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Golpe de mano del Atlético de Madrid ante el PSV en Eindhoven

Un gol de Saúl y un penalti inexistente detenido por Oblak propician una victoria clave para el Atlético. El PSV se cerró atrás durante 80 minutos

Ladislao J. Moñino
Saúl conecta la volea que dio la victoria al Atlético ante el PSV.
Saúl conecta la volea que dio la victoria al Atlético ante el PSV.Dean M. (Getty)

Un Atlético de dos pieles, dominador y contragolpeador, dio un golpe de autoridad en Eindhoven. La victoria le acomoda estupendamente en el grupo, donde la presencia del Bayern le obligaba a puntuar por si la lucha final apunta más a la segunda plaza que a la primera. Tuvo el viento a favor en los detalles al borde del descanso con el gol de Saúl y el penalti detenido por Oblak. Con el tanto de ventaja, luego jugó a administrar esa renta. Sufrió al final el acoso local, una lluvia de balones colgados que defendió como pudo y con algún susto.

El partido ofreció una lectura que apunta a ese intento de Simeone por dirigir a un equipo más completo, capaz de jugar con diferentes propuestas. El técnico concedió la titularidad a Giménez, relegado desde la semifinal de Múnich por un penalti infantil y también a Gaitán, el fichaje destinado a aportarle ojos y buen pie a la gran asignatura pendiente del equipo. Es en los últimos metros donde al Atlético le suele costar horrores combinar con fluidez. Giménez, junto a Godín, tuvo que pasar una dura prueba ante el larguirucho De Jong. En sus prolongaciones de cabeza hacia Narsinhg pareció residir el gran argumento ofensivo del PSV, muy cauto con esa defensa de tres centrales que ya dispuso el curso pasado en el Calderón en la vuelta de los octavos de final.

De Jong amenazó con todo su repertorio y avisó de su peligrosidad con un gol de cabeza anulado por falta previa de Héctor Moreno sobre Filipe Luis. Previamente había peinado la pelota para Narsingh y había forzado el córner. No habían transcurrido diez minutos de juego y el Atlético supo en esa jugada dónde estaba su gran amenaza.

Escorado a la derecha, Gaitán enseñó su mejor repertorio jugando hacia adentro. Lo ha sacado Simeone del flanco izquierdo, donde hizo carrera en el Benfica. Le prefiere el técnico argentino en ese perfil, donde su cambio de ritmo y el interior de su bota izquierda tienen mucho que ofrecer a un equipo que aún se está acostumbrando a tener que dominar desde la pelota. El PSV, en su propia casa, se la concedió de inicio. Es un síntoma del crecimiento del Atlético en estos últimos años y también de la creencia generalizada de que entregarle el balón puede ser una ventaja. El propio Simeone parece haber interiorizado esa necesidad y en ese ejercicio de mejora Koke ha multiplicado sus intervenciones por el centro. Hasta ahora ha sido su cambio táctico más significativo.

A la intención de Koke de dirigir se sumó el resto del equipo. Con Juanfran picando por su banda más que Filipe, también con un ojo en Narsingh. Fue en ese último cuarto de campo donde se trabó toda su intención de jugar la pelota por abajo. Le faltaba precisión para redondear ese dominio, nacido también de una ambiciosa presión arriba desde el inicio que luego moderaría.

Lesión muscular de Tiago

Saúl, tras el gol.
Saúl, tras el gol.AFP

En ese intento por abrir huecos con las circulaciones, se vio a Griezmann demasiado desconectado del juego a la izquierda, como a Gameiro, única referencia en punta. Aún les falta ese punto de conexión entre ellos y con el juego. Enseñan movimientos atractivos, pero no terminan de culminarlos con precisión. Ahí Gaitán, dentro de sus intermitencias, sí descubrió el jugador que es en la pared con Juanfran que originó el gol. De repente, se clavó en el área, de espaldas, y erguido, soltó el tacón para habilitar a Juanfran. El gesto fue tan sorprendente y tan amenazante que Willems, estupefacto y asustado, se limitó a mandar la pelota a córner. Al saque, Saúl cazó su propio rechace en un remate acrobático. Una tijera frontal en el aire que ajustó a media altura y al palo derecho de Zoet.

El tanto, al borde del descanso, parecía un golpe duro para el PSV. Más duro aún fue que Oblak le detuviera a Guardado el penalti inexistente de Giménez a Narsingh. En esta jugada el Atlético volvió a caer en el mismo error que le costó el empate con el Alavés. Al límite del tiempo concedió vida al contrario.

La parada de Oblak a Guardado, lanzándose a su izquierda, sirvió para que el meta se sacudiera esa etiqueta de portero inmóvil que se ganó en la tanda de penaltis de Milán y también para dejar el partido donde quería Simeone. Con 0-1 el Atlético mudó de piel para ser ese equipo juntito, replegado y contragolpeador que se acentuó con la el cambio de Gaitán por Tiago, que sufrió una leisón muscular en los minutos finales. La idea la pudo concretar Gameiro en un par de ocasiones. Sin ese gol definitivo, al Atlético le tocó sufrir. Pero ahí se maneja como nadie.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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