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Michael Phelps pierde a lo grande

Joe Schooling, entrenado por el español Sergi López, gana el primer oro olímpico de Singapur en un 100m mariposa inaudito. Phelps, Cseh y Le Clos fueron plata

Diego Torres
Michael Phelps (i), Chad le Clos (c) y Laszlo Cseh, medallistas de plata en 100m mariposa.
Michael Phelps (i), Chad le Clos (c) y Laszlo Cseh, medallistas de plata en 100m mariposa.Clive Rose (Getty Images)

En julio de 2008 el señor Colin Schooling, empresario de Singapur, organizó la concentración del equipo de natación de Estados Unidos en su club de campo, camino de los Juegos de Pekín. El hijo del anfitrión, Joseph, que por entonces tenía 13 años y estudiaba en el instituto Anglo-Chino, aprovechó la ocasión para hacerse una foto con su ídolo, Michael Phelps. “Veo la foto ahora”, dice, “y compruebo que estaba tan emocionado que no sonreía. Solo abría la boca, ¡pasmado!”.

Este viernes en la piscina olímpica de Rio, Michael Phelps volvió a encontrarse con Joseph Schooling camino de la final de los 100 metros mariposa. Y por primera vez en estos Juegos, el nadador más grande que ha existido se quedó sin el oro. La medalla dorada fue para Joseph Schooling, que, a sus 21 años, se convirtió en el primer campeón olímpico de la historia de Singapur.

Joseph Schooling posa con la medalla de oro.
Joseph Schooling posa con la medalla de oro.Clive Rose (Getty)

Pocas veces se reunieron mariposistas más célebres en una final olímpica. Schooling, que había obtenido el mejor tiempo de clasificación (50,83s), salió al poyete encapuchado con un batín de guata granate, como un boxeador. Lo secundaron Phelps, triple récordman mundial; el húngaro Laszlo Cseh, veterano de tres olimpiadas y autor de un 50,86s este año; y el estridente sudafricano Chad le Clos, campeón mundial en 2015 y plata olímpica en Londres.

El armazón de Schooling contrastó con el de sus colegas, todos flacos, todos longilíneos de cintura estrecha. Él pertenece a la especie de los mesomorfos. Lo que se dice, un gordito. Pura potencia. Salió como un tiro. Su tiempo de reacción fue de 0,61 segundos. El mismo que Le Clos. Dicen los médicos que el cerebro no puede responder más rápido a un silbato. Schooling se lanzó a toda mecha y sacó medio cuerpo de ventaja a toda la oposición en el primer 50, en donde hizo 23. Cseh pasó en 24,06s, Le Clos en 24,09s y Phelps en 24,16s. El viraje del 100 mariposa siempre es decisivo, sobre todo si Phelps está implicado. Es en el regreso donde cazó a Crocker en Atenas, a Cavic en Pekín y a Le Clos en Londres. Pero no pudo con Schooling. El campeón no solo defendió su ventaja inicial sino que viró más rápido y aceleró para completar la mejor vuelta de la carrera: 26,75s. Su marca definitiva, 50,39s, le convierte en el nadador más veloz que ha existido enfundado en un bañador textil.

Adam Pretty (Getty)

El regreso fue una tormenta de brazos empujándose por el agua para atrapar a Schooling. En la piscina cundió la confusión. Cuando los nadadores se giraron para ver los marcadores hubo un momento de incredulidad en el fragor del griterío del público. Había ocurrido otro hecho sin precedentes en el olimpismo: por primera vez en la historia se producía un triple empate: Phelps, Le Clos y Cseh tocaron la segunda pared en 51,14s. Los corredores tienden a pensar que actúan solos contra el tiempo del reloj. En Río, estos tres viejos compañeros de competición descubrieron que, durante menos de un minuto, fueron el mismo hombre contra el enemigo común. Ganó el tiempo. Ganó Schooling. El más joven. Los cuatro lo celebraron metidos en el agua, con un ataque de risa.

Schooling parecía atónito. “Phelps”, recordó, “me dijo: ‘Buen trabajo’. Yo le dije: ¿por qué no sigues cuatro años más y volvemos a correr en Tokio? Y él me dijo: ‘¡De ninguna manera! Eso no va a ocurrir!”.

Entrenado desde los 13 años por el español Sergi López, primer medallista de la historia de la natación española en los Juegos de Seúl y actual seleccionador de Singapur, el campeón meneaba la cabeza. “Esto ha sido una locura”, dijo. “No acabo de asumirlo. Creo que necesitaré un par de días para comprender la magnitud de lo que ha ocurrido. Para mí ha sido un honor nadar junto a Laszlo, Chad y Michael. Esta carrera ha sido más grande que yo. Es más importante para mi familia y para mi país que para mí”.

La ceremonia de premiación fue tan irregular como todo lo que sucedió previamente. Chad le Clos cogió a Phelps y a Cseh de la mano y subieron juntos el escalón del segundo puesto levantando los brazos, dichosos, felices de la unión. “Chad”, recordó Cseh, “tuvo una gran idea porque somos buenos amigos y llevamos muchos años compitiendo juntos. Hacerlo así fue lo correcto”.

Phelps acababa de perder la última prueba individual de su vida. Pero parecía más feliz que después de varios de sus triunfos. “Ha sido grandioso poder inspirar a los niños”, dijo. “Eso ha sido lo mejor de estos años. Yo quería cambiar la natación. Siempre perseguí eso. Que los niños soñaran. Que muchos niños soñaran. Creo que lo mejor de esta experiencia es que nosotros, Chad, Laszlo y yo, lo hemos logrado. Que crean en sí mismos y que piensen que el límite es el cielo”.

“Todo el mundo me pregunta si no seguiré”, se reía el estadounidense. “¡No! Me quedo como estoy. No quiero nadar más. Volví para despedirme. Y estoy contento con esta despedida. Estoy contento con cómo ha ido esta final. Estoy orgulloso de Joe. Es evidente que ha nadado mejor que todos nosotros. He podido seguir de cerca su evolución. Lo he visto crecer y convertirse en el gran nadador que es hoy. Ya estoy listo para retirarme”.

Joe es Joseph Schooling, que miraba a su ídolo anonadado mientras hablaba en la conferencia que ofrecieron juntos los cuatro del podio. Phelps estaba exultante. “Recuerdo cuando conocí a Joe”, dijo, “en aquella concentración en Singapur con el equipo de USA... Me impresionó porque alrededor de la piscina estaba lleno de monos y los monos nos robaban las barritas energéticas. Los monos volaban por las calles. Todavía recuerdo aquellos monos. Me pareció genial”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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