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Georgia descoloca a España

Un tanto de Okriashvili tras un error de Jordi Alba provoca una derrota inesperada antes de viajar a Francia

Los jugadores de Georgia celebran el gol a España.Foto: atlas | Vídeo: C. DE LA TORRE AFP / ATLAS
Gorka Pérez

Hizo calor en Getafe y la modorra propia de las altas temperaturas, tan complicada de apartar esté uno jugando o en la grada, atrapó a una España en prácticas a la que se le sobrecargaron los fusibles en la última revisión de taller. Resultó una suerte de mala fortuna, entendida desde el prisma de la dominación absoluta a un Georgia que escondió bien sus carencias y se agarró a lo básico, -un gol en un contragolpe fruto generado a partir de un error de Jordi Alba- para provocar un estropicio inesperado. Más allá del resultado, España hizo frente a una amalgama de situaciones que le aguardarán en Francia (defensas cerradas, contragolpes inesperados, inconvenientes físicos) ante las que desplegó todas sus variantes tácticas. Si acaso hubo algo positivo en la derrota fue la oportunidad de ver varias metamorfosis -de los bajitos a los extremos-, aunque ninguna demostró estar a punto.

Si hay alguna duda en la pizarra de Del Bosque esa es la ficha que se ubica en la portería. Si bien ayer el elegido fue De Gea, solo la estadística -el portero titular en el último amistoso lo fue después en el primer partido con el salmantino en el banquillo-, parece rebajar la incógnita. Apenas tuvo trabajo el portero del Manchester United, que nada pudo hacer en el gol georgiano.

Toca y toca España y mueve la pelota de lado a lado. Lo hace porque sabe hacerlo y porque el método no se negocia. No hay motivo, aunque a veces, solo a veces, no estaría de más darle la vuelta a la cinta. Con Busquets, Thiago y Cesc de inicio, España se garantizó la pelota. Aunque Del Bosque colocó a Nolito y Lucas Vázquez en las bandas para probar el recorrido de los dos extremos con los que cuenta para la Eurocopa, el juego siempre nacía en el centro. De Busquets a Thiago y viceversa. Algo desconectado se mostró por momentos Cesc. Arriba Aduriz trataba de ganar la posición utilizando sus armas, que son varias, aunque todavía esté eligiendo la correcta para encajar con sus compañeros. En su cabeza estuvo la primera del partido para España, aunque el remate se marchó desviado.

Jugaba España por la banda de Juanfran, más afín al pase corto que Bellerín, más habituado el lateral del Atlético a buscar el hueco a partir del pase horizontal. Lo vio Ramos y lo vio Busquets, aunque no tanto Lucas Vázquez, que apenas aprovechó el recurso de su compañero. Bien marcado por Navalovskii, lateral bravo y entregado, el extremo del Madrid no tuvo oportunidad de demostrarse como algo más que un recurso, máxime cuando la presencia de Silva e incluso la de Pedro se antojan más Delbosquianas. Pocos recursos ofreció también Thiago que solo en un remate al palo demostró su peligro en ataque.

Se atragantó España no tanto en la elaboración, fina y con estilo, sino en la conexión con la delantera. Por más que el juego nazca en el centro para ir a la banda siempre ha de llegar a la posición inicial. Y esa parte es la que se le atasca todavía a La Roja y donde, por paradójico que parezca, más recursos ofrece la convocatoria de Del Bosque. Busquets parece suficiente para controlar el centro del campo si el balón no está en disputa por lo que sus compañeros, dos en un 4-3-3 y cuatro en un 4-1-4-1 pueden pisar área rival. Independientemente de la figura ofensiva de turno, el gol en España nace con la posesión y el desmarque. De momento.

Con y sin extremos

Tomó nota del gol encajado Del Bosque y probó en la segunda parte con Koke e Iniesta junto a Busquets. Si bien la ejecución del juego no cambió demasiado, el empaste pareció algo más compacto. La entrada de Bellerín estiró el ataque de España que probó también por la banda de Nolito. Un golpe de Busquets con Revishvili cortó el ritmo de La Roja y rebajó el ánimo del estadio, que no perdonó una a Piqué, silbado siempre que tocaba la pelota. Tal fue el coscorrón que el portero georgiano tuvo que abandonar el partido y a Busquets hubo que ponerle grapas en la cabeza. Solo Iniesta pareció ajeno al sopor y no hubo balón que no endulzara. La capacidad del manchego para bailar con la pelota sigue siendo el mejor recurso al que agarrarse en momentos de espesura.

Modificó el esquema Del Bosque con la entrada de Silva por Lucas Vázquez, entregando la banda derecha al completo a Bellerín y con el canario acompañando a Iniesta y Koke dos metros por delante de Busquets. Sufrió Georgia a la hora enfrentarse ante tanto movimiento y el aumento de velocidad en el pase. Lo demostró permaneciendo en el suelo el mayor tiempo posible a cada falta algo que molestó sobremanera a España. Y lo hizo especialmente porque aunque el partido fuera un simulacro, todas estas situaciones le esperan en Francia y de momento no ha logrado dar con la tecla para superarlas.

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Sobre la firma

Gorka Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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