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Bale presume de contragolpe

El zurdo, autor de su mejor partido contra el Barça, celebra el estilo directo que le permitió a la BBC conquistar su primer clásico después de tres derrotas

Diego Torres
Bale intenta conducir el balón acosado por Alba.
Bale intenta conducir el balón acosado por Alba.Alex Caparros (Getty Images)

El 1-2 brillaba en el marcador del Camp Nou y la multitud se dispersaba en silencio como el humo de las planchas donde hasta hacía poco se asaban las butifarras. La medianoche avanzaba este sábado sobre Barcelona, inesperadamente apagada después de la derrota en un clásico que se presentó como una fiesta de exaltación sentimental y acabó con los bares cerrando antes de lo previsto. La ciudad se recogía cuando Bale salió del vestuario. Adornaba su cara una sonrisa descomunal. Un gesto amplio como su fisonomía sin afeitar. Salvajemente tocado por las guedejas atadas en la coronilla. Los ojos de depredador le brillaron cuando evocó lo que acababa de suceder. “Nuestro plan de juego era esperarlos”, dijo. “Sabemos que somos rápidos al contragolpe y lo empleamos para sacar ventaja”.

Cinco clásicos había jugado Gareth Bale hasta este fin de semana con un saldo de cuatro derrotas y una victoria. ¡Pero qué victoria! No hay modo de analizar la final de Copa de 2014 sin imputar el resultado al gol de Bale. La primavera de aquel año, con la conquista de la Copa en Valencia y de la Champions en Lisboa, fue su momento de gloria. Después, el vacío. Casi dos años de lesiones, intermitencias, confusión y excusas que el galés definió como un periodo “amargo”. Un tiempo que parece superado. Definitivamente atrás, después del clásico del sábado, el menos importante de la última década desde el punto de vista de la competición, pero el más significativo para entender lo que puede ofrecer al Madrid la mejor versión de este goleador.

“Ellos”, prosiguió, “no son el equipo que mejor defiende del mundo. Son grandes cuando atacan pero si los contragolpeas… Lo trabajamos en los entrenamientos y funcionó”.

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A punto de cumplir los 27 años, Bale ha comprendido sus limitaciones y sus poderes. El fútbol español, con sus defensas cerradas, sus entrenadores ingeniosos y sus celadas, le privó de los espacios que le ofrecía la Premier para correr. Y correr es el arte de Bale, junto con el remate. Correr como corrió en el Camp Nou, el campo más grande de la Liga, sede del equipo que juega con la defensa más adelantada del campeonato, y que le permitió exhibir sus virtudes. Un gol anulado por una falta sobre Alba, rigurosamente pitada por el árbitro, y el pase de gol a Cristiano para señalar el 1-2 definitivo, fueron el resumen de un despliegue continuo.

La prioridad de Zidane en la aproximación al clásico fue que su línea de zagueros y sus tres centrocampistas se mantuvieran firmemente estables en posiciones retrasadas. No perder la colocación. No desordenarse. No permitir que Neymar, Iniesta y Messi actuaran entre líneas. Consecuencia de esta propuesta fue el protagonismo de Bale. Porque, para evitar perder la colocación, cada vez que el Madrid recuperó el balón se lo lanzó al zurdo. El más rápido. El que más se desmarcó. Y, naturalmente, el que más participó de los delanteros madridistas, con 41 acciones, siete más que Benzema y una más que Cristiano en el primer día en que la llamada BBC consiguió imponerse al Barça. Después de tres intentos saldados con derrota, la última, la más dolorosa, el 0-4 en el Bernabéu que descarriló al Madrid de la Liga.

“Esta noche nos pone en una gran posición”, celebró el jugador. “Ganarle al Barça y hacerlo en su propio patio era nuestro propósito después del 0-4. Ganamos confianza para el resto de la temporada, especialmente para centrarnos en la Champions. Ahora sentimos que podemos ganarle a cualquiera. Sumar otra Champions sería un modo perfecto de acabar este curso”.

Bale estaba tan entusiasmado que declaró que cree que la Liga es posible. Nadie más, que se sepa, piensa como él en el Madrid. Pero él se mostró optimista. “Lo que buscamos es que el Barcelona pierda la confianza”, dijo. “Si queríamos ganar la Liga debíamos ganar aquí. El fútbol es caprichoso y nunca sabes lo que puede pasar cuando pierdes un partido así. Si ellos encadenasen algunos malos resultados y nosotros conseguimos otros buenos estaremos de vuelta en la pelea”.

En el invierno de 2007, un empate (3-3) en el Camp Nou fue el catalizador de la remontada que le dio la Liga al segundo Madrid de Capello. Este sábado, la euforia desatada en el vestuario visitantes del Camp Nou hizo que los madridistas fantaseasen con horizontes más luminosos. Más allá del campeonato, en donde todavía les separan siete puntos del Barça. 

Lo dijo Jesé, desde la cresta de la ola: "Si seguimos así ganamos la Champions".

 

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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