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Consuelo para Muguruza

Después de caer en dos primeros partidos, Garbiñe cierra el Masters de Singapur con una victoria frente a la veterana Kuznetsova (3-6, 6-0 y 6-1, en 1h 34m), que ya tenía resuelto su pase a las semifinales

Alejandro Ciriza
Muguruza se despide del público de Singapur.
Muguruza se despide del público de Singapur.Clive Brunskill (Getty )

Salió el día con neblina en Singapur y en consonancia amaneció Garbiñe Muguruza, dormilona, de esas personas a las que les cuesta activar los biorritmos, pero que cuando lo hace tiene cuerda y recorrido para rato. Era un viernes remolón, porque después de haber perdido los dos primeros partidos en esta Copa de Maestras, ya sin opción alguna, volver a saltar la pista para jugar un partido intrascendente cuesta a estas alturas, con la temporada consumida y el cuerpo y la mente al límite.

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Así que la historia en esta última cita para ella transcurrió acorde al día, esto es, con la neblina al principio –set inicial en contra, sin claridad alguna– y la salida del sol después, metiéndose con fuerza entre los rascacielos y pidiendo espacio. Eso es lo que hizo Garbiñe, a la que le costó situarse, pero que a la que lo hizo le dio un meneo (3-6, 6-0 y 6-1, en 1h 34m) a la veterana Kuznetsova (31 años), la ruda Sveta, que jugaba con el viento absolutamente a favor al saber que el billete para las semifinales ya estaba en su bolsillo, después de haber ganados sus dos primeros compromisos a pesar de la paliza que lleva encima.

Logró Muguruza la victoria de la honrilla, algo de consuelo, un poquito –puntos y la recompensa económica–, porque haberse marchado de Singapur con el casillero en blanco le hubiera dejado un regusto demasiado amargo para un año que visto en perspectiva solo puede ser positivo, con un trofeo de Roland Garros ya en su estantería. Venció por un arrebato, por bemoles, porque la concesión del primer parcial le tocó la fibra y tenía que sacar adelante el partido como fuera. Y, en este sentido, tiró de su mejor pócima: nada que perder ya, salvo el ego herido, luego con todo hacia adelante. De este modo zarandeó a Kuznetsova, a la que dicho sea de paso tampoco le convenía meterse en ningún lío porque era mucho más recomendable guardar fuerzas de cara a las semifinales, en las que se medirá a Dominika Cibulkova.

La rusa se llevó el primer set, pero luego encajó una tunda entendida en el debido contexto, es decir, en el escenario de que se dejó llevar y cuidó al máximo sus reservas: serie de 10 juegos a uno. En realidad, era un pulso que no le interesaba demasiado a la una (eliminada) ni a la otra (clasificada y con rival fija), porque todo estaba decidido y en el fondo les resultó casi hasta incómodo. Lo estuvo Garbiñe hasta que se soltó, sin presión ni ataduras, y todas esas vacilaciones que puedan merodear por su cabeza se quedaron a un lado.

Disparó 31 ganadores y redujo a la de San Petersburgo en los dos siguientes parciales (23’ y 41’) para firmar una victoria en su despedida e irse con una sonrisa. Lo mejor, pensaron las dos, era que se resolviese rápido y cada una cogiera su camino. Muguruza rumbo a casa, pensando en reparar el tobillo izquierdo y de soslayo en la pretemporada, y Kuznetsova hacia el hotel, con el fin de no perder el tiempo y ponerse a punto para el duelo que la aguarda.

SEMIFINALES DE LAS WTA FINALS

SÁBADO, 29 DE OCTUBRE:

No antes de las 10.00 (Tdp): Svetlana Kuznetsova - Dominika Cibulkova.

No antes de las 13.30 (Tdp)
: Angelique Kerber - Agnieszka Radwanska.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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