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“A Johan Cruyff se le trata de usted”

Jorge Valdano cuenta su descubrimiento del genio

Juan Cruz
Encuentro entre Cruyff y Valdano en el año 2000.
Encuentro entre Cruyff y Valdano en el año 2000.C.Ribas

Jorge Valdano era un chiquillo de veinte años cuando se le acercó a Johan Cruyff en el campo del Barça, cuando el argentino que luego jugó en el Madrid militaba en el Alavés y le disputaba al equipo azulgrana la vuelta de la Copa. Se había interrumpido el juego, Cruyff “se había inventado un penalti” y su equipo, que había empatado a cero en Vitoria, ya iba 1-0. “En ese momento había un compañero de Cruyff en el suelo, lesionado; él paró el juego, como si fuera el árbitro, pidió que entraran las asistencias y él estaba allí, con el balón bajo el brazo, dueño de la situación. Yo estaba indignado por el penalti, que el árbitro me adjudicó. Iba persiguiéndolo, él iba a cien por hora, paró en seco, como solía hacer, y cayó, yo no lo empujé. Así que cuando lo vi con el balón bajo el brazo, mandando, le dije: ´¿Qué tal si tú te quedas con ese balón y nos das uno a cada uno para que sigamos jugando?`”

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Entonces fue cuando Cruyff miró a Valdano, le preguntó por su edad (veinte años) y por su nombre. Luego, mirándolo de arriba abajo, le espetó, con la seriedad de un astro: “Con veinte años a Johann Cruyff se le trata de usted”. Tuvieron luego muchas ocasiones de rememorar esa anécdota, decía Valdano poco después de conocerse la noticia de la muerte de este genio del fútbol, “y siempre que se la rememoré a él le hizo gracia, pero a mí se me quedó no como un reproche a su actitud, sino como un homenaje”. A Cruyff había que tratarlo de usted, su fútbol le ganó ese título, también.

Antes de aquel partido de vuelta, el joven Valdano no jugó, “pero pude contemplar cómo se comportaba Cruyff en la cancha; caía el diluvio universal, él decidió jugar de líbero, porque el más grande del mundo no juega en la delantera ante un segunda división en medio de un charco, y se dio a sí mismo la libertad de reorganizar a su equipo. El entrenador ni tosió, porque la autoridad en ese equipo le correspondía a Johann”.

¿Qué le dio al fútbol? “Convicción. Una idea que transmitía sin fanatismo pero sin fisuras. La valentía para desafiar nada menos que una cultura y por hacer apuestas de alto riesgo en un fútbol que le tenía miedo al talento. Integró a jugadores como Laudrup y como Romario en un proyecto que empezamos viendo como singular y que se terminó convirtiendo en revolucionario. Algunos jugadores suyos lo llamaban dios, y para tener ese grado de influencia dentro del mundo nuestro solo se puede estar un escalón debajo de dios, y eso por respeto”.

¿Y cómo vivió después de la gloria? “No hubo un Cruyff que viviera después de la gloria. Se instaló en la gloria, no hubo ningún jugador en el que haya confluido tanto el éxito siendo futbolista y siendo entrenador. Está en la mesa histórica de los cuatro: Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona… Y como entrenador es algo más que un ganador: es un referente, la personificación de una escuela a la que debe estar agradecida, sobre todo, España”.

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