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El Atlético invalida al Deportivo

El conjunto rojiblanco hace gala de su entereza táctica y deja sin respuesta a su rival

GORKA PÉREZ
Laure y Vietto disputan un balón.
Laure y Vietto disputan un balón.Chema Moya (EFE)

Al Atlético le gusta jugar a su manera porque se siente cómodo y rara es la vez en la que se encuentra algo que no espera enfrente. Ante el Deportivo volvió demostrar que en el fútbol moderno conviene tener un libro de instrucciones en la mesilla de noche que por muy primario que parezca siempre da respuestas a situaciones cotidianas. Saúl y Griezmann hicieron caso a los capítulos en los que se habla de la anticipación y la sorpresa y con ellos bastó para dar por finiquitado un partido que fue más entretenido de lo que pareció aunque el desenlace estuviera señalado en el índice.

Jugó desde el principio el Atlético con tranquilidad, mascando la jugada, sin llegar a sentir demasiada presión encima. Por eso tocaba en corto cuando podía hacerlo en largo teniendo en cuenta los demarques que lanzaban Juanfran y Filipe. Pero no, Koke y Gabi entregaban la pelota con pausa, lo que en fútbol equivale a controlar el famoso tempo, tan importante para derribar ánimos. Solo cuando la pelota llegaba a Carrasco el juego daba algún salto hacia delante. El belga, que empezó primero en la banda derecha aunque le duró poco el destierro, fue el único jugador sin temor a encarar a su rival, intentando ganar espacio a fuerza de regate y no de arquitectura. Se dejó los pulmones en tantos eslalons que por momentos pareció un esquiador esquivando banderines.

No tuvo demasiado éxito pues Laure le tapó bien, aunque sí sirvió de distracción para que Saúl adelantara su posición sin llamar la atención. Al canterano se le suponía al otro lado del campo pero decidió acercarse a la órbita central, donde encontraba posibilidades de generar peligro sin necesidad de recorrer demasiado espacio con la pelota.

El Deportivo contemplaba la escena con aparente calma aunque sin llegar a demostrar que se había preparado para lo que se le venía encima. En inferioridad física, Lopo, Arribas y Manuel Pablo no podían competir en velocidad con Carrasco, Vietto o Griezmann, el equipo gallego permaneció bien resguardado en defensa con la protección añadida de Mosquera, encargado principal de arrastrar a su equipo hacia delante cuando la pelota cambiaba de dueño.

Poco fino Cartabia y aislado Fajr, al Deportivo solo le quedaba el desplazamiento en largo para Jonathan, un recurso poco productivo teniendo en cuenta que Giménez y Godín se repartían su marca pues no había otro futbolista que merodeara la zona. Fue el central uruguayo quien tuvo la primera ocasión del partido con un remate de cabeza en un saque de esquina al que Lux no decidió salir. Fue el aviso de lo que estaba por venir pues aunque el cabezazo del defensa no encontró portería sí demostró que toda la intensidad ofensiva del partido recaía en el Atlético. Fue a partir de esa creencia cuando Saúl, que volvió a aparecer como un delantero inesperado, se coló con picardía entre Arribas y Manuel Pablo y envió un centro de Filipe a la red con un cabezazo que dejó inmóvil a Lux.

Si algo bueno tuvo el gol fue que el Deportivo se le cayeron de golpe todas las tiritas que guardaba en el bolsillo y decidió lanzarse a la aventura de atacar a una defensa a la que apenas había exigido. Lo logró por momentos tocando bien el balón, abriendo el campo para hacer que el Atlético tuviera que estirarse e intentado encontrar a Jonathan a partir de la internada de sus extremos. Una maniobra recurrente cuando el juego por alto no es una opción. Aun así, los gallegos sólo generaron cierto peligro desde fuera del área con un disparo de Borges que se marchó muy desviado. Respondió el Atlético a semejante afrenta con una cabalgada de Griezmann, que encontró una llanura de nuevo entre Arribas y Manuel Pablo, aunque no fue capaz de superar a Lux con un remate con el exterior del pie.

De esa constante de traslado controlado de balón en la que se había convertido el juego del Atlético volvió a desmarcarse Carrasco y envió el balón al larguero con disparo colocado desde fuera del área. Igual que en la jugada del primer gol volvió a funcionar como aviso ya que en una maniobra ensayada en un saque de esquina el belga entregó la pelota a Koke para que este se la colocase por bajo a Griezmann ante un nuevo despiste de la defensa del Deportivo.

No quedaría ahí la demostración táctica del Atlético que volvió a hacer gala de su voracidad cuando Correa, a falta de un suspiro para el final, envió con rabia la pelota al fondo de la portería tras recibir un gran pase de Gabi. Es lo que tiene aprenderse bien la lección, que aplicarla después es puro método.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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