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Paolo Montero: “Veo a Zidane en la final y pienso que yo terminaría en el psiquiatra”

El excentral uruguayo, compañero y amigo del francés en la Juve y rival de Simeone, habla de los dos técnicos y de cómo le ha cambiado la vida ser entrenador

Eleonora Giovio
Montero (I) junto a Zidane y Mark Iuliano (D) con cascos antes de un partido contra la Lazio.
Montero (I) junto a Zidane y Mark Iuliano (D) con cascos antes de un partido contra la Lazio. REUTERS

Paolo Montero (Montevideo, 44 años) fue compañero de mil batallas y amigo de Zinedine Zidane durante cinco años en la Juve y también rival de Simeone cuando jugaba en Italia. Central duro y curtido, colgó las botas en 2007. Después de un breve paso por una agencia de futbolistas, siguió los pasos de Zizou y del Cholo y se hizo entrenador. Desde marzo dirige al Club Atlético Boca Unidos, en la Segunda argentina. Atiende a EL PAÍS por teléfono desde un despacho de la ciudad deportiva después del entrenamiento.

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Pregunta. ¿Cómo es la vida de entrenador?

Respuesta. Llena de impotencia, no puedes resolver nada. Estás condenado y dependes de los jugadores y tampoco puedes descargar la adrenalina.

P. ¿Cómo se lleva eso?

R. Con el tiempo y la experiencia imagino que empezaré a llevarlo mejor…. Pero yo qué sé, hace un año sólo que soy entrenador. A veces se hace difícil. Aprenderé, estamos para eso. Me ayuda el hecho de tener curiosidad. Por suerte que estoy en Boca Unidos… ¡Imagínese Zidane en la final de la Champions! Yo terminaría en un psiquiatra.

P. Decía Zidane el otro día que en estos cuatro meses ha aprendido lo que es la presión y a sobrellevarla.

R. Uf, a la del día a día añádele la de llamarse Zizou, estar entre los mejores de la historia del fútbol, y estar en el banquillo de uno de los clubes más grandes de Europa y con más Copas de Europa. Para él, que fue Zinedine Zidane, ver desde fuera ciertas situaciones de juego y de repente ponerse a pensar cómo las resolvería como futbolista, no debe ser fácil. Cuando jugaba veía la jugada antes que nadie y tomaba decisiones en milésimas de segundo. Pero cuando estás en el banquillo tomas decisiones después de cinco minutos: "Haría este cambio, haría lo otro". Para Zizou me imagino que es una locura, pero siempre ha sido una persona muy tranquila y lo está llevando bien. No tenía dudas de que seguiría triunfando, se lo merece como persona.

P. Los que le conocieron de jugador se han sorprendido con el cambio que ha tenido: de introvertido, a hablador y sonriente.

Cuando jugaba veía la jugada antes que nadie y tomaba decisiones en milésimas de segundo. Esto para él debe ser una locura..."

R. Ha entendido que como entrenador esto es diferente. Cuando éramos compañeros siempre hablábamos de eso: no importa que no hables con los periodistas, tú hablas en la cancha. Y él en su época fue el mejor y hablaba los domingos y los miércoles los 90 minutos que duraban los partidos. Con eso había de sobra. Hoy en cambio tiene que dar explicaciones sobre el equipo y sus decisiones y en las ruedas de prensa se le ve diferente. Cuando decides ser entrenador sabes de antemano cómo es el juego.

P. Ustedes llegaron a la Juve el mismo año (1996).

R. Es una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Era de los más grandes y sin embargo era el más humilde. Y en el vestuario lo mirabas y pensabas: "Si él, que es el mejor, es humilde, imagínate como tengo que ser yo". Te enseñaba a serlo.

P. Ancelotti contaba en su libro que cuando Zidane llegaba tarde al autocar usted se levantaba y decía: "No nos vamos sin Zizou".

R. ¡Claro! Es que yo era consciente de que si no jugaba Zizou era difícil ganar… De verdad que fue un orgullo haber compartido vestuario con él.

P. ¿Cómo era en el vestuario?

R. Muy silencioso y respetuoso. Se hacía querer por todos, jugadores, utileros, masajistas. En cinco años no le vi tener problemas con nadie.

