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Mónica Puig, el oro de Puerto Rico

La puertorriqueña, de 22 años y ascendencia catalana, vence a la alemana Kerber en la final femenina (6-3, 4-6 y 6-1, en 2h 08m) y se convierte en la primera campeona olímpica en la historia de su país

Alejandro Ciriza
Puig celebra su triunfo envuelta en una bandera de su país.
Puig celebra su triunfo envuelta en una bandera de su país.Dean Mouhtaropoulos (Getty )

“Es Puig, no Puch”. Pese a que nunca ha renunciado a sus raíces catalanas, Mónica Puig (San Juan, Puerto Rico; 22 años) matizaba de inmediato en un pasillo del All England Tennis Club de Wimbledon, hace poco más de un mes. De abuelos españoles, menudita y fuerte, es desde ayer una de las deportistas más importantes de la historia de su país. No en vano, venció a Angelique Kerber en la final individual femenina (6-3, 4-6 y 6-1, después de 2h, 08m) y se colgó el oro olímpico. Se convirtió, por tanto, en la primera mujer que conquista una medalla para Puerto Rico y la primera deportista que logra un oro para su nación.

En 68 años, Puerto Rico tan solo había cosechado ocho medallas, ninguna de oro y ninguna de una mujer. Pero llegó Puig

Puig se coronó después de un recorrido extraordinario, en el que dejó en la cuneta a jugadores del calibre de Garbiñe Muguruza (cuatro del mundo y campeona este año de Roland Garros), Petra Kvitova (doble campeona de Wimbledon y bronce en Río, tras el 7-5, 2-6 y 6-2 a Madison Keys) y en la final de ayer a Kerber, ganadora este curso del Abierto de Australia y finalista en Londres. Un trazado difícil de imaginar para la 34ª del mundo, todavía en plena formación y crecimiento deportivo, con solo un título aún en su palmarés (Estrasburgo 2014) y una sola final (Sidney 2016).

Después de vencer a Kerber, en lo alto del podio, la puertorriqueña rompió a llorar. Antes había hecho gala de su compromiso patriótico, al envolverse con una bandera de Puerto Rico en el centro de la pista. Y es que Puig, residente en Miami y entrenada por el argentino Nacho Todero, ha sido tentada varias veces por la Federación Estadounidense de Tenis (USTA) para que se pusiera a su disposición, a lo que ella correspondió con un no, gracias.

"Soy muy fiel a donde nací y de donde vengo. Soy muy latina y amo a Puerto Rico con todo mi corazón. Mientras juegue a tenis defenderé a Puerto Rico", expresó esta semana en Río, antes de batirse por el oro contra Kerber, a la que nunca le había vencido. Sí esta vez, en la que volvió a demostrar que le gusta la vía directa, los palos; pegarle duro con la derecha, al fin y al cabo. Otra clave, la disposición. "Soy agresiva en la cancha, apasionada con lo que hago. Tengo una actitud cojonuda, el fuego boricua dentro de mí, y cuando me pongo una meta sé que lo puedo lograr", manifestó.

En sus 68 años de trayectoria olímpica, Puerto Rico tan solo había cosechado ocho medallas (dos platas y ocho bronces), ninguna de oro y ninguna de una mujer. Pues bien, llegó Puig, que no Puch, apodada Pica Power en su tierra, y terminó de golpe con esa doble negación. Ella es ahora el símbolo dorado de su país.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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