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Ruth Beitia gana su tercer oro europeo consecutivo

La española logra su tercer título continental consecutivo a un mes de los Juegos Olímpicos, su gran asignatura pendiente

Ruth Beitia, tras ganar el oro en el Campeonato de Europa.
Ruth Beitia, tras ganar el oro en el Campeonato de Europa. Geert Vanden Wijngaert (AP)

El primer salto de Ruth Beitia fue de alegría y para ella, para una española a punto de hacer historia, fue la primera ovación realmente sonora que se escuchó en el Estadio Olímpico de Ámsterdam, ahora sí, con las gradas llenas. Ruth entró en el estadio derrochando simpatía: abrazo a la mascota —Adam, león travieso y amsterdamita— y, acto seguido, otro aún más efusivo para su rival.

En competición, nada de amigos. Tras el paseo por las dos primeras alturas —1,84 y 1,89 metros superados a la primera— empieza la sangría. El 1,93 del listón parece ser la barrera, el filtro mortal para muchas atletas europeas. Ruth supera lo supera al segundo intento. Seis rivales fuera. La cántabra vuelve a aplaudir pidiendo ovación a las gradas. La peligrosa italiana Alessia Trost también, y su compatriota Desirée Rossit y la ucraniana Oksana Okuneva... Beitia sigue tirada en el suelo viendo caer una a una a sus rivales. Hoy, nada de consejos —como en el mitin de Madrid de este junio en Moratalaz, donde Alessia Trost acabó igualando la marca de Beitia tras recibir un consejo suyo—.

Quedan cinco atletas para el 1,96m y Ruth se tapa la cabeza porque conforme sube el listón, aumenta la presión... y la adrenalina. Se le ve en el gesto de entusiasmo tras pasar nítidamente esa altura en el primer intento. En ese momento, Ruth sabe que una de las tres medallas es suya. La recta final a tres empieza en el 1,98 entre la búlgara Mirela Demireva, la lituana Palsyte Airine y la española, que pasa el listón a la primera mientras el resto del equipo español va cayendo eliminado en las semifinales de 400, 800 y 1500 metros lisos, en longitud (luego Bruno Hortelano rozaría la medalla en los 100 m, pero quedó cuarto con 10,12s). Ruth, eufórica, se tira de los pelos por si acaso no es verdad. "No sabía aún que tenía el oro. Aquí, hasta que la segunda no tira el listón no sabes que has ganado". Poco después, el oro era suyo. "Me sabe a 26 años caminando con una persona maravillosa que se llama Ramón Torralbo, que tengo unas ganas de dejaros y llamarle...".

Para decirle que, en la misma ciudad que hace 15 años conseguía su primer oro internacional con un salto de 1,87, pero con viento frío y el apoyo del público, que agradece expresamente, vuelve a conseguir el oro y su decimotercera medalla internacional. Esta vez, haciendo historia, porque Ruth Beitia acababa de convertirse en la primera europea en hombres y mujeres en ganar tres títulos europeos en su especialidad. "Estos campeonatos los voy a recordar como uno más. Evidentemente, ahora es mi momento especial, el aquí y el ahora, el momento de explosión, pero los recordaré como uno más y sobre todo como la vuelta, y espero que no sea el cierre, donde empecé mis medallas, que fueron aquí en el Europeo sub 23".

Ahora, solo le queda cumplir un sueño: la medalla en unos Juegos Olímpicos. Mañana se vuelve para prepararlos a su tierra, a Santander. En Río lo tendrá más duro contra las estadounidenses, como la jovencísima Vashti Cunningham, que a sus 18 años superó por un centímetro (1,99 m) a Beitia en los Mundiales de Portland. Pero hoy, Beitia no quiere pensar en eso. "Lo primero es tomarme una cerveza ahora para celebrarlo".

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