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Luis Suárez: “El Atlético tiene algunas virtudes italianas”

El exjugador del Barça y del Inter, ganador de dos Champions con el club milanés, analiza el fútbol de su época y a los equipos de esta final

Luis Suárez, durante la entrevista.Vídeo: Foto y Alejandro Ruesga
José Sámano

Hoy sería el futbolista español del más allá. Casi nada: Balón de Oro en 1960, dos veces plata y otra bronce. Fue el primer futbolista de la historia en ganar una Eurocopa y una Copa de Europa. También fue el primer jugador español en triunfar por todo lo alto en el extranjero. Por algo el Inter le convirtió en el fichaje más caro: 25 millones de pesetas de 1961 para el Barça. Luis Suárez Miramontes lleva de maravilla sus 81 años, de los que ha pasado más de la mitad en Milán, donde es Luisito sin haber perdido una gota de galleguismo y socarronería.

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Pregunta. ¿Qué ha tenido Milán para ser la única ciudad con dos campeones de Europa?

Respuesta. Hubo una época de jugadores italianos importantes en los dos equipos y cuando solo se podían fichar a tres extranjeros fichaban muy bien. En los años 60 aquí había mucho dinero.

P. ¿Cómo llega en 1961 un joven de A Coruña de 26 años a una Liga en la que no había un solo español y siendo el fichaje más caro de la historia hasta entonces: 25 millones de pesetas?

R. Me trajo Helenio Herrera (H.H.), que me había tenido en el Barça, y eso me facilitó las cosas. Además, los italianos son los que más se nos parecen. Nadie me boicoteó porque me habían dado el Balón de Oro el año antes. Por cierto, que ahora soy más popular por ello que cuando lo gané. Y me lo entregaron en un partido cualquiera. Y oiga, yo no hacía cosas raras, me comportaba como una persona normal. El último partido que había jugado antes de venir al Inter fue la final de Berna con el Barcelona ante el Benfica y me tenían respeto.

P. ¡Menuda final aquella! Para que luego hablen de otros “pupas”…

R. Ya me da no sé qué decirlo, pero hubo un destino marcado contra el que no pudimos hacer nada. Rematábamos al poste por aquí y por allá (hasta cuatro veces), y encima jugamos muy bien... Disputé tres finales y logré dos con el Inter, pero si había una que tenía que haber ganado fue la de Berna con el Barça.

P. Hoy viernes se cumplen 52 años de la final en Viena en la que el Inter se impuso al Madrid de Di Stéfano y Puskas, a los que de alguna forma retiró del Real. ¿Cómo lo recuerda?

R. Jugamos bien y ganamos bien (3-1). Fue muy difícil para nosotros porque teníamos un equipo muy joven y muchos chicos estaban atemorizados. Aquel Madrid imponía mucho, había ganado cinco Copas seguidas. A algunos compañeros les hubiera encantado pedir autógrafos a Di Stéfano, Puskas, Gento... Pero yo me encargué de que no lo hicieran. Y menos mal que en aquellos tiempos no se llevaba eso de cambiarse la camiseta.

P. Usted conquistó la Copa de Europa con H.H. en el banquillo del Inter. Él, junto a otro argentino, Luis Carniglia, que hizo doblete con el Madrid, son los únicos técnicos no europeos que han levantado el título. ¿Qué le dice que Simeone pueda ser el tercero y el primero en lograrlo desde 1965?

Xavi, Iniesta y yo formaríamos el centro del campo casi perfecto

R. Lo de Simeone es para quitarte el sombrero. Ha logrado competir con los leones españoles y europeos.

P. También un poco así empezaron las glorias de su Inter.

R. Sí, de alguna manera sí. Pero aquel Inter tenía más dinero y por eso llegamos a la cima antes de lo previsto. Es la causa por la que me quedé a vivir en Milán.

P. Es usted El Español de Milán.

R. Claro, y todos en esta ciudad todavía me llaman “luisito”.

P. Visto en perspectiva, con su toque exquisito lo canijo que era se podría decir que usted fue el pionero de las señas de distinción de los bajitos de La Roja. Vamos que sería un Xavi, Iniesta...

R. Xavi, Iniesta y yo sería un centro del campo casi perfecto. Pero cuidado: si ellos esperasen que yo estuviera “tiqui” y “tiqui” todo el tiempo, de eso nada. Yo iría más a buscar la profundidad, era mi estilo y metía más goles que ellos. No pasaba siempre por 15 o 20 toques. Me gustaba ir más rápido, buscar en largo a los de arriba...

P. Y tampoco H.H. le hubiera consentido tocar y tocar.

R. Seguro que no, seguro. Teníamos gente muy veloz, como Jair, Mazzola, Peiró…

P. ¿Cuánto tiempo se tenía entonces para dar esos pases?

El Atlético es muy competitivo, te hace jugar al 120%, lo pondrá difícil

R. Cuando llegué a Italia se solía jugar con un arquitecto por equipo. Yo lo era en el mío y el rival contrarrestaba con otro. Pero los entrenadores contrarios percibieron que esa cuenta no les convenía y ordenaron que me marcaran al hombre. Hasta entonces solo había marcadores individuales para los delanteros, pero entonces empezaron con los medios. Conmigo, con mi compañero Corso...