Paolo Montero en el banquillo de Boca Unidos, de la Segunda argentina
Paolo Montero en el banquillo de Boca Unidos, de la Segunda argentinaALEJANDRO BELASTEGUIN

P. ¿Tenía alguna inseguridad?

R. No, nunca le vi inseguro.

P. ¿Había algo que le obsesionaba?

R. No, porque era una persona muy tranquila y consciente de su fuerza y del peso que tenía en el equipo junto a Del Piero, Davids y Deschamps. Eran los pilares de esa Juve. Ganábamos gracias a ellos.

P. ¿Tendrá nervios antes de la final?

R. Seguro, todos los tenemos. Lo que pasa es que cada uno los expresa y canaliza de manera diferente. A Zizou siempre se le veía tranquilo.

P. ¿Algún momento que recuerde con especial cariño?

R. Todavía hoy hay gente que lo primero que me pregunta es: ¿y cómo era Zidane? Y yo siempre lo defino así: la humildad de un tipo con una magnitud de nivel mundial.

Simeone era y es un triunfador. Sus equipos juegan como jugaba él, con personalidad. Saben lo que quieren"

P. ¿Qué rival era Simeone?

R. Lo mismo que ahora de entrenador: un triunfador. En la cancha era un ganador nato, con mucho carisma y personalidad. Es lo que transmite en el Atlético. Pero no sólo allí. En River también y en Estudiantes. Y en el Catania, fue allí en un momento critico y salvó al equipo del descenso. Todo lo que él era como jugador lo ha plasmado en sus equipos, juegan como jugaba él, con personalidad. Saben lo que quieren.

P. ¿Cómo ve la final de la Champions?

R. Muy pareja, en partidos secos no hay favoritos.

P. ¿Cómo es la Segunda argentina?

R. Creo que parecida a todas las Segunda del mundo, una liga competitiva, muy física en la que se corre mucho.

P. ¿Se fue con 19 años, qué fútbol se encontró a su vuelta a Latinoamérica?

R. El uruguayo es un fútbol más lento respecto al europeo, el argentino es más parecido. Cuando se van a Europa los argentinos no precisan tanta adaptación como nosotros los uruguayos. Necesitamos arrancar en equipos más chicos, como le pasó a Cavani, Luis Suárez, Godín.

P. ¿Cómo son los jóvenes de ahora?

R. Tienen más distracciones de las que teníamos nosotros. La última Play Station, Facebook, etc. No tener distracciones nos llevaba sólo y exclusivamente a pensar en el fútbol.

P. ¿Qué le enseña a los chicos de ahora?

R. Intento transmitirles lo que siento por este deporte: amor. Es el mismo sentimiento que se le tiene a un hijo o a una madre. No le puedo ni describir con palabras el amor que le tengo al fútbol.

P. ¿Tiene achaques?

R. Sí, muchos. Por eso me entreno todos los días, para sentirlos menos. Si te achantas, los dolores aumentan. Corro para no subir de peso, porque cuando engordas es cuando te atormentan los achaques. Intento mantenerme flaco por eso y también por la salud mental de hacer algo.

Zizou era el más humilde. Lo mirabas y pensabas: ‘si él, que es el mejor, es humilde, imagínate como tengo que ser yo"

P. ¿Cómo se ve el poderío del fútbol español desde allí?

R. Aquí todos aspiran a llegar a Europa y el fútbol español está viviendo quizás su etapa más gloriosa. Aquí se mira como un sueño.

P. ¿Con qué central se sentía más seguro?

R. Ciro Ferrara fue de los mejores zagueros de mi época. Al llegar joven a la Juventus (25 años), me favoreció estar pegado a él. Me enseñó la concentración, la profesionalidad y responsabilidad a la hora de entrenarse y a jugar en mitad de la cancha como hacen los zagueros de los equipos grandes.

P. ¿Con quién tuvo más piques?

R. Con la Fiorentina de Batistuta y Rui Costa, el Inter de Ronaldo, el Milan de Weah, la Roma de Totti, el Parma de los argentinos, la Lazio de Salas y Boksic.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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