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Viñales logra su primera victoria en Silverstone

El piloto de 21 años se gradúa en el GP de Gran Bretaña superando a Honda y a Yamaha con la Suzuki, que vuelve a ganar nueve años después

Nadia Tronchoni
Viñale celebra su victoria en el GP de Gran Betraña.
Viñale celebra su victoria en el GP de Gran Betraña. OLI SCARFF (AFP)

Maverick Viñales es un tipo con las ideas claras. Y las palabras justas. Con los sueños al alcance de la mano. Porque se los trabaja. Y porque tiene un talento natural para ir en moto. Con eso le sobra.

Tozudo. Seguro de sí mismo. Con errores, meteduras de pata y derrochando arrojo por la pista, ha llegado a MotoGP para codearse con los mejores. Solo con su carácter, el de un chico que sabe que algún día será campeón del mundo, se pueden desoír todas las voces ajenas y escuchar solo la de uno mismo. Para confiar en un proyecto en ciernes como el de Suzuki y creer que se puede ser competitivo. Lo demostró desde el primer día. Ha tardado año y medio en subirse a lo más alto del podio, pero ha logrado lo que parecía un imposible: ganar a las Honda y a las Yamaha, y en condiciones de seco, en circunstancias normales, sin factores extraños que pudieran poner pero alguno a su hazaña. El piloto de Roses, de 21 años, logró este domingo en Silverstone su primera victoria en MotoGP. La primera para Suzuki en nueve años, desde que Chris Vermeulen venciera en Le Mans, el 2007.

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Y menuda exhibición la del catalán, fino, controlando la carrera, clavando sus tiempos por vuelta, mimando los neumáticos, cada giro más inalcanzable. Lo había avisado. La Suzuki siempre se ha sentido mejor con temperaturas más bajas, como las que se encontró este fin de semana, cuando apenas se superaron los 18º. Y en este trazado respondía de maravilla en aceleración, después del trabajo realizado en el último test en Brno: tenía más agarre trasero, no se le levantaba la rueda delantera a la salida de las curvas y, por ende, podía usar más potencia. Todo ello ayudaba a que pudiera controlar mejor el gas y así trabajar en que los neumáticos llegaran mejor a final de carrera, su tarea pendiente hasta ahora.

Viñales salió lanzado. Tercero en parrilla, le bastó medio circuito para colocarse en cabeza. En dos giros ya le sacaba casi un segundo a Cal Crutchlow. En seis vueltas, ya eran 2,5 segundos de distancia respecto a Rossi, entonces su perseguidor, que pasó toda la prueba peleándose con el británico y con Márquez por un puesto en el podio. Como la Suzuki, esa Suzuki dócil y veloz, competía a su ritmo, siempre entre medio segundo y un par de décimas más veloz por vuelta (acabó con 3,4s de ventaja), los duelos, los adelantamientos, que los hubo y de los que alteran los nervios, se produjeron a unos cuantos metros de distancia del chico.

Lorenzo, a 64 puntos de Márquez

De aquel grupo que buscaba hacerse un hueco en el podio pronto quedó descolgado Lorenzo, apenas unas décimas más lentos, lo suficiente. Nunca se encontró cómodo el mallorquín, con unas suspensiones demasiado duras para poder tragar tanto bache y unos neumáticos que no le daban confianza. Ocurre que los cambios en el reglamento de los últimos años, la recuperación de Ducati y el regreso al Mundial de casas como Suzuki han propiciado carreras como la de este gran premio de Gran Bretaña, en la que los tiempos por vuelta de los primeros siete pilotos apenas se diferenciaban en dos o tres décimas de segundo, en la que el podio no se definió hasta la última vuelta y en la pelea por el quinto puesto acabaron involucrados tipos como Márquez y Pedrosa.

Viñales, en el podio.
Viñales, en el podio.O.S. (AFP)

En este Mundial en el que Crutchlow volvió a subirse al cajón con una Honda satélite y ya han ganado, con Viñales, siete pilotos distintos, quienes pelean por el título no pueden despistarse. Se despistó Lorenzo, que ahora está a 64 puntos del líder, y acabó octavo. No lo se despista últimamente Valentino Rossi. Pero tampoco Marc Márquez, que cumple con su palabra. Aunque no llevaba el neumático idóneo (los pilotos con las gomas más duras fueron los que subieron al podio) atacó cuando faltaban seis vueltas. Rodaba quinto en aquel grupo compacto que habían formado Iannone (que se caería poco después), Rossi, Crutchlow, él, Pedrosa y (de vez en cuando, se acercaba por la cola) Dovizioso. Se fue a por Rossi. Agresivo como hacía tiempo no se le veía. Dijo que arriesgaría. Que debía hacerlo para defender del liderato. Y lo hizo. Tanto arriesgó que persiguió al italiano durante tres giros, le buscó el interior, le tocó, en la famosa Brooklands (curva 16, poco antes de la recta de meta), se fue largo… Y cuando quiso retomarle el pulso a la carrera, peleando por el segundo puesto (a dos giros del final) con Crutchlow, llegó tan pasado de frenada a la contrarrecta que se salió de la pista. Cuando volvió lo hizo por detrás de Pedrosa, quinto. Pero aun le quedaron agallas y gomas para adelantarle en la última vuelta. Un final de los que acostumbraba hace años.

Accidente en la primera curva y bandera roja

Se vio una moto volar por los aires y el paddock entero se estremeció. A los pocos segundos Dirección de carrera mostró la bandera roja. La carrera estaba suspendida. No se había completado ni una vuelta. Un incidente en la curva uno entre Loris Baz y Pol Espargaró, en la cola del grupo, dejó una moto destrozada, un montón de pequeñas piezas desparramadas por el asfalto, las dos máquinas en medio de la pista, y, lo más importante, un piloto inconsciente. El francés Baz, del equipo Avintia, con una Ducati satélite, había quedado tendido en el suelo, bocabajo, inmóvil. Así que la carrera se paró principalmente para que pudiera ser atendido inmediatamente por los servicios médicos allí mismo. Acudió en pocos minutos la ambulancia y el coche medicalizado. Y poco después se informó de que había recuperado la consciencia. Por aquel entonces, Espargaró ya había salido de la pista en camilla, consciente. Baz lo haría algo más tarde en ambulancia, saludando a la grada.

Ambos fueron trasladados al centro médico para un estudio más exhaustivo de sus dolencias tras el accidente. Y aunque no sufrieron lesiones de gravedad (Baz, sin daños cerebrales; Espargaró, aquejado del tobillo, pero sin fractura), ninguno de los dos participó en la carrera, que se retomó, a 19 vueltas, una menos de lo habitual, tan solo unos minutos más tarde.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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