_
_
_
_
_

Muguruza y el poder de un deseo

Inspirada en las gestas Nadal en París, Muguruza es la señalada para asaltar la cima por su apetito, personalidad y juego. “¿Presión? Ella sabe cómo manejar estas situaciones”, dice su entrenador

Alejandro Ciriza
Muguruza, durante los cuartos ante Rogers.
Muguruza, durante los cuartos ante Rogers.ROBERT GHEMENT (EFE)

Los remolinos de viento y el frío se filtraban en la pista 27 del Club Jean Bouin, a unos 200 metros de los terrenos de Roland Garros. Allí, desde lo alto de una grada y en primera línea, José Antonio no perdía detalle de lo que hacía su hija, a raquetazo limpio en unas fases y ensimismada en otras, cuando se sentaba para tomar aliento y concentraba la mirada en una botella. Unos metros por detrás, Igor, el hermano, un hombretón con porte de remero y un arete discreto en el lóbulo izquierdo; y en un tercer plano, más pendiente de evitar las ráfagas de viento que de otra cosa, Scarlet, la madre, de tez muy tostada y rasgos marcadamente latinos.

Más información
Criba española en Roland Garros
Gasquet, el sostén del orgullo patrio
El tenis está en la raqueta... y la cabeza
ROLAND GARROS, a fondo

“En los ratos libres hay tantas cosas que te atacan a la cabeza... Es una de las cosas que mejor podía hacer, traérmelos aquí, a París, porque con ellos me distraigo, juego a cartas o hablo sobre Juego de Tronos”, decía el día previo Garbiñe Muguruza, que hoy (13.00, Eurosport) tiene ante sí una oportunidad histórica: si bate a la australiana Samantha Stosur en las semifinales quedará a un solo paso de cumplir un viejo deseo que nació en la infancia.

“Sé lo que hizo Arantxa, pero me pilló cuando era demasiado pequeñita. Yo crecí viendo a Nadal, así que para mí hacer algo importante aquí, en un sitio tan importante para el tenis español, sería lo máximo”, dice Muguruza, a la que estos días parisinos se le ve más focalizada que nunca, dentro y fuera de la pista, sin los devaneos ni la dispersión que otras veces echaron por tierra el esfuerzo. “No sigo la prensa, la verdad. Lo único donde puedo ver algunas cosas es en las redes sociales, pero intento estar a lo mío. Me digo: cuando acabe haces lo que te da la gana, pero mientras intento no estar pendiente”, responde cuando se le pregunta por su nuevo boom, por encontrarse otra vez en un escenario de privilegio.

"Yo sigo aquí, en mi mundo, con mi tenis"

De vencer hoy a Stosur, una jugadora con mucho callo, Muguruza se convertiría en la primera española que disputa la final del grande francés después de 16 años; Conchita Martínez (2000, frente a Mary Pierce) fue la última en saborear la experiencia. “Yo sigo aquí, en mi mundo, con mi tenis”, precisa Garbiñe, a la que muchos ven mimbres de número uno desde hace años. “Cuando tuve la suerte de entrenarla, con 18 o 19 años, ya lo veía: esta chica lo tiene todo, se le veía en la mirada. Tiene personalidad, determinación y valentía”, explica Xavi Budó, técnico de Carla Suárez, testigo del crecimiento de Muguruza en el RCT de Barcelona.

Muguruza sirve durante el partido de los cuartos.
Muguruza sirve durante el partido de los cuartos.ROBERT GHEMENT (EFE)

Hoy día, quien la moldea es Sam Sumyk, al que contrató en septiembre del año pasado para que la exprimiera, sabiendo que el estricto método de este le iba a hacer pasar por fases duras, imprescindibles para ese anhelo suyo de tocar la cumbre a no tan largo plazo. “¿Presión? Yo no debo decirle nada; ella sabe cómo manejar este tipo de situaciones”, dice el preparador francés. “Juega contra otra gran jugadora, a la que no vamos a sobreestimar ni menospreciar. Garbiñe, en este sentido, tampoco deber hacer esto consigo misma. ¿Presión? ¡Hey! A todo el mundo le gusta estar en la semifinal de un Grand Slam, ¿no? No sé si se le puede llamar a esto presión… Ella está ahí porque lo desea y lo merece”.

Los procesos y el tiempo

Pero, ¿está preparada para este reto? ¿Y qué ha mejorado con respecto al año pasado, cuando comenzasteis a trabajar juntos? “No ha mejorado en una sola cosa en particular”, matiza Sumyk, con el que su jugadora intenta parlotear en francés de vez en cuando. “Ella tiene un deseo muy fuerte de hacer bien las cosas y es una trabajadora nata; tiene muchísimas cualidades y estamos tratando de usarlas de la mejor manera posible, obviamente”, prolonga el bretón, que anteriormente propulsó la carrera de Victoria Azarenka, doble campeona en Australia y también exnúmero uno.

Desde el equipo de Muguruza (22 años) se insiste en que la ascensión “requiere de tiempo, de procesos”, pero el potencial de la tenista ha sacudido el circuito. Hoy día es la gran señalada para heredar el testigo de Serena Williams, por su presente y sobre todo por el margen de evolución que se le adivina. “La consistencia viene a través del trabajo. Vosotros, los medios, queréis que los vuestros ganen siempre y eso es difícil, al igual que escribir buenos artículos todos los días, ¿no? Este es el camino, esto es deporte. Hay gente que a veces juega mejor que nosotros, afortunadamente, no muchas, pero ella está bien y creo que van a ocurrir buenas cosas”, augura Sumyk, tipo astuto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_