Serena, ante el reto de Federer

Ahí estaban sus amiguitos, en su box: Jay Z, Beyoncé. Esto es Nueva York. Porque, con ella, todo es show, raqueta en mano o no, en la pista o en cualquier otro escenario, donde se atreve con casi todo. Por supuesto, con el baile y el twerking, que para eso ha presumido siempre de trasero, y qué mejor espacio para lucir contoneo que el videoclip de su amiga, de la voz, de la estrella del pop. No perdía detalle Beyoncé de lo que hacía la número uno del tenis mundial, porque si pestañeaba podía perdérselo: Serena Williams, una vez más, estaba haciendo historia. Avanzó la reina, lo que no supone mayor noticia, pero su triunfo frente a Vania King (doble 6-3) conlleva el enésimo reconocimiento, pues igualó el registro de Martina Navratilova, hasta ahora la jugadora con más triunfos (306) en partidos del Grand Slam.

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Después de dar caza en Wimbledon a otra figura, Chris Evert (299), alcanzó ahora en Nueva York a la checa. Más lejos queda Steffi Graf (278), con quien ya se equiparó en el All England Tennis Club en lo que a grandes títulos se refiere (22), y en el presente torneo puede situarse a solo uno de la plusmarca de Margaret Court (24). Sin embargo, antes, de camino, tiene ante sí otro reto de grandes dimensiones: si supera a la sueca Johanna Larsson la madrugada del viernes al sábado, la estadounidense igualará las 307 victorias de Roger Federer, y en el caso de prosperar un solo peldaño más, quedará registrada en los libros como la tenista más triunfadora en las citas correspondientes a los cuatro majors.

Es Serena Jameka Williams Price, la mujer que, recuerda la marca deportiva que le patrocina en un anuncio, salió del suburbio más peligroso para dibujar una leyenda y dominar el mundo del tenis. Contabiliza ya esas 306 victorias (88%), por solo 42 derrotas en los grandes torneos, y apunta al gran Federer. Y, como es norma, en este torneo también juega mermada, puesto que llegó a Nueva York con molestias en el hombro. “Está estable, está estable”, tranquilizó. “Tengo que seguir cuidándolo así, porque han sido solo dos partidos y quiero ser capaz de jugar siete. Aún no he llegado ni siquiera a la mitad del camino”, indicó después de firmar 13 aces.

A punto de cumplir los 35 –lo hará el próximo 26 de septiembre–, la norteamericana no pierde el apetito y conserva un discurso ambicioso. “Todavía sigo en este deporte y nunca me he detenido a mirar hacia atrás para ver todo lo que he hecho. No quiero caer en la complacencia”, señaló Williams, elogiada por su compatriota King, última en ceder ante la número uno. “Mi entrenador me pregunta antes de cada torneo: ¿Quién crees que va a ganar? Y yo siempre digo: Serena. ¿Acaso se puede nombrar a alguien más? Si pierde, una siempre se sorprende. Da igual en qué forma esté. Ella es la mejor del mundo y probablemente la mejor tenista de todos los tiempos”, sentenció King.

No miro atrás para ver qué he hecho. No quiero caer en la complacencia" Serena Williams

A diferencia de otras ocasiones, Serena juega en Nueva York con la presión de saber que puede perder el trono que defenderá, independientemente de lo que ocurra en Flushing Meadows, durante 186 semanas, el mismo listón que estableció Graf. Pero desde atrás empuja Angelique Kerber, por lo que no puede permitirse ninguna concesión: si la alemana obtiene el trofeo, su segundo grande del año tras Australia, le arrebataría la máxima condición. Ella, mientras, sigue a lo suyo: “Cuando ellos están aquí”, en referencia a Jay Z, Beyoncé, “intento jugar de la mejor forma posible, porque ellos son famosos y hacen de forma increíble su trabajo, así que yo también intento demostrarles que soy buena en el mío”.

Y ahora, por delante, el desafío más próximo: situarse a la misma altura de otro que no lo hace nada mal. Un tal Roger Federer. De campeón a campeona.