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Espíritu optimista y olor a podrido

Los efluvios pestilentes de la laguna de Jacarepaguá no hacen mella en el ambiente que envuelve a los deportistas españoles, dispuesta a igualar las 17 medallas de 2012

Diego Torres
La delegación española tras izar la bandera en la Villa Olímpica.
La delegación española tras izar la bandera en la Villa Olímpica.ESTEBAN BIBA (EFE)

Las ráfagas de brisa tropical procedentes de la laguna de Jacarepaguá transportaban hasta la Villa Olímpica un inconfundible aroma cloacal. El espíritu faraónico de los organizadores de los Juegos soslayó la ausencia de servicios como el tratamiento de aguas construyendo las torres más altas de Río y traspasando por el camino los volúmenes de edificación legalmente prescritos hasta el momento. Todo para que los atletas del mundo gozaran del mítico recinto que, olimpiada tras olimpiada, acoge a las delegaciones del acontecimiento ecuménico por excelencia. El equipo de España no fue la excepción cuando este miércoles se formó para asistir al izado de bandera en la plaza central. La peste no hace mella en el entusiasmo de los muchachos, que, según las predicciones de los expertos, se colgarán en torno a 20 medallas, en la estela de los Juegos de 2012, cuando los españoles conquistaron 17 trofeos, tres de oro, 10 de plata y cuatro de bronce.

“Yo ya he cumplido mi sueño olímpico, yo ya he conocido a Rafa Nadal”, dijo Juan Peralta. El pistard navarro sintetizó en una explosión de sentimentalismo la divisa que inspiró Coubertin —lo importante es participar—, expresión de la idea de que, traspasado el umbral, ya es imposible perder. La Villa y sus efímeros habitantes encierran la magia de los Juegos. Pero las relaciones sociales privilegiadas no son el único motivo de optimismo entre los excursionistas españoles. Los cálculos de probabilidades de los técnicos próximos al Consejo Superior de Deportes señalan resultados propios de un país con una salud deportiva notable.

Natación y atletismo

“Podemos estar en torno a las 18 medallas”, dijo Miguel Cardenal, responsable gubernamental español como secretario de Estado para el Deporte.

Nadie cree que España pueda superar en Río la cota de 22 medallas de los Juegos de Barcelona. Pero los análisis señalan que la delegación reune talento de alta calidad en las tres disciplinas olímpicas por excelencia, el atletismo, la natación y la gimnasia. Sobre este fundamento se añaden las bazas en deportes minoritarios como el bádminton, el piragüismo, el taekwondo, el triatlón y la vela. El equipo de baloncesto y los tenistas constituyen el colofón popular de la armada. En el tenis, sin embargo, el favorito para subirse al podio no es Nadal sino Garbiñe Muguruza.

En el campeonato de atletismo el vallista Orlando Ortega, el marchador Miguel Ángel López y la saltadora de altura Ruth Beitia, son firmes candidatos a la medalla, probabilidad máxima que los especialistas en previsiones señalan con un 0,5, considerando que existen un 50% de imponderables capaces de dilapidar al mejor posicionado. En natación Mireia Belmonte posee las mismas posibilidades que Beitia, solo que multiplicadas por las tres pruebas en las que destaca, los 200 mariposa, los 400 estilos y los 800 libres. En gimnasia, el equipo de rítmica se asoma con firmeza.

La jugadora de bádminton Carolina Marín, la piragüista de aguas bravas Maialen Chourraut, el taekwondista Joel González, el especialista en triatlón Mario Mola, y las navegantes de las especialidades de R5 y 49er, completan el núcleo duro de los aspirantes españoles a medallas.

En total los estudios indican que España tiene 53 opciones de medallas; pero que solo es realista vaticinar unas 17, seis masculinas, nueve femeninas y dos mixtas.

Blanco al frente

Alejandro Blanco, el presidente del Comité Olímpico Español, que fue yudoca y directivo de la federación, supervisó el izado de bandera en la Villa con la autoridad de un mariscal. Firmes como soldados los yudocas fueron los primeros en acudir al evento.

El yudo español ha pasado por mejores tiempos. Según los analistas, estos Juegos no llegan en el momento más propicio para un resurgimiento. Pero a Laura Gómez, la brava yudoca valenciana, nadie le gana en optimismo. “Sustituyo presión por ilusión”, dijo, tras el acto en la Villa, en sintonía con el clima positivo que parece envolver a sus paisanos en vísperas de la inauguración.

Sugoi Uriarte, compañero de batallas de Laura Gómez, se mostró igualmente predispuesto a las empresas atrevidas. “Tengo hambre de revancha”, dijo, recordando que en Londres se quedó cuarto, la peor posición posible, la más próxima a las medallas y la más decepcionante para la mayoría de los deportistas.

Uriarte tiene 32 años y los expertos del CSD no lo sitúan entre los más favorecidos por la coyuntura. La competición dictará sentencia a partir del sábado.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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