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Lloris, el capitán de la República

El portero de Francia ha sido clave para cohesionar el grupo y atemperar los ánimos tras años de enredos

Jordi Quixano
Lloris, durante el partido ante Islandia.
Lloris, durante el partido ante Islandia.MARTIN BUREAU (AFP)

De nuevo fue capital para alcanzar las semifinales de la Eurocopa porque marcó un gol y erosionó como pocos a la zaga islandesa, que no sabía ya por dónde le venía el peligro. Pero Antoine Griezmann no tenía ganas de hablar y pasó por la zona mixta con el mate en la mano, el semblante serio y negando ante las sucesivas demandas de los periodistas. Hasta que le nombraron a Hugo Lloris (Niza; 29 años), los guantes de Francia, y se detuvo justo en la puerta de salida. "Uffff", soltó de primeras: “Una vez más se ha visto su nivel en ese córner [un remate a bocajarro de Ingason]. Yo vi la pelota entrar, pero puso la mano a tiempo. Increíble, ¿no?”. Una palomita sensacional del número 1 de Francia, que suma 80 duelos bajo los palos y que desde hace 56 lleva el brazalete, más que ningún otro futbolista en la historia de su selección —el segundo es el ahora técnico Deschamps, con 54— por más que sea un capitán que ordene con la voz queda.

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Francia ha sido durante años la casa de los enredos, una batahola continua desde el Mundial de 2010, cuando un motín del equipo puso en jaque a la federación por expulsar a Anelka, que insultó al técnico Raymond Doménech. En 2012 fue Ben Arfa el que se encaró con el seleccionador Laurent Blanc y Nasri se enmarañó con los periodistas al acusarles de “escribir mierda” para, dos años más tarde, dejar el equipo al ser rechazado por Deschamps para el Mundial de Sudáfrica. Hace poco fue el escándalo del presunto chantaje sexual de Benzema a su compañero Valbuena, el positivo de Sakho por ingerir un quemador de grasa y el corte de mangas de Pogba a la afición en el segundo duelo de este torneo, que se dio por bueno al querer aceptarlo como parte de su baile en el festejo de los goles. “La competición es larga y los grandes jugadores se hacen esperar para los momentos importantes”, resolvió Lloris, esquivando la polémica, invitando a la calma y ganando tiempo para Pogba. Un discurso de capitán.

Escogido para llevar el brazalete por Blanc tras Sudáfrica, Lloris tomó el relevo de un Evra que estaba sancionado por la federación debido al susodicho motín. Aunque la decisión levantó ampollas en su momento por el perfil introvertido del portero, el paso del tiempo ha dejado un poso de calma de puertas para dentro de Clairefontaine, donde Deschamps gobierna y se pone para la foto y Lloris aúna las voluntades y caracteres. “El capitán asume sus responsabilidades en el césped y fuera de él. Lo más importante es ser aceptado en el grupo”, explicaba el meta a France Football. Eso lo tiene. Así se lo reconoció el presidente de la federación, Noël Le Graët: “Para ser un líder no basta con gritar, hay que ser respetado. Alguien que dice palabras adecuadas, pocas pero justas”. Abunda el preparador de los metas galos, Franck Raviot: “Un capitán es un líder de ejemplaridad que aporta su lucidez, su capacidad de discernir. Ser un líder no es ser un ladrador, sino dar ejemplo y mostrar el buen camino. Eso hace Hugo”.

Tras el Mundial 2010 y la última Eurocopa, necesitábamos una persona con humildad y él es el ejemplo Bacary Sagna, lateral de Francia

En el vestuario tampoco tienen dudas sobre el liderazgo del portero del Tottenham, recientemente vinculado con la portería del Madrid y del Manchester United. “Tras el Mundial 2010 y la última Eurocopa, necesitábamos una persona con humildad y él es el ejemplo. No habla mucho por su forma de ser, pero cuando lo necesitamos, aparece”, resuelve el lateral Sagna con un castellano pulido. “Es un buen capitán, con mucha experiencia y capacidad para transmitirla”, dice el mediocentro Sissoko; “nos puede liderar y su carácter es lo que necesitamos”. Se suma Umtiti, el central que ha fichado el Barcelona: “Aunque no hable mucho, cuando lo hace el grupo escucha. En el vestuario siempre tenemos en cuenta su opinión”. Y remata Rami, central del Sevilla: “Es una persona muy seria, pero también un muy buen compañero que cuando tiene que hablar, habla”. Y juega.

Aunque le costó adaptarse a la Premier, hasta el punto de que empezó como suplente del veterano Brad Friedel, ya se ha consagrado. “Es uno de los mejores del mundo”, le elogió hace unos meses su entrenador Mauricio Pochettino. Los bleus lo ven igual. “¡É un grande!”, le define en italiano y a grito pelado Paul Pogba cuando se marcha de la zona mixta tras batir a Islandia. “Está entre los cinco porteros top. Le necesitamos para el resto de la competición”, remarca Sissoko. “Es el mejor del torneo y aún crecerá más. Ha vuelto a demostrar al mundo entero que puede ser decisivo”, apunta Sagna. “Hace muy bien el poco trabajo que le toca hacer. Siempre está concentrado”, ahonda Rami. “Nos da seguridad porque lleva tiempo demostrando que se puede confiar en él. Es de los mejores que hay”, agrega Umtiti. Y Griezmann puntualiza: “Además es simpático y muy buena persona”. Y todo un capitán que recoge el brazalete de Platini, Papin, Deschamps, Blanc, Desailly, Vieira, Zidane y Evra. Quizá no tiene el grito en la boca ni el consejo imperativo, pero sí ese carácter asambleario de la República Francesa que exigía su selección.

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