P. ¿Por qué el fútbol español no se aprovechó de la tendencia que usted marcaba?

R. Bueno, quizá porque mi salida del Barcelona fue extraña, porque el club necesitaba dinero. Posiblemente no se me valoró lo suficiente. Pero, bueno, en la vida todos pensamos que merecemos más.

P. ¿Qué supone San Siro, sede de esta final, en el contexto del fútbol?

R. Es al fútbol lo que la Scala a la ópera. Tiene mucho carisma y se ve el fútbol muy bien desde cualquier sitio. Y, volviendo a su pregunta inicial, no olvidemos que tiene la singularidad de que los dos clubes han ganado mucho en un estadio que comparten y que es propiedad del ayuntamiento.

P. ¿Y a qué se debe esta decadencia de Inter y Milan, al mismo tiempo fuera de torneos europeos este último curso, lo que no había sucedido jamás?

R. En el caso del Inter, la gente de la zona que antes ponía dinero ya no está. Y no se sabe muy bien qué quieren las personas de fuera que han entrado (capital tailandés). Se ha perdido la identidad. Antes, los que ponían el dinero también ponían el corazón. En el Milan aún está Berlusconi, pero si llegan inversores de fuera será lo mismo.

P. ¿Le aburre el calcio?

R. Últimamente, sí. Me cuesta mucho ver un partido entero. Me gusta más la Liga española. Uno no puede estar todo un encuentro ante el televisor para como mucho ver un detallito técnico. Y la mayoría de las veces ni eso. Si ves que de 20 centros, 18 van a la grada, otros pegan al defensa y algunos no es que vayan al segundo palo, sino que van al tercero, pues...

P. Pero la convicción general es que el fútbol feo era el catenaccio de su época...

El Madrid tiene grandes jugadores, pero le falta identidad colectiva

R. No, no, para nada. Mire, nosotros nos retrasábamos alguna vez fuera de casa, en partidos puntuales en los que nos convenía ir a la contra porque teníamos futbolistas muy veloces. Pero en nuestro estadio el rival más cercano a nuestra portería estaba a cincuenta metros, así que si nosotros nos hubiésemos quedado atrás imagínese cómo hubieran acabado los partidos. Atacábamos y atacábamos. Por ejemplo, el Atlético se cerró con el Bayern, pero no siempre juega así, ni mucho menos.

P. ¿Qué recuerdos tiene de H.H.?

R. Siempre le tuve mucho cariño. Era un adelantado a su época, un estudioso de todo en tiempos en los que los técnicos no tenían medios de seguimiento ni cinco o seis ayudantes como ahora. Pero íbamos a jugar contra un ruso y él se las ingeniaba para saber todo sobre ellos. Y siempre entrenábamos con balón. Me río cuando ahora se dice que es una modernidad.

P. ¿De haber habido cambios en su época y la costumbre de las rotaciones, se hubiera dado el conflicto con Kubala en el Barça?

R. No sé, no sé... No creo que hubieses sido la solución. Él tuvo una lesión muy grave en San Mamés y le costó mucho recuperarse. Jugaba más en casa que fuera y yo jugaba siempre, pero como era Kubala el público la tomó conmigo cuando yo iba hacia arriba como la espuma. ¡Como si yo tuviera la culpa de que él no jugara! En Barcelona ha ocurrido más veces, como si no supieran digerir a dos al tiempo. Ya decían que Xavi e Iniesta no podían jugar juntos.

P. ¿Cómo definiría los genes del Real Madrid?

R. En mis tiempos tenía mucha, mucha calidad, y mucho carácter. Ganar tanto les hacía estar muy seguros de sí mismos. Te ganaba, con juego, no de cualquier manera. De haber participado nosotros más veces en la Copa de Europa podríamos haberles quitado algún título. Pero ellos siempre ganaban su Liga y participaban, y nosotros no.

P. ¿Y el Madrid de ahora?

R. Es un equipo de muchas alternancias, nunca sabes muy bien qué Madrid vas a ver, te deja muchas sensaciones diferentes. Tiene grandes individualidades pero necesitaría mayor identidad como equipo. Veremos si lo consigue Zidane. Con todo, el Madrid siempre es el Madrid.

P. ¿Y el Atlético de sus tiempos?

R. No siempre estaba en la pelea, iba y venía. El Athletic y el Sevilla estaban muchas veces por encima.

P. ¿Y qué me dice del de ahora?

R. Es muy competitivo, muy agresivo, te hace jugar al 120%. No tiene las estrellas de otros, pero sí un gran portero y cuatro atrás que son de aúpa. Los del medio también son muy fuertes. Claro, arriba le falta lo que tienen otros. Es ahí donde se notan las diferencias económicas. Ahora tiene a Griezmann, pero el Madrid y el Barça tienen mucho más. Este Atlético tiene algo de italiano, algunas de las virtudes que ha solido tener el calcio: la solidez defensiva, el buen trabajo táctico, la atención a todos los detalles y el saber cómo contrarrestar al rival para luego golpearle. Por supuesto, también sabe cómo jugar bien.

P. ¿Pronóstico?

R. En estos pulsos a partido único me da mucho miedo pronosticar. Pero creo que el Atlético se lo pondrá muy difícil.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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