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El día que Simeone recuperó a Filipe

El técnico advirtió al lateral, clave en los éxitos del Atlético, que en el Chelsea jugaba demasiado hacia atrás con el balón y que debía verticalizarse para ser el que fue

Ladislao J. Moñino
Filipe Luis, en el Espanyol-Atlético de abril
Filipe Luis, en el Espanyol-Atlético de abrilALBERT GEA (REUTERS)

Aunque se marchó al Chelsea al concluir la temporada 13-14, Simeone nunca perdió de vista a Filipe Luis. El técnico siguió con atención sus partidos en la Premier League, mientras tramaba su regreso insistiendo a la dirigencia del club, con la que el lateral brasileño había tenido algunas desavenencias económicas que forzaron su salida. Cierto desconcierto por el juego de ida y vuelta de la Premier League, las lesiones, un gran año de Azpilicueta y la morriña de Madrid de su esposa y de él mismo generaron el caldo de cultivo para que un año después estuviera de regreso en el Atlético.

 El detenido seguimiento que le hizo llevó al técnico rojiblanco a diagnosticar en parte su no adaptación al juego de la Premier. Simeone había percibido que, en Inglaterra, Filipe Luis jugaba demasiado hacia atrás con la pelota, que no había muchas señales del lateral que siempre iba hacia adelante con el balón. Así se lo hizo ver al poco de su regreso al propio jugador, mientras este, sin poder hacer una pretemporada normal porque estuvo 10 días en un hotel de Madrid esperando a que se resolviera su futuro, trataba de readaptarse a marchas forzadas a la exigencia física diaria a la que es sometido el plantel rojiblanco.

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Más Cholista que El Cholo, siempre admite que si está considerado entre los mejores del mundo en su posición es gracias a su entrenador. Filipe llevó al extremo la indicación de que debía jugar más con la mira puesta en el área rival. Tanto se empecinó en verticalizarse y subir, que Simeone, medio en broma, medio en serio, le tuvo que frenar porque ya no daba un pase atrás. Simeone le advirtió de que tampoco pasaba nada porque jugara de vez en cuando la pelota hacia atrás.

Alcanzado el estado físico idóneo, Filipe ha sido señalado como uno de los mejores jugadores del Atlético este curso. Uno de los artífices de que el equipo peleara la Liga hasta la penúltima jornada y se haya metido en otra final de la Champions dos años después. “Filipe nos da mucha superioridad cuando los volantes nos metemos por dentro. Es importantísimo para nosotros, igual que Juanfran”, admite Koke.

La marcha más dolorosa

De las fugas al Chelsea que tuvo que soportar el Atlético de Madrid tras conquistar la Liga de 2014 y disputar la final de Lisboa, la de Filipe Luis fue la que más le costó digerir al técnico. Courtois era una cesión y el traspaso de Diego Costa, según relataban colaboradores de su agente, Jorge Mendes, estaba pactado desde el mismo día en que el goleador hispanobrasileño había renovado su contrato un año antes.

La marcha de Filipe Luis le hizo daño a Simeone porque repercutió directamente en la estructura del equipo. Era la salida natural del equipo en ataque. Su ausencia hizo que el entrenador se viera obligado el curso pasado a cambiarla al costado de Juanfran porque no encontró en Siqueira ni la misma estabilidad defensiva ni su potencial ofensivo. “Yo fui su compañero y del jugador que era al que es hay un mundo. Ahora está a un nivel espectacular. ¿Cuántas veces se le ha ido alguien este año? Una o dos, como mucho. Es el mejor lateral izquierdo del mundo”, dice el excapitán rojiblanco Antonio López.

“Con su regreso, el equipo ha recuperado mucho peso ofensivo y defensivo. Desde el primer partido pareció como si nunca se hubiera marchado. Es muy completo porque marca bien su zona y sabe elegir cuándo tiene que subir”, le describe Capón, lateral izquierdo legendario del Atlético de los años setenta, durante una visita de los veteranos del club a San Lorenzo del Escorial. “Yo jugué en esa posición cuando Luis Aragonés me subió al primer equipo y exige mucho cuando juegas al contragolpe porque tienes que atacar con velocidad y volver rápido. Con el tiempo le dije a Luis que no quería jugar ahí. Cuando veo a Filipe, me maravillo del despliegue que hace”, relata Quique Ramos, veterano ilustre de los ochenta. “Ha ido de menos a más, pero cuando ha recuperado el ritmo de competición ha vuelto a ser el jugador que se fue”, dice Caparrós, que le dirigió en el Deportivo.

“Estoy en el mejor momento de mi carrera”, ha repetido varias veces el propio Filipe a lo largo de este año. Con 30 años dice haber alcanzado esa madurez física que da el conocimiento del propio cuerpo y de sus límites, así como también del juego y de los rivales. Un estudio del Observatorio del Fútbol de Neuchâtel le ha elegido como el mejor lateral izquierdo del mundo. Convocado por Dunga para la Copa América, Filipe lucha contra la imagen que tiene en Brasil de ser un lateral defensivo. “¿Qué solo defiende? Será porque no le han visto”, concluye Antonio López.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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