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Entre Froome y los demás, un mundo

Con Nairo a tres minutos en la general, el inglés logra en la contrarreloj ventaja suficiente para defenderse tranquilo en los Alpes

Carlos Arribas
Christopher Froome.
Christopher Froome.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
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Los paisajes en apariencia más apacibles esconden a menudo las mayores violencias. El mistral, que no cesa sino que aumenta su fuerza y sus ráfagas, limpia el cielo de Provenza, que es luminoso y claro desde detrás de un cristal, y hasta es agradable el movimiento de las copas de los árboles en el paisaje calizo, y los campos de lavanda, manchas moradas agitadas, casi acunadas con dulzura, parece, y fragantes. Pero, delante de los cristales, pedaleando en bicicletas sin más protección que sus cuerpos chupados, en el cañón del Ardèche y en las carreteras estrechas que suben a las alturas, el viento ruge y empuja de lado a lado, violento, y Nairo Quintana, apenas un palmo de alto, apenas 55 kilos en la báscula, debe pedalear casi espatarrado para mantener el equilibrio y no salir volando, y agarra el manillar por los lados para poder controlar la bicicleta.

El Tour es esto, una rutina que solo un golpe de genio puede cambiar.

Clasificación de la 13º etapa del Tour 2016.
Clasificación de la 13º etapa del Tour 2016.letour.fr

Gana la contrarreloj Tom Dumoulin, especialista holandés de metro noventa, que conoce el viento frío y aprende a amarlo en los diques azotados, y Chris Froome, que también ronda el metro noventa, queda segundo, y a todos los escaladores que le atosigaban desde los Pirineos y en el Ventoux accidentado, los manda lejos por fin, a diferencias que se cuentan ya en minutos, no en segundos. Un poco más cerca deja a Bauke a Mollema, otro holandés del Mar del Norte que disfruta cuando sopla fuerte y que también sabe escalar, tan finito, le saca menos de un minuto, pero le tiene a casi dos en la general, y a 2m 45s al joven Adam Yates, inglés y escalador valiente, y a Nairo, el gran derrotado, a 2m 59s, y una sensación deprimente de ya visto. Como siempre, en los Alpes, como en 2013, como en 2015, toca remontada.

Clasificación general del Tour 2016 tras la 13º etapa.
Clasificación general del Tour 2016 tras la 13º etapa.letour.fr

“¡Agárrate, Nairo! ¡Agárrate, Nairo!”, le grita desde el coche su director, José Luis Arrieta, que ve cómo el Tour, un año más, se les escapa. No solo sufren los pequeñitos, los reyes de la mejor relación peso-potencia que les hace gigantes en la montaña, como el colombiano que perdió 2m 5s con Chris Froome en los 37,5 kilómetros de la contrarreloj, o como Richie Porte, el australiano bajito que, sin embargo, es contrarrelojista diplomado, y cede el mismo tiempo al inglés dominante. Dumoulin dijo que había pasado miedo y que tuvo que cambiar de ruedas para que no se le fuera la bici, aunque, como todos salvo Dan Martin llevó la lenticular trasera, la que garantiza los bandazos y el tembleque. Y a Froome, que se golpeaba académico los codos con las rodillas en cada pedalada y se movía menos que nadie de lado a lado, se le iba casi el casco en las ventoleras, en los vientos que soplaban de frente, de cara, de espalda, de lado, y no paraban.

Dumoulin, que se olvidó de la general a comienzos del Tour y se dedica a ganar etapas –ganó en los Pirineos, en Arcalís, con su magnífico estilo de rodador, y ganó en Provenza, en el valle del Ródano abierto--, también tuvo la lucidez de admitir que solo le había podido sacar un minuto a Froome, el ciclista más fuerte del Tour en todos los terrenos ya visitados, porque él no disputa todos los días a tope, y puede relajarse y no agobiarse por un segundo, como sufren los que disputan la general.

Nairo disputa la general y para resistir la travesía desde Andorra golpeada por la tramontana y el mistral desbocados de julio ha debido moverse con el piñón del 11 y en cabeza del pelotón todos los días, generando adrenalina y estrés agotadores, y temiendo perder el Tour en cada curva. “Nairo ha pagado eso. Ha pagado también el caos y el miedo del Ventoux, donde nos contó que una moto se le cruzó y le cerró en la derecha, y se tuvo que agarrar a la moto para no caerse, y dejarse llevar unos metros para poder salir del embudo”, dice Arrieta. “A Nairo lo ha desgastado el viento. En la crono ha cedido al menos 40s más de lo que pensábamos solo por eso. Pero ahora llegan los Alpes. Hay al menos cuatro días muy duros para poder, por fin, atacar fuerte. Y con un solo día puede valer”.

Arrieta habla de Fihnaut-Emosson, del Mont Blanc, de la casi cronoescalada, de la Joux Plane, y dice que Nairo está sereno, confiado y con piernas aún. Y se le oye y se recuerda otros años, épocas anteriores a las de Nairo incluso, cuando siempre se decía que en el Tour los escaladores siempre llegan a la montaña machacados del llano y sin energía, y que, encima, Froome es también un gran escalador, si no el mejor. Y, como de costumbre, llegará a la tercera semana con un colchón de tiempo suficiente para sentirse gestor de su victoria.

 

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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