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¿Alguien puede parar a Simone Biles?

La gimnasta estadounidense se estrena en unos Juegos sin haber perdido un solo Mundial en el ciclo olímpico y con un programa aún más complicado

A. IRÍBAR
Simone Biles durante el campeonato del Mundo de gimnasia en 2015.
Simone Biles durante el campeonato del Mundo de gimnasia en 2015.PHIL NOBLE

Hace 40 años Nadia Comaneci se convirtió en la estrella de Montreal 76 al lograr el primer 10,00 de la historia olímpica. Ningún atleta, ningún nadador, brilló más que la pequeña gimnasta rumana de 14 años en aquellos Juegos. "She is perfect" [es perfecta] tituló su hazaña en portada la revista Time. La misma revista ha elegido a otra gimnasta para vender los Juegos de Río 2016. Es Simone Biles. Ni Phelps ni Bolt. Una bomba en el tapiz que promete pulverizar todos los récords de la gimnasia.

El titular de la revista, estadounidense como Biles, lo dice todo. "The Games changer" es un juego de palabras tan perfecto como los ejercicios de la Comaneci. Un juego que habla de una gimnasta revolucionaria y que ha cambiado su deporte para siempre.

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Biles, que tiene 19 años, no tiene experiencia olímpica, como no la tenía Nadia. Pero lleva tres años, tres Mundiales consecutivos, sin conocer la derrota gracias a un programa inigualable en riesgo, innovador, y hecho casi siempre con maestría. Es tan difícil lo que hace la explosiva gimnasta de Spring (Texas) que podría caerse varias veces y aún así nadie amenazaría su triunfo, aseguran los entendidos. La nueva reina de la gimnasia tampoco se parece físicamente en nada a la Nadia de Montreal. La niña seria y rectilínea de mirada perdida se ha transformado en una mujer compacta, fuerte, de musculatura notable y siempre sonriente. Porque cuando Biles compite se divierte, o eso es al menos lo que parece al ver a esta chica realizar las piruetas más complejas en el suelo o los mortales más asombrosos sobre la barra.

La gimnasia tampoco tiene nada que ver con la que se hacía hace 40 años. Los aparatos han evolucionado para facilitar las acrobacias más temerarias, Rumania ni siquiera se ha clasificado por equipos para las Juegos, ya no existe el 10 que encumbró a la Comaneci y el código de puntuación premia a esas gimnastas que se atreven a hacer lo que ninguna otra (la nota de dificultad se suma a la de ejecución). El más difícil todavía. Como Simone Biles.

Nadie duda de que Biles se llevará el oro individual en Río salvo hecatombe porque ni la bellísima y clásica Mustafina ni su compatriota Laurie Hernández parecen a la altura del desafío.

No hay ejercicio de suelo más complicado que el de la americana que, además, ha logrado introducir en el código una acrobacia que lleva su nombre, uno de los mayores honores que puede recibir un gimnasta y que solo logran los que realizan el elemento en una gran competición oficial. El Biles es un doble en plancha que termina con medio giro antes de aterrizar a ciegas (y casi siempre con una sonrisa) sobre el tapiz.

Biles es la reina de la dificultad. No solo domina el Amanar en potro, un salto que obliga a dar dos piruetas y media antes de aterrizar en la colchoneta y que está entre los más arriesgados del mundo, sino que cuenta con otro de igual dificultad en su repertorio; ha añadido medio giro a su mortal adelante en la barra y solo en las paralelas asimétricas, el hueso de todo el equipo estadounidense, la pequeña y explosiva gimnasta no está entre las candidatas a medalla.

Una estrella de seis años

Nadie duda de que Biles se llevará el oro individual en Río salvo hecatombe porque ni la bellísima y clásica Mustafina ni su compatriota Laurie Hernández parecen a la altura del desafío. Y debería sumar sin problemas el oro por equipos y en suelo y competir por el primer puesto en salto y, si todo le va bien, en la barra. La campeona del mundo desafiaría así la cosecha de Comaneci (tres oros, una plata y un bronce).

Simone Biles en los trials este mes de julio.l
Simone Biles en los trials este mes de julio.lGregory Bull

La responsable del palmarés de Biles y de su desarrollo como gimnasta es Aimee Boorman, su entrenadora desde que la vio aparecer con seis años en la puerta del gimnasio en el que trabajaban y que vio en esa niña la campeona que sería. Desde entonces no se han separado y hoy trabajan en una instalación construida por los familiares de la gimnasta —su abuelo y su mujer se hicieron cargo de ella a los tres años— en Spring, una ciudad de 55.000 habitantes.

Decía Boorman en la prensa estadounidense que Biles tiene la habilidad de saber dónde está su cuerpo en todo momento cuando vuela y una facilidad infinita para probar nuevos elementos y aprenderlos en un tiempo récord. Ahora, además, tiene la oportunidad de igualar a Comaneci.

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Sobre la firma

A. IRÍBAR
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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