos 13 o 14 años”, cuenta Mumbrú, el amigo, el compañero con el que compartió sus inicios en el Joventut, luego en la selección, en el Real Madrid, y con el que volvió a juntarse en el Bilbao en 2011, cuando regresó de su periplo en Rusia. 18 años después de que Alfred Julbe le hiciera debutar en la Liga ACB, Raül López, a punto de cumplir 36, anuncia que, cuando concluya la temporada, se retira. Se va un jugador único, germinal para la generación de oro, la que ha ganado el Mundial junior (1999), el Mundial absoluto (2006), tres Europeos (2009, 2011 y 2015) y dos platas olímpicas (2008 y 2012).

Ha sido muy fuerte de cabeza y ha sabido sobreponerse a las lesiones. Yo soy su amigo y he estado siempre a su lado, pero nunca ha necesitado que nadie le consuele” Álex Mumbrú

“Cuando le conocí ya se le veía, todos sabíamos que iba a ser muy bueno. Hacía cosas que ningún otro podía hacer, era un aventajado”, comenta Álex Mumbrú. “Y así se vio cuando ganaron el Mundial junior. Él y Navarro fueron los referentes, talento puro”. Lo certifica Julbe, por entonces el entrenador del Joventut. El 30 de abril de 1998, en un partido contra el Sevilla, le llamó y le dijo: “Raül... sal ahí y diviértete. Solo eso, diviértete”. Fue su bautismo en la Liga. “Es una frase asociada a la final de la Copa de Europa entre el Barça y el Sampdoria y que utilizó Cruyff. Se trataba de que se olvidara de la presión y de que aflorase su talento. Era un jugador muy dotado en todos los sentidos del juego. Lo tenía todo. Yo no tuve ningún mérito, si acaso el de apostar fuerte y darle toda la responsabilidad prescindiendo la siguiente temporada de un base de talento como Andre Turner”.

Julbe observó en Raül cualidades que marcaban la diferencia: “Esa capacidad para dejar con la boca abierta al espectador. Lo ha tenido siempre, en sus mejores y en sus peores momentos. Esa sensación de que con él en la cancha, nunca sabes qué puede pasar, de tantas posibilidades como tiene, incluida la de la sobriedad. Esa capacidad para levantar a los espectadores de sus asientos es el camino del baloncesto. Es algo que tiene muy claro la NBA”.

Raül López, con el Joventut en 1999.
Raül López, con el Joventut en 1999.RAFA SEGUÍ

Las lesiones lastraron su carrera y su paso por la NBA, tras ser elegido con el número 24 del draft de 2001, el mismo en el que Pau Gasol fue tercero. Él y Carlos Arroyo, el base que ahora milita en el Barça, sucedieron a John Stockton. “Éramos jovencitos, los únicos del equipo que hablábamos castellano”, rememora Arroyo. “Nos sentíamos muy cómodos. Siempre me llamó la atención su creatividad. Sufrió una lesión muy grave y supo luchar contra esa adversidad”.

De hecho, no fue una, sino dos: en noviembre de 2001 se rompió los ligamentos en un partido entre el Valladolid y el Madrid, y a punto de irse a Utah, volvió a romperse en agosto de 2002 el ligamento cruzado de la rodilla derecha en un amistoso entre España y Rusia. “Yo no sé si hubiera llegado más arriba de no ser por las lesiones, porque ha llegado muy, muy arriba”, reflexiona Mumbrú. “Tal vez hubiera estado más tiempo en la NBA. Pero ha sido muy fuerte de cabeza y ha sabido sobreponerse a las lesiones. Yo soy su amigo y he estado siempre a su lado, pero nunca ha necesitado que nadie le consuele. Es muy fuerte de cabeza”.

Compañero en la selección y en el Madrid, Sergio Rodríguez es un declarado admirador de Raül. “De pequeño tenía mi habitación empapelada con pósters de Jason Williams, Iverson, Michael Jordan, por supuesto… y el único español que tenía era Raül. Su llegada a la NBA después de Pau fue la inspiración definitiva para ver ese viaje como algo posible”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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