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Alberto Contador abandona el Tour de Francia

El ciclista del Tinkoff, que marchaba 20º en la general, se retira con un golpe de fiebre a 100 kilómetros de la meta de Andorra

Carlos Arribas
Contador, en la etapa de ayer
Contador, en la etapa de ayerYOAN VALAT (EFE)

Alberto Contador no llegó a Andorra, donde terminó la novena etapa del Tour, la más montañosa por el momento, pues puso pie a tierra cuando la carrera aún estaba en Cataluña, a mitad de la ascensión del puerto del Cantó, de primera categoría. Un golpe de fiebre con el que amaneció en su hotel de Vielha remató al ciclista de Pinto en un Tour que comenzó torcido: dos caídas en los dos primeros días le habían supuesto una merma en el rendimiento contabilizada en el momento de su abandono en 3m 12s, la distancia que le separaba del líder Chris Froome y que le hacía ir 20º en la general. Es el segundo abandono de Contador en una carrera. La primera ocasión fue en 2014, poco después de sufrir una caída que le provocó una profunda herida en la rodilla.

"Ahora solo quiero pensar en preparar bien la Vuelta lo antes posible, no me puedo ya plantear participar en los Juegos de Río", dijo Contador horas después. "Me he encontrado ya mal desde por la mañana, muy febril. He intentado probarme entrando en la fuga de la Bonaigua pero he visto enseguida que tenía las piernas vacías. Desde la caída nunca he estado bien, con las piernas hinchadas, sin sentirme a gusto. No me quedaba otra opción que retirarme". El ciclista español, que partía en Normandía como uno de los tres favoritos para la victoria final junto a Chris Froome y Nairo Quintana, viajará a Madrid para someterse a revisión médica y comprobar que no hay ninguna lesión oculta tras la caída, pues sospecha que sufre una rotura de fibras.

Unos minutos antes de su retirada, uno de los directores de su equipo, el británico Sean Yates, declaró que al levantarse por la mañana, el ciclista español le había dicho que no se sentía nada bien, y que tenía un poco de fiebre. Durante la etapa, Contador se despidió de sus últimas fuerzas a su estilo, participando en un ataque salvaje en la Bonaigua junto a otros tenores, como Valverde o Henao. Levantó el pie rápidamente y fue absorbido por el pelotón. Allí se colocó a cola y se dejó caer varias veces hasta la altura del coche del Tinkoff para hablar con otro director, Steven de Jongh, y también con su mecánico de confianza de toda la vida, Faustino Muñoz, su principal motivador y coachmental. Finalmente, la visita se convirtió en un pie a tierra en la cuneta del Cantó, a media ascensión, cuando se llevaban recorridos 80 kilómetros de la etapa. Inmediatamente Contador se montó en un coche del equipo despidiéndose triste con un gesto a la cámara televisiva, un "no podía más".

La maldición del año par

Contador, de 33 años, disputaba el noveno Tour de su carrera. Ha ganado los de 2007 y 2009 y ha sido descalificado por dopaje tras ganar el de 2010 también, por lo que no aparece en la clasificación general oficial final de ningún Tour disputado en año par. En 2006 no pudo participar porque la carrera no admitió a su equipo, el Astana de Manolo Saiz por su implicación en la Operación Puerto; en 2008, el Tour tampoco admitió a su Astana, entonces dirigido por el exciclista belga Johan Bruyneel, como castigo a los positivos de los corredores kazajos Vinokúrov y Kashechkin el año anterior, y en 2012, Contador estaba suspendido.

Mientras se podría apelar a una fantástica maldición del año par, una explicación más racional del abandono del corredor del mundo en activo con mejor palmarés (tres Vueltas, dos Giros y dos Tours en su vitrina) hablaría de la maldición Tinkoff, el curioso equipo en el que corre, un equipo en descomposición desde que su caprichoso dueño, el millonario ruso Oleg Tinkov, anunció su disolución a comienzos de año.

Falta de apoyo

En el Tinkoff, en el que los directores deben acatar los caprichos tácticos y emotivos del dueño, Contador nunca ha contado en este Tour con el apoyo de los compañeros en sus momentos más duros. Justamente la víspera, al final de la etapa que acabó en Bagnères de Luchon tras el descenso del Peyresourde, Contador admitió que el dueño había decidido que el checo Roman Kreuziger pasaba a ser el líder del equipo y que él debía trabajar en su apoyo.

"Si hubiera estado en un equipo normal, Alberto no se retira", dice una persona de confianza del ciclista español, que los dos próximos años correrá en el Segafredo-Trek. "En un equipo normal, con apoyo de sus compañeros, gente muy buena como Sagan, Kreuziger y Majka, Alberto habría perdido 50s y no tendría la moral por los suelos. Alberto es un duro y un cabezón, no habría abandonado sencillamente por sentirse mal. No han sido ni la caída ni la fiebre solamente, ha sido la falta de equipo la que le ha decidido".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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